Querida hija mía, tú no me conoces, pero estoy seguro de que harás lo que te pido desde la muerte. Las palabras me han traído hasta aquí; con las palabras se ofrece y se promete, con las acciones se cumple. El eslabón que cerrará tanto dolor está en tus manos. Tienes que encontrar a su hijo y pedirle el perdón que yo no tengo tiempo de suplicar. Aun las buenas personas pueden cometer actos de maldad. A pocos meses de morir, Enzo enfrenta una decisión difícil: Víctor, quien le salvó la vida en su juventud, le pide que salde esa deuda pendiente con él. Para ello, debe matar a una mujer que puede arruinarlo. ¿Cuán atados estamos a nuestro pasado? ¿Cuál es el límite de la responsabilidad que tenemos por nuestras acciones? ¿Cómo se puede vivir, o morir, con la conciencia de haber elegido el mal? Una novela adictiva sobre la encrucijada de cuatro personajes intensos, que explora la naturaleza humana en sus rasgos más íntimos: la culpa, el perdón, la mentira, la empatía, el remordimiento.