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Obras Inmortales de Aristóteles. AristotelesЧитать онлайн книгу.

Obras Inmortales de Aristóteles - Aristoteles


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en acto no puede ser infinito, porque hay necesariamente cantidad en lo que existe en acto. El infinito es, pues, accidental. Pero explicamos que en tal caso no podía ser un principio, pues el principio es aquello de que el infinito es un accidente, el aire, el número par.

      Tales son las cuestiones generales relativas al infinito; vamos a demostrar ahora que el infinito no constituye parte de los objetos sensibles. Un ser limitado por superficies: he aquí la noción de cuerpo; no existe, pues, cuerpo infinito, ya sea sensible, ya inteligible. El número mismo, aunque independiente, no es infinito, porque el número, como todo lo que tiene un número, puede contarse. Si pasamos a los objetos físicos, prueba que no existen cuerpos infinitos lo siguiente: un cuerpo infinito no podría ser un cuerpo compuesto, ni un cuerpo simple. No se trata de un cuerpo compuesto desde el momento en que los cuerpos componentes son limitados en número. Es necesario, en efecto, que en lo compuesto exista equilibrio entre los elementos contrarios, y ninguno de ellos tiene que ser infinito. Si uno de dos cuerpos constituyentes fuese de alguna manera inferior en potencia, el finito sería absorbido por el infinito. En otro orden de cosas, es imposible que cada uno de los elementos sea infinito. El cuerpo es el que tiene dimensión en todos sentidos, y el infinito es aquello cuya dimensión no posee límites: y si hubiese un cuerpo infinito, sería infinito en todos los sentidos.

      El infinito tampoco puede ser un cuerpo uno y simple ni, como algunos piensan, una cosa fuera de los elementos, y de la que provienen los elementos. No se encuentra semejante cuerpo fuera de los elementos, porque todos los cuerpos se resuelven, y nada más, en los elementos de donde provienen. Está claro que no existe fuera de los cuerpos simples un elemento como el fuego, por ejemplo, o cualquier otro; porque sería necesario que fuese infinito, para que el todo, incluso siendo finito, pudiese ser o devenir este elemento, como en el caso del que habla Heráclito, el todo, dice, llega a ser o se hace fuego en ciertas circunstancias.

      El mismo razonamiento cabe respecto de la unidad, que los físicos colocan fuera de los elementos. Todo cambio tiene lugar de lo contrario a lo contrario, de lo frío a lo caliente, por ejemplo. Sin embargo, el cuerpo sensible ocupa un lugar determinado, y es el mismo lugar el que contiene el todo y sus partes: el todo y las partes de la tierra están también en el mismo lugar. Luego si el todo es homogéneo, o será inmóvil o estará en perpetuo movimiento; pero la última consideración es imposible. ¿Por qué se dirigiría hacia arriba más bien que hacia abajo o en una dirección cualquiera? Si el todo constituyese una masa de tierra, por ejemplo, ¿en qué punto podría moverse o permanecer inmóvil? El lugar que esta masa ocupa, el lugar de este cuerpo infinito, es infinito, y la masa le llenaría, por tanto, por completo. ¿Y cómo puede ser así? ¿Cuál puede ser en este caso la inmovilidad, cuál puede ser el movimiento? ¿Habría inmovilidad en todas las partes del lugar? Entonces jamás habría movimiento. Por el contrario, ¿hay movimiento en todas las partes del lugar? Entonces jamás habrá reposo. Pero si hay heterogeneidad en el todo, los lugares están entre sí, en la misma relación que las partes que ellos contienen. Por lo pronto, no hay unidad en el cuerpo que constituye el todo, sino unidad por contacto. Luego o el número de las especies de cuerpos que le componen es finito o es infinito. No es posible que este número sea finito; sin esto habría cuerpos infinitos, otros que no lo serían, siendo el todo infinito: lo sería el fuego, por ejemplo, o el agua. Pero semejante suposición es la destrucción de los cuerpos finitos. Mas si el número de las especies de cuerpos es infinito, y si son simples, habrá una infinidad de especies de lugares, de especies de elementos. Ahora bien, esto es imposible: el número de las especies de lugares es finito; luego el número de las especies de cuerpos que componen el todo es necesariamente finito.

      En general, un cuerpo no puede ser infinito, y de igual modo tampoco el lugar que contiene los cuerpos, puesto que todo cuerpo sensible es pesado o ligero. El cuerpo infinito tendría un movimiento, ya horizontal, ya de abajo a arriba. Pero ni el infinito todo y entero podría ser susceptible de semejante movimiento, ni la mitad del infinito, ni una parte cualquiera del infinito. ¿Cómo establecer la distinción, y por qué medio determinar que esto es lo bajo del infinito, aquello lo alto, el fin, el medio? Por otra parte, todo cuerpo sensible está en un lugar. Pero hay seis especies de lugar. ¿Dónde encontrarlas en el caso de la existencia de un cuerpo infinito? En una palabra, si es imposible que el lugar sea infinito, lo es que lo sea el cuerpo mismo. Lo que está en algún lugar está en alguna parte, es decir, que está arriba, abajo, o en los otros lugares. Ahora bien, cada uno de estos es un límite.

      No hay identidad entre el infinito en la magnitud, el infinito en el movimiento y el infinito en el tiempo; no son una sola y misma naturaleza. De estos tres infinitos, el que sigue se llama infinito por su relación con el que precede. A causa de su relación con la magnitud que experimenta un movimiento, una alteración, un aumento, se dice que es el movimiento infinito. El tiempo es infinito a causa de su relación con el movimiento.

      Parte XI

      El ser que muda o experimenta un cambio accidental, como si el músico se pasea, o tiene en sí algo que cambia, y este es el cambio así llamado. Todo cambio parcial está en este último caso: se cura el cuerpo, porque se cura el ojo. En fin, existe aquello cuyo movimiento es esencial y primero; quiero decir, lo que es móvil en sí. La misma distinción cabe respecto al motor. Se mueve accidental, parcial o absolutamente. Todo movimiento necesita un primer motor, una cosa movida, en un cierto tiempo, a partir de cierto punto y hacia cierto término. Las formas, modificaciones, lugares, que son el fin del movimiento de los seres que se mueven, son inmóviles, como la ciencia, el calor. No es el calor un movimiento, no es la calefacción.

      El cambio no accidental no se encuentra en todos los seres, sino únicamente en los contrarios y en los intermedios, y en los seres respecto de los cuales existe afirmación y negación. La inducción confirmará esto que adelanto.

      El cambio es, en los seres que se transforman, un tránsito, o de un sujeto a otro sujeto, o de lo que no es sujeto a otro sujeto; y llamo sujeto a aquello que se asienta por la afirmación. Existe, por tanto, necesidad de tres especies de cambios, porque el cambio de lo que no es sujeto a lo que no es sujeto no es un verdadero cambio. Aquí no existe contrarios, no existe tampoco afirmación y negación, si no existe oposición. El tránsito de lo que no es sujeto al estado del sujeto, en cuyo caso existe contradicción, este cambio es la producción; producción, absolutamente hablando, desde el punto de vista absoluto; producción determinada, si se trata de un ser determinado. El cambio de un sujeto en lo que no es sujeto, es destrucción: destrucción, absolutamente hablando, desde el punto de vista absoluto; destrucción determinada si se refiere a un ser determinado.

      Si el no ser se considera en muchas acepciones, y si el ser que consiste en la conveniencia o disconveniencia del atributo con el sujeto es inmóvil, lo propio ocurre con el ser en potencia, con el ser opuesto al ser propiamente dicho. Sin embargo, puede existir movimiento accidental de lo que no es blanco o de lo que no es bueno; lo no blanco puede ser un hombre. Pero lo que no posee de ninguna manera existencia determinada no puede jamás moverse; es imposible, en efecto, que el no ser se encuentre en movimiento. De aquí, es imposible que la producción sea un movimiento, porque lo que sobreviene es el no ser. Únicamente por accidente, sin duda alguna, es como el no ser se transforma; es cierto, sin embargo, que el no ser es el fondo de lo que deviene, o llega a ser en el sentido propio de esta expresión. Lo propio ocurre con respecto al reposo. Esto son dificultades insuperables. Añádase a esto que todo objeto en movimiento se encuentra en un lugar. Pero el no ser no está en un lugar, pues de otro modo estaría en alguna parte; luego la propia destrucción no es un movimiento. En efecto, lo contrario al movimiento es un movimiento o el reposo; luego lo contrario de la destrucción es la producción.

      Debido a que todo movimiento es un cambio; debido a que de los tres cambios que hemos expuesto, el cambio por la producción y el cambio por la destrucción no son movimientos, bien que sean el tránsito de lo contrario a lo contrario, no existe, necesariamente, más que un solo cambio verdadero, que es el sujeto en un sujeto. Los sujetos son o contrarios o intermedios. La privación es lo contrario del sujeto, y a veces una expresión afirmativa resigna la privación, como en estos ejemplos: ciego, negro.

      Parte XII

      Las categorías del ser son la esencia, la cualidad, el lugar, la acción y la pasión, la relación, la cantidad, etc.; el movimiento,


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