Lunes por la tarde… Tomo 2. José KentenichЧитать онлайн книгу.
celebra este día como día de alianza, y cada país celebra el día a su manera. Aquí en Norteamérica, nosotros concebimos el día de alianza como día de rosas. Por esa razón, hoy hemos traído también nuestras rosas.2
Por eso, el día de hoy es para nosotros un día de intercambio mutuo de rosas. Intercambio de rosas significa para nosotros intercambio de corazones. E intercambio de corazones significa tanto como la renovación y profundización de la comunión de amor y de la comunión de sacrificios con nuestra Madre y Reina Tres Veces Admirable de Schoenstatt.
Así, el día de hoy es para nosotros una renovada confesión y una renovada protesta.
¿Qué significa una renovada confesión? ¿Qué es lo que confesamos? Hoy entregamos nuestro amor indiviso y nuestro corazón indiviso a la Santísima Virgen y, a través de ella, lo entregamos al Dios trino. Y con ello protestamos al mismo tiempo contra todas las criaturas que quieren hacerse con nuestro corazón en oposición a Dios y a la Santísima Virgen. No perdemos de vista cuántas son las criaturas que extienden la mano hacia nuestro corazón, hacia nuestro amor. Y sólo entregamos ese corazón cuando sabemos que la Santísima Virgen y el Dios trino pronuncian un «Ita filia mea»3.
¿Qué significa esto? Lo que confesamos significa al mismo tiempo una comunión de sacrificios. Por eso resuena hoy entre nosotros la consigna: amor por amor, sacrificio por sacrificio, cruz por cruz. Y la cruz la hemos visto simbolizada en las espinas. Por eso, espinas por espinas y rosas por rosas. Durante todo un mes nos hemos ocupado de esas espinas en nuestra vida. Por espinas hemos entendido la cruz de nuestra personalidad, la cruz de nuestra familia, la cruz de nuestra situación.
Y hoy estamos aquí para ofrecerle a la Santísima Virgen esa triple cruz. Pero: ¡espinas por espinas, cruz por cruz! ¿Qué recibimos, que esperamos? Esperamos que la Santísima Virgen nos regale de nuevo sus espinas, su cruz así como también el fruto de su dolor y el fruto de sus preocupaciones.
Hoy comienza para nosotros en cierto sentido un nuevo mes. Contemplamos de nuevo nuestras rosas. La rosa tiene un rico simbolismo. ¿Qué nos llama la atención hoy? ¿Cuál ha de ser la línea para el próximo mes?
En la rosa vemos ante todo las hojas. ¿Qué significa que vemos las hojas? Casi querríamos decir que colocamos como encabezado del día de hoy y del próximo mes la consigna: hoja de rosa por hoja de rosa. ¿Qué significa hoja de rosa por hoja de rosa? Para responderlo tenemos que contemplar primero la hoja de rosa. Y encontramos en ella tres cualidades:
Primero, el color. ¿Qué significa el color? Es el color verde. El verde es símbolo de la confianza. Ya entendemos: ¿qué significa hoja de rosa por hoja de rosa? Por lo visto, tiene que significar confianza por confianza. La confianza que la Santísima Virgen nos regala a nosotros debe convertirse en la confianza que nosotros le regalamos a ella. Hoja de rosa por hoja de rosa, confianza por confianza.
Contemplemos una vez más la hoja de rosa. ¿Qué vemos en ella? La hoja de rosa tiene muchos nervios. Y esos nervios se unen aparentemente de forma arbitraria. ¿Qué significa la nervadura de la hoja de rosa? La nervadura simboliza las dificultades, las complicaciones de nuestra vida.
Si relacionamos ahora el color verde y la nervadura, ¿qué significan juntos? Significan confianza también en las mayores dificultades y en las situaciones complicadas de la vida.
Una vez más contemplamos la hoja de rosa. ¿Qué nos llama la atención ahora? Los innumerables dientes que miran hacia nosotros en el borde aserrado de la hoja. ¿Qué significan esos dientes? Ellos nos remiten a las innumerables manifestaciones de misericordia, a los innumerables efectos bondadosos del amor divino hacia nosotros.
Como ven, de este modo se ha determinado con mayor precisión el tipo de confianza del que hablamos. ¿Qué significa ahora la hoja de rosa? Significa confianza en las situaciones más difíciles y también frente a las metas más elevadas.
Y si la alianza de amor es renovada hoy por ambas partes, o sea, si intercambiamos hoja de rosa por hoja de rosa, ¿qué significa entonces?
Primero: la Santísima Virgen nos regala su confianza. Con su rosa nos regala también la hoja de rosa, o sea, su confianza.
Y (segundo,) también nosotros le regalamos de nuevo nuestra rosa. ¿Qué quiere decir eso? Le regalamos nuestra confianza. O sea, confianza por confianza, hoja de rosa por hoja de rosa.
Ahora queremos reflexionar más en detalle qué significa que la Santísima Virgen nos regala su hoja de rosa, su confianza.
Esta confianza de la Santísima Virgen tiene dos lados. Es la confianza de la Santísima Virgen en Dios y la confianza de la Santísima Virgen en nosotros. ¿Qué es, pues, lo que debemos hacer? Ver frente a nosotros la imagen de la Santísima Virgen y verla desde el punto de vista de la confianza: de la confianza en Dios y de la confianza en nosotros.
Y ahora reflexionemos en silenciosa meditación: ¿qué significa y cómo es la confianza de la Santísima Virgen en Dios? Son tres las preguntas que nos interesan:
primero, la pregunta por el fundamento
segundo, la pregunta por el grado,
y tercero, la pregunta por los límites de su confianza.
Preguntamos en qué reside el fundamento de su confianza. La respuesta nos la ha dado ella misma en el Magnificat4. Por eso, basta con que cantemos o escuchemos el Magnificat. ¿Qué nos dice el Magnificat? El Magnificat da acceso al alma de la Santísima Virgen hasta en sus raíces más profundas. Y allí encontramos también el fundamento o los fundamentos de su confianza. Es un fundamento triple:
Es la omnipotencia de Dios
la misericordia de Dios y
la fidelidad de Dios.
¿No querrán cantar una vez para sí mismos el Magnificat? ¿Dónde se habla allí de la omnipotencia? ¿Dónde dice algo de la bondad y dónde de la fidelidad de Dios? No hace falta que busquemos demasiado: basta con que abramos los ojos.
«Porque ha hecho en mi favor cosas grandes el Poderoso, Santo es su nombre»5. ¿Qué alega, pues, la Santísima Virgen? Alega la omnipotencia de Dios, que se ha comprobado en su vida. Por eso: «Alaba mi alma la grandeza del Señor…»6. Por eso canta, no se contenta con rezar. Canta, llena de alegría y de júbilo: «Porque ha hecho en mi favor cosas grandes el Poderoso, Santo es su nombre».
¿«En mi favor»? ¿Qué ha hecho en su favor la omnipotencia de Dios? Ella fue concebida sin pecado original, no tiene el pecado original. La omnipotencia de Dios se ha comprobado en ella, se ha erigido un monumento en su persona. «Porque ha hecho en mi favor cosas grandes el Poderoso».
¿Qué más realizó la omnipotencia de Dios? Ella se convirtió en Madre de Dios. Pero no sólo en Madre de Dios, sino en colaboradora permanente del Señor en toda su obra de salvación7. El Señor no quiere redimir el mundo sin el sí de la pequeña servidora de Nazaret.
Por eso: la omnipotencia de Dios es el fundamento de su confianza.
Pero eso no basta. Ella no se contenta con admirar la omnipotencia de Dios solamente en su vida. Ella canta también la consciencia de que Dios derribará con el brazo de su omnipotencia a todos los que se le oponen8.
¿Ven ustedes qué imagen utiliza la Santísima Virgen? El brazo: con su brazo los derribará. Si conocen el Antiguo Testamento sabrán con cuánta frecuencia aparece allí la idea de que Dios toca las montañas con un dedo, y empiezan a humear9.