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Casada con un extraño. Tracy SinclairЧитать онлайн книгу.

Casada con un extraño - Tracy Sinclair


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por un niño, ¿cómo sería en brazos de un hombre?

      Agitó la cabeza para no pensar en esas cosas precisamente en semejante momento. Había mucho en juego como para dejarse llevar por su imaginación.

      —Ese es un sentimiento muy noble, señorita Trent, pero Robaire necesita algo más que amor. Necesita tener un futuro garantizado, algo que ese dinero que usted desprecia, sí que le puede proporcionar.

      Siguieron discutiendo cada vez con más ganas, hasta que, por fin, Philippe tuvo que sacar su mejor carta, la que le tenía que dar el triunfo. Estaba basada en una premisa incierta, pero Nicole no lo sabía.

      —Había esperado que usted colaborara por el bien del niño, pero realmente no necesito su permiso para llevarme a Robaire de vuelta a París. Él nació en Francia, de padre francés. Eso hace de él ciudadano francés.

      —¡Tonterías! Su madre era estadounidense, así que Robbie es tan de aquí como francés.

      —No cuando su lugar de nacimiento fue Francia.

      Esa fue una sorpresa muy desagradable. Nicole no sabía si lo que ese hombre le estaba diciendo era verdad, pero ciertamente tenía algo de sentido. Incluso aunque la reclamación de ella sobre el niño fuera válida, Philippe tenía dinero suficiente como para meterse en pleitos indefinidamente. Ella solo ganaba lo suficiente para sobrevivir muy justamente, así que poco dinero le quedaba para abogados. Los Galantoire podían conseguir docenas de ellos, todos muy caros y ansiosos por meterse en pleitos.

      Decidió que su única posibilidad era apelar al sentido del juego limpio de él, algo no muy prometedor.

      —Creo que está equivocado con respecto al estatus de Robbie, pero supongo que ninguno de los dos lo quiere ver en medio de un litigio con juicios por medio —dijo razonablemente—. ¿No se da cuenta de lo mal que se sentirá viviendo con usted? No solo no lo conoce, sino que le tiene miedo.

      —Lamento de verdad haber levantado la voz en su presencia, pero le aseguro que no volverá a suceder.

      ¿De verdad que él pensaba que se iba a creer eso?

      —Desafortunadamente, el daño ya está hecho. Robbie acaba de perder a sus dos padres y ahora usted está diciendo que se lo quiere llevar y apartarlo de la única persona con la que se siente a salvo, para hacerle vivir en un país extraño y rodeado de desconocidos. No me puedo creer que nadie sea capaz de ser tan cruel con un niño pequeño.

      —En eso tiene cierta razón —dijo Philippe dudando por un momento.

      Luego su expresión se aclaró y añadió:

      —Muy bien. Usted puede venir con nosotros y quedarse hasta que el niño se haya acostumbrado.

      Nicole lo miró llena de ira.

      —¡Es usted increíble! ¿Se supone que debo dejar de trabajar e irme a vivir al otro lado del mundo solo porque usted quiere?

      —No por mí, sino por Robaire. Si el niño le importa tanto como dice, no debería pensárselo dos veces. Y, con respecto a lo de dejar su trabajo, eso no parece una gran pérdida. Estoy seguro de que podrá conseguir otro igual o mejor a su vuelta.

      Nicole casi se quedó sin habla por la ira.

      —¡Es usted el hombre más irritante e imposible que he conocido en mi vida!

      La sonrisa de él le transformó todo el rostro. Philippe Galantoire se transformó delante de sus ojos en un hombre diabólicamente atractivo y con un picante sentido del humor.

      —Esa es la primera impresión que doy a menudo, pero mejorará.

      —No se apuesta el castillo —murmuró ella.

      —Haré las reservas para los billetes —dijo como si ella ya hubiera accedido—. Doy por hecho que usted ya tiene el pasaporte, ¿no?

      Nicole vio un destello de esperanza.

      —Yo sí, pero Robbie no. No podría ir con usted aún cuando yo se lo permitiera.

      —Yo me ocuparé de eso. El Cónsul francés puede arreglarlo todo. Esté lista para marchar mañana por la tarde.

      —No puedo tan pronto —protestó ella.

      —Tonterías. Llame a su jefe, meta algunas cosas en una maleta y cierre la puerta. Si se olvida de algo, se lo podrá comprar en París y enviarme a mí la cuenta.

      —¿Cree usted que el dinero lo resuelve todo?

      —Nunca ha sido un estorbo. Mañana hay un vuelo a París a las cinco de la tarde. Reservaré tres asientos.

      —¿Por qué nos tenemos que marchar tan pronto?

      —Porque yo tengo que volver al trabajo.

      —Perdóneme por no haber pensado en eso —dijo ella irónicamente—. Ciertamente no quisiera que gastara su tiempo en asuntos personales tan sin importancia.

      Él la miró impasiblemente.

      —Vendré a buscarla a las cuatro y media. Esté lista.

      Luego, sin esperar respuesta, salió por la puerta.

      Capítulo 2

      NICOLE consiguió estar lista a la tarde siguiente, aunque no durmió casi esa noche. Cuando llegó Philippe, le sorprendió ver que él parecía bien descansado y tan perfectamente vestido como la noche anterior.

      Tuvo que admitir que estaba bien eso de tener a un hombre que le organizara el viaje. Irían en primera clase, por supuesto. Robbie se sintió un poco intimidado por la cantidad de gente que había en el aeropuerto, se agarró a la mano de Nicole e ignoró a Philippe, pero una vez dentro del avión, sus aprensiones se desvanecieron y sintió curiosidad por todo, sobre todo por los auriculares que había en el brazo de su asiento.

      Mientras trataba de quitarle la chaqueta al niño, una muy atractiva auxiliar de vuelo se acercó y le preguntó:

      —¿Querrá que les traiga algo de beber al niño y a usted después de despegar, señora Galantoire?

      Estaba claro que había pensado que Nicole era la esposa de Philippe, ya que habían embarcado juntos con un niño.

      —Ella no es la señora Galantoire, es mi tía Nicky. Y él dice que es mi tío —dijo Robbie—. Pero yo y tía Nicky no…

      Nicole lo interrumpió.

      —Siéntate junto a la ventanilla para que puedas ver los aviones —le dijo.

      El rostro de Philippe no reveló nada, pero cuando se alejó la auxiliar, le dijo a Nicole:

      —Solo se lo está poniendo más difícil a Robaire cuando muestra su disgusto hacia mí. Creía que habíamos llegado a un acuerdo.

      —¡Como si hubiera podido elegir!

      —Dado que se da cuenta de que no lo ha podido hacer, ¿por qué no disfruta de la situación? Si insiste en luchar contra mí, Robaire será el que más sufra.

      A Nicole le fastidiaba tener que rendirse ante él tantas veces, pero lo que había dicho era cierto, desafortunadamente. Iba a tener que convencer a Robbie de que Philippe le caía bien o, por lo menos, iba a tener que ocultar mejor sus sentimientos.

      Después de que el avión despegara, Nicole se pudo relajar por primera vez. Por fin, no tenía nada que hacer, salvo mantener entretenidoal niño, lo que no iba a ser fácil en un viaje tan largo. Así que echó atrás la cabeza y suspiró.

      —Parece cansada —dijo Philippe.

      —Supongo que sí. La mayoría de la gente dispone de semanas para preparar un viaje a Europa y yo he tenido menos de veinticuatro horas. Eso no me ha dejado mucho tiempo para dormir.

      —¿Por qué no se cambia de sitio conmigo y se echa una siesta?

      Él estaba


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