Pilar Bellosillo. Mary Salas LarrazábalЧитать онлайн книгу.
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Con Pablo VI en la etapa posconciliar
La familia pasó de Portugal a Bilbao cuando ya había sido tomada por el bando nacional y allí fue nombrada presidenta parroquial de las Jóvenes de Acción Católica de Algorta. En el año 1938, en plena guerra, asistió en Zaragoza a un cursillo de dirigentes juveniles, que podemos decir que decidió su destino, porque desde entonces se comprometió definitivamente con Acción Católica, donde ininterrumpidamente desempeñó cargos nacionales hasta el año 1964.
La familia se había instalado ya en Madrid, donde Pilar vivió toda su vida, salvo las largas temporadas en las que por sus obligaciones internacionales tuvo que residir en París y en Roma. Así, desde 1951, cuando fue elegida como miembro del Consejo de la Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas (UMOFC), residía a temporadas en París, en un apartamento facilitado por esa institución. Y, durante las sesiones del Concilio, en Roma, en una residencia de religiosas.
Sus amistades más íntimas estuvieron entre sus compañeras de Acción Católica: tanto de la primera etapa en las Jóvenes, como Mercedes Baceta y Carmen Vallina; y también en las siguientes: Mary Salas, Josefita Martín Sampedro, Carmen Cachot, Sagrario Ramírez, Esperanza Gutiérrez y Carmen Wirth. Este fue también el equipo de dirigentes que renovó la Rama de Mujeres de Acción Católica. Más tarde, Carmen Victory la sustituyó como presidenta nacional, cuando las obligaciones internacionales hicieron imposible compaginar ambos cargos.
También hizo gran amistad con el sacerdote francés monseñor Lamoot, primer consiliario que encontró en la UMOFC y con su sucesor, monseñor Antonio Ramselaar, sacerdote holandés, que fue perito en el Concilio, con quien intimó de manera extraordinaria. Cuando Ramselaar cumplió 80 años, Pilar le dirigió una emotiva carta narrando algunas de las vicisitudes que habían vivido juntos. Entre ellas podemos destacar por su interés su ayuda en la elaboración del Memorándum que la UMOFC realizó y presentó, a través del Consejo de Laicos, a la Comisión Pontificia para la revisión del Derecho Canónico. Durante esa etapa, en que Pilar vivió diversos acontecimientos importantes, como aquel coloquio sobre Derecho Canónico, la elaboración del Programa de Educación liberadora, en Turnhout (Bélgica), y el Congreso de Dar es Salam, Ramselaar era consiliario de la UMOFC y ambos, estrechos colaboradores. Durante un largo viaje por África, la madre de Pilar estaba muy enferma y, al no haber facilidad de comunicaciones, su hermana Carmen le enviaba a diario un telegrama, allá donde estuviera, para mantenerle informada de la situación. Ramselaar aparecía siempre al lado de Pilar cuando llegaba el telegrama, sin duda temiendo lo peor, para reconfortar a su amiga13.
A él achaca Pilar el cambio fundamental desde el concepto de caridad al de justicia, para hablar del tema de la mujer. La justicia tiene como base la libertad, mientras que la caridad, importante para determinar la finalidad de la vida, por el amor que contiene y significa, resulta fundamental para el desarrollo religioso, pero no para resolver el tema de la mujer. Ramselaar publicó un libro, La Justice dans le monde, en el que expone estas diferencias teóricas básicas para una nueva directriz de la acción de la UMOFC.
Mantuvo también amistad fraternal con Marie de Rostu, de Les Filles de Marie, a quien conoció en su cargo internacional y que fue quien la preparó como sucesora en el cargo de presidenta de la UMOFC y la acompañó después como vicepresidenta, apoyándola en los momentos difíciles. También Claire Delva, miembro del Consejo de la UMOFC como presidenta de la Asociación Internacional de Caridad, que participó con Pilar en la Comisión Pontificia para el Estudio de la Mujer en la Sociedad y en la Iglesia. Y Denise Peeters, representante belga en el Consejo de la UMOFC, que trabajó con ella muy especialmente en el programa de la Promoción de la Mujer. Grandes amigos suyos fueron Ramón Sugranyes de Franch y Joaquín Ruiz Giménez, los dos españoles que precedieron a Pilar como presidentes de la Conferencia de las Organizaciones Internacionales Católicas (OIC).
Pilar realizó infinidad de viajes, por razón de sus cargos. Pero cabe destacar tres largos recorridos, dos por Sudamérica y otro por África. El primer viaje a América lo realizó en 1957 con la secretaria de la UMOFC, Mlle. Saint Maurice y con Carmen Wirth, vocal de la UMOFC en España. Fue un viaje de promoción de esa internacional en aquel continente. Con este objetivo recorrieron diferentes países de Sudamérica.
El segundo viaje a América tuvo como motivo una reunión de las OIC en Buenos Aires, que la UMOFC aprovechó para estimular programas de educación para la mujer por todo el continente. Acompañaban a Pilar Mary Salas, responsable de la Comisión de Educación; Carmela Rossi, vicepresidenta general, y Elena Cumella, vicepresidenta para América Latina. Pasaron a Colombia, Venezuela y México.
El viaje a África14 se realizó en 1968, con una duración de quince días. En Kinshasa hubo una reunión de las OIC de africanos francófonos, poco después de la independencia, en la que estuvieron presentes Pilar y Mary. A la vuelta se detuvieron en Camerún, Costa de Marfil y Senegal donde trabajaron el tema de promoción de la mujer con las representantes de la UMOFC en estos países, para planificar el programa de educación liberadora. Más tarde todos estos trabajos se recogieron en la reunión de Turnhout, en el que cada región presentó su programa.
Temas fundamentales en la vida de Pilar
Al realizar una visión de conjunto de la vida de Pilar Bellosillo, se puede ver con claridad que hubo una serie de temas que primaron en su interés y que fueron los que orientaron su vida y su obra. Podemos señalar fundamentalmente tres.
El tema de la mujer
Pilar estuvo desde muy pronto inquieta y preocupada por la situación de las mujeres. En la época de la posguerra española, época de necesidad y de hambre, el impacto era muy evidente: las mujeres eran quienes más duramente sufrían esa situación de precariedad, por un lado, por su condición de madres y de cuidadoras tradicionales de las necesidades de la casa y de los hijos; y, por otro lado, por su falta de preparación y educación para atender unos problemas que necesitaban de mayores conocimientos y habilidades que los que habitualmente se les habían proporcionado.
Desde su puesto en Acción Católica, primero en las Jóvenes, después en Mujeres, fue cambiando el sentido de las actividades de los grupos: desde una tónica de actividades piadosas, de celebraciones litúrgicas con mucho cuidado formal y poco contenido teórico, fue impulsando actividades con carácter más social: centros de educación, academias para obreras, etc. El horizonte de actividades se fue enriqueciendo y, desde unas tímidas incursiones en el mundo de la realidad circundante, se pudo ir evolucionando hacia una llamada de atención muy fuerte, muy rotunda a que el catolicismo, el cristianismo, la religión, no puede quedarse en posturas estéticas y espiritualistas. La Semana-Impacto fue la herramienta que años después, institucionalmente, se arbitró para que todas las integrantes de la Acción Católica tuvieran una semana, por lo menos, de reflexión, estudio y toma de decisiones acerca del lugar a ocupar en el entorno social que les rodeaba.
El sentimiento de solidaridad con las mujeres fue en Pilar muy temprano. No encontramos nunca en sus escritos, en ningún sentido, ni a favor ni en contra, comentarios acerca de los problemas políticos del momento ni de las dramáticas situaciones creadas por la guerra. No hace mención a vencedores y vencidos. Sus alusiones son a las necesidades materiales que encuentra a su alrededor, alusiones discretas y atentas a no herir la sensibilidad de quienes está hablando. Y su convencimiento de que las actividades espirituales no pueden salir adelante si las necesidades materiales no están resueltas. Ante ese panorama, hay que resaltar la convicción de Pilar de la importancia de la iniciativa de las mujeres y de su responsabilidad en la posible superación de esa situación.
Examinando su trayectoria, podemos ver que la experiencia en la España de la década de los años cuarenta, en la Rama de Jóvenes y luego en la de Mujeres, le acerca a unas determinadas necesidades y problemas, y le hacen elaborar, junto con el equipo de amigas y colegas de la Acción Católica, unas posibles soluciones que, por otro lado, serán fundamentalmente las mismas que más tarde aplicará a situaciones de otros países,