El Ego. Iván DuránЧитать онлайн книгу.
espiritual, es el máximo propósito de la Conciencia Tridimensional. La mente humana es muy deseada por ella debido a que allí sus fuerzas ensimismadas crean una infinidad de egos que permiten taponear (bloquear) la subida de la energía, resguardando así el nivel material tridimensional.
Esta conciencia es experta en hacer caer a la mente al plano de la materia, en hacerla soñar y en apegarla al superficial argumento tridimensional; de esta manera la hace olvidarse de su memoria espiritual que es el Ser. A consecuencia de esto, hoy las personas están hipnotizadas y subyugadas por lo material, desconectadas del sentido real de la existencia que es la unión con la luz-espíritu-conciencia.
¿Por qué el ego apega a la mente al mundo material? Básicamente porque (como veremos detalladamente después), el ego proviene del instinto, por lo tanto cuando la mente de la persona se identifica con el ego, éste la hace caer al plano de energías vitales dejándola atrapada en esos magnéticos y alegóricos mundos.
El gran poder sugestivo que posee la Conciencia Tridimensional es capaz no sólo de desconectar a la humanidad de lo divino, sino que, además, le inventa un mundo espiritual falso en donde la persona confunde el fetichismo, la idolatría, las supersticiones, las creencias y los dogmas con el espíritu. Tal es el engaño que le hace al ser humano que lo convence que él es espiritual cuando, en realidad, su espiritualidad es un acto sólo alegórico mental. La humanidad confunde el tener una “creencia” con el espíritu, no saben que la verdadera experiencia con lo espiritual trasciende la mente, que es algo que no tiene que ver con pertenecer a algún grupo dogmático, idea o pensamiento.
El camino correcto para producir la iluminación y la universalización de la mente debería ser que la energía subiera hasta los centros superiores y allí se trasmutara en espíritu, sin embargo la Conciencia Tridimensional a través de sus fuerzas centrípetas fabrica un “techo” psíquico que no deja que la energía ascienda, produciéndose un “rebote” que hace caer a la mente a los planos bajos inconscientes.
Entonces vemos que los humanos somos limitados psicológicamente debido a que nuestra energía no alcanza a llegar arriba y transformarse en conciencia espiritual; ella se queda “atascada”, perdiendo la conciencia de sí misma, obedeciendo, como un robot, las leyes de la tridimensión material.
Cuando se intuye que algo impide la espiritualización de la mente, surge una importante pregunta: ¿quién provoca este estancamiento evolutivo de la humanidad? Es la Conciencia Tridimensional la encargada de impedir que la mente logre despertar e iluminarse; y para lograrlo utiliza su energía magnética centrípeta gravitatoria con la cual fabrica unos “tapones” que desconectan a la persona de su parte espiritual. Estos tapones se componen principalmente de tres elementos energéticos psíquicos: el ego, la mente alegórica y la emoción pasional (más adelante los estudiaremos uno por uno).
Es importante saber que la Conciencia universal o espíritu, debido al respeto que tiene por el libre albedrío, no se opone a que esta estructura egótica de alegorías y de emocionalidad pasional formen una capa que anule y opaque la intensidad lumínica del espíritu. Entonces la decisión de evolucionar rápida o lentamente queda en manos de las propias personas. Ellas, de acuerdo con lo hipnotizadas que estén con el mundo sensorial tridimensional material, decidirán tomar el camino de diluir esos tapones o dejarse engañar por ellos.
Los tapones
Son los culpables de la involución humana
· En este gráfico vemos que la Conciencia Tridimensional encierra a las personas en una dimensión egótica, alegórica y pasional, adormeciéndolas, sugestionándolas y desconectándolas del espíritu.
· Los tapones: ego, mente alegórica y emoción pasional poseen un magnetismo que hace caer la mente de las personas, introduciéndolas en este mundo ilusorio (tercera dimensión).
· un ser humano engañado por la Conciencia Tridimensional y sus tapones se convierte en materialista olvidándose del Ser que es espiritualidad real, autoconsciente y universal.
· La Conciencia Tridimensional es una conciencia que no vemos, que se apodera de nuestra mente e identidad, convirtiéndonos en un ego.
· Es difícil percibir a la Conciencia Tridimensional, ella es invisible y experta en el camuflaje.
· Esta Conciencia nos adormece, nos “tienta” y nos apega al mundo sensorial y material.
· La Conciencia Tridimensional, con el ego, la mente alegórica y la emoción pasional, crea un techo psíquico que no deja que nuestra energía suba al espíritu.
· La Conciencia Tridimensional usa muchísimos trucos para engañar a la mente de las personas y hacerlas vivir en este estado egótico.
· La Conciencia Tridimensional es cien por ciento materialista. No sabe del espíritu, ni le interesa saber.
· Toda persona que no tenga autoconsciencia será una víctima de la Conciencia Tridimensional. Nunca se dará cuenta que su verdadera identidad fue usurpada por el ego.
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En palabras simples: ¿qué son los tapones? Los tapones son tres elementos psicoenergéticos que impiden que la conciencia humana se desarrolle y se eleve a los planos altos, puros, autoconscientes y espirituales; ellos no dejan que la energía sea transmutada en espíritu. De este modo, la persona queda en un estado de semiconsciencia atrapada en esta baja, alegórica y oscura tercera dimensión material. El ego le da autorreferencia, comprimiéndole y achicándole la mente a la persona, bajándole el nivel de conciencia y reduciéndole la visión objetiva; la mente alegórica “mete” a la psiquis en un mundo metafórico, simbólico e ilusorio que es este argumento tridimensional, y la emoción pasional “pega”, magnetiza a las personas entre ellas y con las cosas del mundo, quedando la gente impedida de experimentar el amor universal, llegando a sentir sólo un amor limitado y egótico.
La Conciencia Tridimensional es una misteriosa y desconocida conciencia egotista, que ha estado comprimiendo e individualizando al psiquismo humano desde hace una infinidad de tiempo. Se caracteriza por ser difícil de detectar, pues se esconde en la propia identidad de las personas (ego). Ella es una astuta conciencia que regula y hace funcionar toda la parte material del universo. Sin su inteligencia todo sería caótico y desordenado, en la naturaleza manifestada (flora y fauna) actúa como instinto y en la mente humana lo hace como ego.
El ser humano posee un psiquismo cohesionado. Gracias a esta conciencia recolecta, a través del ego, energía, configurándole una individualidad, es decir, sin la Conciencia Tridimensional los cuerpos físicos no tendrían la conciencia de separatividad. Ella se preocupa en atraer las energías para que la psiquis tenga una estructura y así la persona pueda adquirir la sensación de “yoísmo”, o sea, el sentido de individualidad psicológica que necesita tener un sujeto para decir: “yo me llamo Pedro”, la proporciona esta conciencia egotizante.
La Conciencia Tridimensional se dedica a recolectar, a través de los egos, la energía necesaria para darle consistencia y solidez a la psiquis, al igual que el instinto lo hace para mantener al cuerpo físico compactado y funcionando.
Veamos lo aprendido hasta aquí desde un punto de vista más global: existen dos espacios de conciencia en donde la psiquis fluctúa, uno es el estado espiritual cuya principal característica es que la mente es autoconsciente y universal y el otro es cuando la mente cae, haciéndose adicta a los planos magnéticos e inconscientes del instinto. Allí, el comportamiento humano es mecánico, sin discernimiento, sin autoconsciencia, materialista y desvinculado de lo divino.
No se necesita ser un sabio para darse cuenta que la humanidad entera se mueve abajo, en la parte con menos conciencia. Entonces debemos hacernos la siguiente pregunta: ¿qué elemento es capaz de hacer caer a la mente humana a los niveles instintivos? La Conciencia Tridimensional ha creado una frecuencia energética centrípeta sin conciencia de sí misma que enclaustra a la mente en un mundo ilusorio y crepuscular, en donde