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Sed de más. John D. SandersonЧитать онлайн книгу.

Sed de más - John D. Sanderson


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de T. Nilsson. No lo creo así, aunque mis deseos de estar con vosotros sean muy fuertes, tanto al menos como los vuestros. […] El doblaje lo puedo compaginar con La mano en la trampa y matar 2 pájaros de un tiro».8 La respuesta de Asunción no se hizo esperar:

      Pero Rabal se mostraba imperturbable ante la oportunidad de iniciar otra etapa de su trayectoria internacional con un director del prestigio de Torre Nilsson, sin aparentemente valorar lo que representaba el rodaje de una película de Buñuel en España. Conforme se aproximaba el inicio de la filmación de La mano en la trampa empezó a reconocer la dificultad de encajar la sucesión de rodajes, así que dejó claro a su esposa su orden de prioridades:

      Este último comentario parecería una asociación subconsciente de un solapamiento de proyectos que, progresivamente, se convertiría en una forma de vida. Afortunadamente para todas las partes implicadas, y principalmente para la carrera del actor, el inicio de la filmación de Viridiana se postergó hasta el 4 de febrero de 1961. A Rabal le dio tiempo a regresar a su país y preparar el papel aunque, como ya hemos visto en un capítulo anterior, luego abandonaría el rodaje anticipadamente porque de nuevo se solapaba con otra película, Tiro al piccione.

      Buñuelesco es también el inicio de La mano en la trampa. Una representación de fin de curso de la Anunciación de la Virgen en un colegio de monjas nos muestra a la protagonista adolescente, Laura Lavigne (Elsa Daniel), haciendo el papel principal bajo un halo mariano. Nos la muestra en la versión argentina, ya que esta escena fue mutilada en España, donde la película empezaría con la secuencia siguiente, cuando vemos a dos monjas acompañarla en taxi para dejarla en la casa familiar donde pasará el verano. Una de ellas le habla de las malas influencias ejercidas por las lecturas estivales, advertencia que parece complementada por el anuncio publicitario de una marca de pantalones que el altavoz de otro vehículo brama por las calles, anticipo metafórico sonoro de las experiencias que aguardan a Laura. A su llegada la recibirán su madre (Berta Ortegosa) y su tía Lisa (Hilda Suárez), supervivientes de una rica dinastía familiar venida a menos, que ahora cosen vestidos para la alta sociedad local de la que antaño formaban parte.

      Cuando Laura da su primer paseo por la ciudad, la factura estética de la película llama poderosamente la atención gracias al director de fotografía, de nuevo Alberto Etchebehere. Diversos planos contrapicados se alternan con otros planos aberrantes que, acompañados de la estridente música pop que suena de fondo mientras Laura se cruza con muchachos de su edad, contrastan antónimamente con la secuencia anterior. La casa familiar, por su parte, está filmada con claroscuros propios del expresionismo alemán que transmiten una decadencia económica y moral, con secretos inconfesables que irán resurgiendo, representados por la cucaracha ahogada en el vaso de agua que Laura encuentra al lado de la cama cuando despierta. Su madre y su tía pronto le revelarán que en el ático está presuntamente alojado un niño deforme fruto de una relación extramatrimonial del padre de Laura, que lo dejó allí antes de abandonar a su familia.

      Gracias a la ayuda de Miguel, Laura asciende al ático en un montaplatos, encogida en posición fetal, otra creativa composición metafórica, y descubre a su tía Inés (María Rosa Gallo), encerrada allí veinte años para no sufrir el escarnio público desde que su novio, Cristóbal Echával, la abandonara por su actual esposa. Laura decide contárselo a Cristóbal, pero este no se encuentra tan interesado por la situación de su tía Inés como por su sobrina. En un desarrollo del personaje repleto de simbolismo, Cristóbal compra unos cucuruchos de helado para propiciar un ambiente adolescente y, con posterioridad, en una vibrante escena de fiesta al aire libre en su casa, pretende demostrar cuán juvenil es su espíritu bailando rock and roll ante su nuevo objetivo sentimental. Rabal describe la escena en la que, de nuevo, bailaba delante de la cámara:

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      Cristobal Achával (Rabal) baila rock & roll durante una fiesta en su mansión en La mano en la trampa.


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