La última vez que te vi. Liv ConstantineЧитать онлайн книгу.
contándose sus secretos. En realidad, Blaire no necesitaba su propia habitación, pero Lily, mujer sabia como era, sabía que tenerla marcaría la diferencia. Blaire pasó el resto de los veranos con ellos en la playa; hasta el verano de la boda de Kate y Simon. Se preguntaba si aún tendrían la casa de la playa, si Kate mantendría la tradición con Annabelle.
Selby se levantó y le dio un beso a Kate en la mejilla.
—Creo que me voy a ir. Recuerda, cualquier cosa que necesites, aquí estoy. —Agarró su bolso y Blaire reconoció el diseño floral de Fendi. Pensó que aquellas flores alegres no pegaban nada con la personalidad de Selby. La habría encasillado más como una admiradora de la Traviata, vestida de negro o de verde oscuro, sujetando el bolso colgado del brazo como si fuera la Reina.
—Te acompaño a la puerta —le dijo Kate, y miró a Blaire—. ¿Te importa quedarte un segundo con Annabelle?
—Será un placer —respondió y se volvió hacia Annabelle—. ¿Quieres que termine de leerte el cuento?
La niña asintió y le entregó El árbol generoso.
—Es uno de mis favoritos —dijo Blaire. Se sentaron juntas a la mesa y empezó a leer. Annabelle tenía a Sunny el unicornio agarrado con un brazo. Era una niña adorable, con esos ojos grandes y marrones y una bonita sonrisa. Poseía una dulzura que le recordaba a Lily. Era una pena que su abuela no fuese a verla crecer.
—¡Tía Blaire, lee! —exigió Annabelle.
—Lo siento, cielo.
Selby entró corriendo en la habitación con el ceño fruncido.
—No sé qué está pasando, pero ocurre algo.
—¿De qué estás hablando? —preguntó Blaire mientras recolocaba a Annabelle en su regazo.
—Ha venido la policía con un paquete —dijo Selby—. Están con Kate y Simon. —Cruzó los brazos—. Me quedaría, pero tengo reservado un masaje.
—No querrás perdértelo —le dijo Blaire.
Selby la miró con rabia.
—Tal vez debería cancelarlo. Soy la mejor amiga de Kate. Me necesita.
¿Por qué no se relajaba un poco? Ya no estaban en el instituto. Blaire notó que se estaba enfadando, pero tomó aire, decidida a no decir nada de lo que pudiera arrepentirse. Enredó el dedo en uno de los bucles del pelo de Annabelle y siguió mirando a Selby antes de decir en tono neutral:
—Estoy yo aquí. Vete a tu cita. Kate estará bien.
—¿Por qué has vuelto? —preguntó Selby con la cara roja—. ¿No causaste ya suficientes problemas antes de su boda?
¿Hablaba en serio? ¿La madre de su amiga acababa de ser asesinada y ella solo podía remover el pasado? Blaire dejó que toda su rabia aflorase. Bajó a Annabelle de su regazo, se levantó y se acercó a Selby para susurrarle al oído y que la niña no la oyera.
—¿Qué es lo que te pasa? Lily ha muerto y Kate necesita toda nuestra ayuda. No es momento para tus inseguridades absurdas.
Obviamente alterada, Selby abrió la boca, pero no le salió nada.
—Quizá sea el momento de que te vayas —le dijo Blaire—. Es evidente que necesitas liberar parte de esa tensión.
Mirándola con odio, Selby agarró su bolso y se marchó enfurecida.
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