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Lecciones de natación. Lili ReinhartЧитать онлайн книгу.

Lecciones de natación - Lili Reinhart


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      Mi Delilah.

      La recuerdo en nuestro porche,

      cómo cerraba los ojos al sol

      mientras yo la abrazaba con fuerza.

      todavía oigo el carillón de una

      tarde de verano.

      siempre me aferraba a ella,

      intentando saborear nuestros momentos

      de tranquilidad.

      ella sabía que la amaba, sin haberlo

      escuchado jamás de mis labios,

      así, ella también me amaba.

      3:24 am

      La suavidad de un parpadeo se percibe cuando las lágrimas se secan.

      Julio.

      Todavía puedo ver los

      destellos en el agua

      y sentir el sol en

      parte de mi rostro.

      A veces abro los

      ojos cuando nos besamos

      para ver si estás tan perdido

      en mí como yo lo estoy en ti.

      Te deseo

      en cada sombra

      en la que entras.

      Así lo bueno

      como lo malo.

      Desearía

      que los recuerdos

      que guardan estas paredes,

      pudieran hablar.

      Así podría revivir

      tus caricias en mí.

      EMBRIAGADA

      Siempre quiero

      hacer un brindis

      antes de entrechocar

      nuestras copas.

      Es mi forma

      para lograr decirte

      que te amo.

      Una declaración de amor

      disfrazada por un licor.

      Salud.

      Me señalaste

      la Osa mayor

      en el balcón

      casi al final del verano.

      Pero haré todo lo posible por olvidarla

      para que puedas mostrármela de nuevo.

      Cuéntame más

      sobre las estrellas,

      amor mío.

      Permíteme perderme

      en tus constelaciones.

      Me permitiste descansar en tus

      sábanas limpias y envolverme

      en tu húmedo edredón.

      El zarandeo de la lavadora

      se confunde con el ruido

      de tus videojuegos.

      Un día normal,

      un momento corriente

      conduciendo a casa desde el trabajo,

      con un cielo amarillo al atardecer

      y las ventanas

      abiertas.

      me dije

      que nunca permitiría fueras tú

      quien se marchara.

      parece que es nuestro invierno,

      así que intentaré formar

      ángeles de nieve en el

      humo de tu cigarro.

      dejó su pluma

      tras unos minutos de silencio.

      y no había marcas

      en la esquina de la página,

      donde su mano

      había descansado.

      la tinta se había secado.

      nada había.

      nada quedaba.

      Si das amor y proyectas

      tu corazón al mundo,

      lo recibirás en retribución.

      Tal vez no de inmediato,

      pero con el tiempo llegará.

      Soy prueba viviente de ello.

      Seguí amando.

      No me di por vencida.

      Y finalmente regresó a mí.

      No renuncies a aquello

      que tu corazón dicta.

      No ignores los pensamientos

      que te mantienen despierta por la noche.

      Cómo es posible

      que en el momento en que tu

      aliento se encuentra con el mío

      mis


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