Como Lo Ve Bill. Anonimo Читать онлайн книгу.
Sin importar la suerte que nos toque —los éxitos o los fracasos mundanos, las penas y los placeres, la enfermedad o la salud, e incluso la muerte— podemos llevar una vida de posibilidades ilimitadas si estamos dispuestos a perseverar en nuestro despertar por medio de los Doce Pasos de A.A.
GRAPEVINE, Diciembre de 1957
9
El Grupo y la Comunidad Mundial
En el momento en que este trabajo de Paso Doce resulta en la formación de un grupo, se descubre otra cosa — que la mayoría de los individuos no pueden recuperarse a menos que exista un grupo. Se da cuenta de que el individuo no es sino una pequeña parte de una gran totalidad; que para la preservación de la Comunidad, no hay ningún sacrificio personal que sea demasiado grande. Va descubriendo que tiene que silenciar el clamor de sus deseos y ambiciones personales, cuando éstos pudieran perjudicar al grupo.
Resulta evidente que si no sobrevive el grupo, tampoco sobrevivirá el individuo.
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“El miembro solitario marinero, el A.A. que se ha ido a la guerra en ultramar — todos estos miembros saben que pertenecen a la comunidad mundial de A.A., que su separación no es sino física, que sus compañeros pueden estar tan cerca como el siguiente puerto de escala. De altísima importancia es que tienen la certeza de que la gracia de Dios está con ellos en alta mar o en su remoto puesto fronterizo, al igual que está en su propio hogar”.
1. DOCE Y DOCE, pág. 126
2. CARTA, 1966
10
Desde la Obscuridad
Nos valemos del autoexamen para iluminar el lado oscuro de nuestra naturaleza con una nueva visión, acción y gracia. Es un paso que dimos hacia el cultivo de esta clase de humildad que nos hace posible recibir la ayuda de Dios. Pero no es más que un solo paso. Vamos a querer ir más lejos.
Querremos que crezca y florezca lo bueno que hay en todos nosotros, incluso en los peores de nosotros. Sin duda necesitaremos aire fresco y comida en abundancia. Pero sobre todo querremos la luz del sol; hay poco que pueda crecer en la oscuridad. La meditación es nuestro paso hacia el sol.
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“Parece que una luz clara nos baña a todos cuando abrimos los ojos. Ya que nuestra ceguera está causada por nuestros propios defectos, primero tenemos que darnos profunda cuenta de cuáles son éstos. La meditación constructiva es el primer requisito para cada nueva etapa de nuestro desarrollo espiritual”.
1. DOCE Y DOCE, pág. 98
2. CARTA, 1946
11
Cantidad o Calidad
“En cuanto a este asunto de las recaídas, yo no me sentiría muy desanimado. Creo que estás sufriendo muchísimo debido a un sentimiento de culpabilidad innecesario. Por alguna que otra razón, el Señor ha dispuesto para algunos de nosotros los caminos más empinados y supongo que estás siguiendo uno de ellos. Dios no nos pide que tengamos éxito, sino solamente que tratemos de tenerlo. Sin duda, estás tratando, y has estado tratando de tenerlo. Así que no me alejaría de A.A. a causa de cualquier sentimiento de desilusión o de vergüenza. Es precisamente el lugar en donde debes estar. ¿Por qué no tratas de ser sólo un miembro? No es necesario que lleves a cuestas la totalidad de A.A.
“Lo que cuenta no es simplemente la cantidad de cosas buenas que haces, sino también la calidad.
“Sobre todo, hazlo un día a la vez”.
CARTA, 1958
12
En Busca del Oro Falso
La soberbia es la que genera la mayoría de las dificultades humanas, y es el principal obstáculo al verdadero progreso. La soberbia nos hace caer en la trampa de imponer en nosotros mismos y en otra gente exigencias que no se pueden cumplir sin pervertir o abusar de los instintos que Dios nos ha dotado. Cuando la satisfacción de nuestro instinto de sexo, de seguridad y de disfrutar de la compañía de nuestros semejantes se convierte en la única meta de nuestras vidas, entonces aparece la soberbia para justificar nuestros excesos.
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Puedo lograr la “humildad para hoy” únicamente en la medida en que evite la marisma de la culpabilidad y la rebeldía, y esa hermosa pero engañosa tierra donde se hallan desparramadas las monedas de la Soberbia. De esta manera, puedo encontrar y seguir andando por el Camino de la Humildad que se extiende entre la una y la otra. Por lo tanto, siempre es apropiado hacer un inventario que me puede indicar que me he desviado del camino.
1. DOCE Y DOCE, págs. 48-49
2. GRAPEVINE, Junio de 1961
13
El Don Compartido
A.A. es algo más que un conjunto de principios; es una sociedad de alcohólicos en acción. Debemos llevar el mensaje, pues, de no hacerlo, nosotros mismos podemos marchitarnos y aquellos a quienes no se les ha comunicado la verdad, pueden perecer.
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La fe es mucho más que nuestra más preciada dádiva; compartirla con otros es nuestra mayor responsabilidad. Que nosotros los A.A. busquemos continuamente la sabiduría y la buena voluntad que nos permitan cumplir con la obligación que el dador de todas las dádivas perfectas nos ha encomendado.
1. MANUAL DE SERVICIO, pág. 5
2. GRAPEVINE, Abril de 1961
14
Problemas de los Principiantes
Nos vemos tentados a volvernos muy posesivos con los recién llegados. Tal vez intentemos darles consejos respecto a sus asuntos, consejos que ni estamos capacitados para dar ni debemos ofrecer en absoluto. Entonces nos sentimos dolidos y confusos cuando se rechazan nuestros consejos, o cuando se aceptan y resultan en una confusión aun mayor.
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“No puedes hacer que un caballo beba agua si todavía prefiere cerveza, o está demasiado loco para saber lo que realmente quiere. Pon a su lado un cubo de agua, dile lo buena que es y por qué, y déjalo en paz.
“Si alguien realmente quiere emborracharse, no existe, que yo sepa, manera de prevenirlo — así que déjalo en paz, deja que se emborrache. Pero no le prives tampoco del cubo de agua”.
1. DOCE Y DOCE, pág. 109
2. CARTA, 1942
15
Los Valores Eternos
Mucha gente no quiere tener nada que ver con los valores espirituales absolutos. Dicen de los perfeccionistas, o rebosan de vanidad porque creen haber alcanzado algún objetivo imposible, o se sumen en el desprecio de sí mismos por no haberlo alcanzado.
Sin embargo, no creo que debamos ser de esta opinión. El que abusemos de los grandes ideales de vez en cuando, convirtiéndolos en pretextos superficiales para la culpabilidad, la rebeldía y la soberbia, no es culpa de los ideales en sí. Al contrario, pocos son los progresos que podemos hacer mientras no intentemos saber cuáles