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Obras Inmortales de Aristóteles. AristotelesЧитать онлайн книгу.

Obras Inmortales de Aristóteles - Aristoteles


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ser superficie no es ser blanca. La esencia tampoco se trata de la reunión de las dos cosas: superficie, blanco. ¿Por qué? Porque la palabra superficie se halla en la definición. Para que haya definición de la esencia de una cosa es necesario que en la proposición que expresa su carácter no se halla el nombre de esta cosa. De manera que si ser superficie blanca fuera ser superficie lisa, ser blanco y ser liso serían una sola y misma cosa.

      El sujeto puede asimismo hallarse unido a los otros modos del ser, porque cada cosa tiene un sujeto, como la cualidad, el tiempo, el lugar, el movimiento. Es necesario por tanto examinar si posee una definición de la forma sustancial de cada uno de estos compuestos y si tienen una forma sustancial. Para un hombre blanco, ¿existe forma sustancial de hombre blanco? Expresemos hombre blanco por la palabra vestido, y entonces, ¿qué es ser vestido? Seguramente no es un ser en sí. Una definición puede no ser definición de un ser en sí, o porque explique más que este ser, o explique menos. Y así puede definirse una cosa uniéndola a otra; por ejemplo, si queriendo definir lo blanco, se diese la definición del hombre blanco. Definiendo se puede soslayar alguna cosa; por ejemplo, si admitiendo que vestido significa hombre blanco, se define el vestido por lo blanco. Hombre blanco es blanco en verdad; pero la definición de la forma sustancial de hombre blanco no es blanco, sino vestido. Pero ¿existe o no una forma sustancial? Sí, la forma sustancial es lo que es realmente un ser. Pero cuando una cosa es el atributo de otra, no es una esencia. Y así el hombre blanco no es una esencia; solo las sustancias poseen una esencia.

      Conforme a lo que precede, existe una forma sustancial para todas las cosas, cuya noción es una definición. Una definición no es solamente la expresión adecuada a la noción de un objeto, porque en tal caso todo nombre sería una definición, puesto que todo nombre es adecuado a la noción de la cosa que expresa. La palabra Ilíada sería una definición. La definición es una expresión que designa un objeto primero: y por objeto primero entiendo todo aquel que en su noción se refiere a otro. Así pues, no habrá forma sustancial respecto de otros seres que de las especies en el género; ellas poseerán solamente este privilegio, porque la expresión que las define no indica una relación con otro ser, no muestra que sean modificaciones ni accidentes. En cuanto a todos los demás seres, la expresión que los designa, si tienen un nombre, debe significar que tal se encuentra en otro ser, o bien es una perífrasis en lugar de la expresión simple; pero estos seres no poseen definición ni forma sustancial.

      Sin embargo, ¿no podrá la definición entenderse también como el ser de diferentes formas? Porque el ser significa o la sustancia y la forma esencial, o cada uno de los atributos generales, la cantidad, la cualidad y todos los demás modos de este género. En efecto, así como existe ser en todas estas cosas, pero no bajo el mismo concepto, siendo una un ser primero y consecuencia de ella las demás, en igual manera la definición conviene propiamente a la sustancia y, sin embargo, se aplica desde un punto de vista a las diversas categorías. Podemos preguntar: ¿qué es la cualidad? La cualidad es un ser, pero no absolutamente; con la cualidad ocurre lo que con el no-ser, del cual algunos filósofos, para poder hablar de él, dicen que es, no porque propiamente sea, sino que él es el no-ser.

      Las investigaciones sobre la definición de cada ser no deben sobrepasar las que se hagan sobre la naturaleza misma del ser. Y así, puesto que sabemos de los que aquí tratamos, sabemos igualmente que existe una forma esencial por de pronto y absolutamente para las sustancias; después que existe forma esencial lo mismo que ser en las demás cosas; no forma esencial en el sentido absoluto, sino forma de la cualidad, forma de la cantidad. Estos diversos modos son seres, o bien en concepto de equivalentes de la sustancia, o bien en tanto que unidos a la sustancia o separados de ella, a la manera que se aplica la calificación de inteligible a la no inteligible. Pero evidentemente, estos diferentes seres no son equivalentes a la sustancia, no constituyen seres de idéntica forma. En este caso ocurre lo que con las diversas acepciones de la palabra medicinal, que se refiere a una y sola cosa, pero no son ni poseen el mismo sentido. La palabra medicinal, siendo una y sola cosa, puede aplicarse a un cuerpo, a una operación, a un vaso, pero no será bajo la misma definición, no expresará en todos los casos una y sola cosa; lo único que ocurre es que sus diferentes acepciones se refieren a una misma cosa.

      Poco importa la opinión que sobre esto se elija, cualquiera que ella sea. Lo comprobado es que la definición primera, la definición propiamente dicha y la forma pertenecen a las sustancias; que, sin embargo, existe definición y forma respecto de los demás objetos, pero no definición primera. Admitidos estos principios, no resulta inevitablemente de ellos que toda expresión adecuada a la noción de un objeto sea una definición. Esto solo es verdadero respecto a ciertos objetos. Lo será, por ejemplo, si el objeto es uno, no uno por consecuencia, como la Ilíada, ni por un vínculo, sino uno en las auténticas acepciones de la palabra. La unidad se entiende de tantas formas como el ser, y el ser expresa, o tal cosa determinada, o la cantidad, o la cualidad. En virtud de todo esto, existirá igualmente una forma sustancial, una definición de hombre blanco: pero una cosa será definición, otra la definición de lo blanco, y otra la definición de la sustancia.

      Parte V

      Veamos otra dificultad. Si se dice que la proposición que expresa a la vez el sujeto y el atributo no es una definición, ¿en qué caso un objeto, no un objeto simple, sino un objeto compuesto, podrá poseer una definición? Porque ineludiblemente la definición de un objeto compuesto ha de ser compuesta también. He aquí en qué caso. Tenemos de una parte nariz y romo, y de otra chato; chato abarca las dos cosas a la vez, porque la una está en la otra, y esto no es accidental. Lo romo, lo chato no son accidentalmente estados de la nariz; sino estados esenciales. No ocurre aquí como con lo blanco, que puede aplicarse a Calias, o a hombre, porque Calias es blanco, y Calias resulta que es un hombre; ocurre como con lo macho en el animal, lo igual en la cantidad, y con todas las propiedades denominadas atributos esenciales. Por atributos esenciales entiendo aquellos en cuya definición entra necesariamente la idea o el nombre del objeto del cual son ellos estados; que no pueden ser expresados, realizada la abstracción de este objeto; lo blanco puede abstraerse de la idea del hombre; lo macho, por lo contrario, resulta inseparable de la del animal. En vista de esto, o ninguno de los objetos compuestos poseerá esencia ni definición, o no será una definición primera; esto ya lo hicimos ver.

      Otra dificultad sucede también sobre este asunto. Si nariz roma y nariz chata son la misma cosa, romo y chato no difieren tampoco. Si se dice que difieren, porque es imposible decir chato sin expresar la cosa de la que chato es atributo esencial, porque la palabra chato significa nariz roma entonces, o será imposible utilizar la expresión: nariz chata, o decir dos veces la misma cosa, nariz nariz roma, pues nariz chata significará nariz nariz roma. Es, pues, absurdo admitir que posean una esencia objetos de este género; si la hay, se irá hasta el infinito, porque existirá igualmente una esencia para nariz nariz chata.

      Está, pues, claro, que no existe definición más que de la sustancia. En cuanto a las otras categorías, si se desea que sean susceptibles de definición, serán definiciones redundantes, como las de la cualidad, de lo impar, el cual no puede definirse sin el número; de lo macho que no se define sin el animal. Por definiciones redundantes entiendo aquellas en las que se dicen dos veces las mismas cosas, en cuyo caso se hallan estas de que tratamos. Si esto es exacto, no existirá tampoco definición que abrace a la vez el atributo y el sujeto; definición del número impar, por ejemplo. Pero se realizan definiciones de esta clase de objetos, sin notar que estas definiciones son artificiales. Concedamos, por lo demás, que estos objetos pueden definirse; y entonces, o habrá que definirlos de otra manera o, como ya hemos dicho, será necesario admitir diferentes especies de definiciones, diferentes especies de esencias. Y así, desde un punto de vista, no puede haber ni definición, ni esencia, sino respecto a las sustancias; desde otro, existe definición de los demás modos del ser.

      Está claro, por otra parte, que la definición es la expresión de la esencia, y que la esencia no se halla sino en las sustancias, o cuando menos se halla en las sustancias sobre todo, ante todo, y absolutamente.

      Parte VI

      Si la forma sustancial es lo mismo que cada ser o es diferente, es el punto que precisamos analizar. Esto nos vendrá bien para nuestra investigación sobre la sustancia. Un ser no se aparta, al parecer, de su propia esencia, y la forma es la esencia misma de cada ser.


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