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Cuba: ¿Ajuste o transición?. Rafael RojasЧитать онлайн книгу.

Cuba: ¿Ajuste o transición? - Rafael Rojas


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el nivel era inferior al de 2005, salvo en tres cosechas. Las cifras de producción se dan por sector estatal y no estatal el cual abarca todas las cooperativas y los campesinos dueños de sus tierras; los usufructuarios deberían incluirse aquí, pero no están identificados. El sector no estatal se expandió en 2011 y 2012 en cuanto a tierra cultivada y producción agrícola (como las únicas tierras incorporadas a la producción fueron las de usufructo, éste podría ser el responsable de esas cifras), mientras que la producción estatal declinó en ambos indicadores. Sin embargo una inexplicable reducción de la superficie cultivada ocurrió en 2013.[10] Por ello es imposible determinar si el usufructo ha tenido un efecto en la producción agrícola que continúa estancada o ha crecido poco; la comisión de implementación de las reformas debería publicar cifras desglosadas del usufructo respecto de la superficie cultivada, el rendimiento y la producción.

      b) Producto interno bruto. Es aún más difícil evaluar el impacto de las reformas en el PIB. La tasa de crecimiento a precios constantes fue muy alta en 2005-2006 (en parte por la enorme ayuda y comercio con Venezuela y también por una metodología única que se desvía de la usada internacionalmente), pero después descendió y la crisis global tuvo un impacto adverso sobre dicha tasa: 1.4% en 2009, 2.4% en 2010, 2.8% en 2011 (la tercera más baja de América Latina), 3% en 2012 (la sexta más baja), y 2.7% en 2013 (la sexta más baja, y un punto porcentual menor a la meta de 3.6%). Se proyecta un crecimiento de 1.4% en 2014 frente a una meta de 2.2%[11] (“Economía cubana”, 2013; CEPAL, 2013; Granma, 23 de junio de 2014). Estas cifras sugieren que las reformas no han impulsado el crecimiento.

      c) Sector externo. Durante toda la revolución (salvo un año), Cuba ha tenido un balance comercial de bienes deficitario porque no ha logrado aumentar sus exportaciones de tal modo que paguen por sus crecientes importaciones. El déficit se ha agravado y alcanzó su cénit en 2008 con 10 600 millones de dólares. En los dos años siguientes, por un fuerte recorte en las importaciones, el déficit descendió, pero éstas retomaron su escalada y en 2013 casi habían recuperado la cifra de 2008, por lo que el déficit subió a 9400 millones de dólares, inferior al récord, pero el segundo mayor en la historia socialista. Las exportaciones, que habían caído a la mitad del nivel de 1989 (la víspera de la grave crisis de los noventa), aumentaron y en 2011 superaron el monto de 1989, aunque presentaron una ligera baja en 2012 y 2013. El declive en la producción agropecuaria obliga a importar el 85% de los alimentos que componen la dieta del cubano y su monto ha sido creciente, alrededor de dos mil millones de dólares en 2013 (Granma, 7 de julio de 2013). Por otra parte, Cuba goza de un superávit en la balanza de servicios, generado por la exportación de servicios médicos fundamentalmente a Venezuela, y dicho excedente compensa/excede el déficit en la balanza de bienes. Pero eso contribuye a la excesiva dependencia respecto de Venezuela, país que, además, es el principal socio comercial de bienes (44% del volumen de comercio), el suministrador de 60% del petróleo, y principal inversor directo. El valor combinado de la relación económica con Venezuela se estima en trece mil millones de dólares, equivalente a 21% del PIB cubano y similar a la dependencia con la URSS, aunque sin ajustar el dólar a la inflación (Mesa-Lago, y Pérez-López, 2013). Esta dependencia se ha hecho más riesgosa con los severos problemas económicos que sufre Venezuela y su inestabilidad política después de la muerte de Hugo Chávez. Un aceleramiento y profundización de las reformas podría generar un mayor crecimiento económico y la producción interna (especialmente agropecuaria) necesaria para reducir las importaciones de alimentos y obtener las divisas para costear el costo de las importaciones y reducir esa dependencia.

      Conclusiones

      Las causas de las reformas estructurales de Raúl Castro fueron los graves problemas económico-sociales acumulados durante medio siglo (resumidos en catorce puntos en este capítulo) por un sistema socialista de plan centralizado, ciclos frecuentes de políticas económicas y casi total propiedad estatal de los medios de producción. Hay tres tipos de reformas y las más importantes y complejas son las estructurales analizadas aquí. Se ha aportado evidencia sobre tres características clave de las reformas:

      Son generalmente positivas pues mejoran una situación anterior, por ejemplo, el acceso de cubanos a hoteles y restaurantes antes vedado, el microcrédito, la apertura de cuentas bancarias y los mercados al por mayor abiertos al sector no estatal, la compraventa de viviendas antes prohibida, la herencia por familiares del usufructo y de las viviendas, la flexibilización migratoria, y la compra de celulares y computadoras. Por otra parte, algunas reformas —racionales desde un ángulo económico— provocan efectos sociales adversos, como los despidos, la eliminación de gratuidades y el recorte en los servicios sociales.

      Son las más importantes bajo la revolución pues o bien no tienen paragón, como el usufructo, el despido masivo de empleados estatales innecesarios, la eliminación de gratuidades y recortes en los servicios sociales, la compraventa de viviendas, las relaciones comerciales entre el sector estatal y el no estatal, las cooperativas de producción no agrícola y de servicios; o han avanzado mucho más que reformas precedentes (la expansión del cuentapropismo).

      Están orientadas hacia el mercado, como lo muestran: la venta a precios de oferta y demanda de los servicios de cuentapropistas y miembros de cooperativas, así como de las viviendas; la propiedad de microempresas por cuentapropistas; la gestión de las nuevas cooperativas por sus miembros que se apropian de sus ganancias, y el incremento de los gestores económicos y la competencia entre ellos.

      No obstante sus aspectos positivos, las reformas están atemperadas por varias cualificaciones:

      - Las reformas estructurales están lastradas por obstáculos y excesivas regulaciones, trabas e impuestos (en varios casos oficialmente justificados para evitar la concentración de la riqueza) que generan desincentivos e impiden el avance necesario y efectos substanciales;

      - el usufructo —la reforma más importante en el sector clave de la agricultura— ha requerido una segunda legislación para flexibilizar la institución pero, aun así, mantiene restricciones;

      - todavía están pendientes reformas estructurales importantes como la de precios, la unificación de la doble moneda y de la tasa de cambio, y la bancaria (la desregulación de las empresas estatales mayores comenzó en 2014);

      - las reformas estructurales cubanas están muy rezagadas respecto a las sino-vietnamitas, comparando el mismo período de las reformas en Cuba y en los dos países asiáticos;

      - las reformas estructurales muestran avances a nivel micro, aunque los resultados en varias de ellas son muy inferiores a las metas, por ejemplo, el despido de empleados estatales innecesarios y la creación de empleo no estatal para dar ocupación a los despedidos;

      - aunque bien orientadas económicamente, varias reformas tienen efectos sociales negativos que han hecho crecer la población vulnerable, en un marco en el que la asistencia social se ha reducido;

      - es difícil evaluar los efectos macroeconómicos de las reformas por la falta de estadísticas específicas y la imposibilidad de aislar otros factores que inciden sobre el desempeño, no obstante, la producción agropecuaria disminuyó o se estancó en tres de los cuatro años siguientes a la entrada en vigor del usufructo;

      - más difícil es evaluar el efecto de las reformas en el PIB, cuya tasa de crecimiento desde 2009 ha estado entre las más bajas de la región y las reformas no han ayudado a incrementarla;

      - en el sector externo, las reformas no han logrado reducir la importación de alimentos debido al desempeño negativo en la producción agropecuaria;

      - la excesiva dependencia económica de Cuba respecto de Venezuela es riesgosa debido al deterioro económico y la inestabilidad política venezolanos, lo cual debía ser un acicate para acelerar y profundizar las reformas, unido a la falta de resultados macroeconómicos de las reformas;

      - la “actualización del modelo,” pieza central de la reforma, se basa en el predominio del plan central y la propiedad estatal sobre el mercado y la propiedad no estatal (aunque con estos últimos expandidos), un modelo que no tuvo éxito en Europa Oriental, China, Vietnam e incluso Cuba, además tomó dos años para organizar un equipo que defina dicho modelo;


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