El ahora nunca resulta suficiente, pero es nuestra única certeza. Así lo sienten los protagonistas de Presente imperfecto; una serie de personajes reconocibles en sus dudas y debilidades que tratan de dar respuesta a sus incertidumbres sirviéndose de lo que creen recordar del ayer y de lo que desean —o temen— del mañana. Sus historias, entrelazadas a lo largo de los doce relatos que conforman este libro, nos asoman a la difícil búsqueda de la felicidad, a las contradicciones de la convivencia, a las diferentes maneras de entender el amor y la amistad, a la tiranía del deseo o al vértigo de las expectativas que nacen del sexo. A través de estas páginas, recorremos lugares como la isla a la que Julio y Elías regresan juntos quizás por última vez —y que Álvaro visita para superar su duelo—; el piso en el que se reúnen Irene, Héctor, Iván y Audrey para despedir a Aitor; la galería de arte que observa los encuentros entre Olga y Lucía desde hace más de treinta años; la cárcel de Badajoz en la que se quebró la vida de Eduardo en 1971, o las calles y plazas que aún hoy llena la lucha en respuesta a las agresiones contra el colectivo LGTBIQ+. Presente imperfecto compone un mosaico de vidas trabadas, como las piezas de un puzle, a través de los hilos tejidos por el azar y de los nacidos, a su vez, de otros libros. Libros prestados, escondidos o incluso robados; esos que embalamos cuando ponemos fin a una relación o que regalamos con la esperanza de iniciar una nueva. Porque, aunque la literatura y el deseo no basten, sí ayudan a que este presente imperfecto sea más habitable.