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Ecoxicanismo - Maite Aperribay-Bermejo


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y de los Rios 1).

       Orígenes de la crítica literaria ecofeminista

      Parece evidente que la praxis ecofeminista está más avanzada que su teoría y crítica literarias, como bien reflejan las palabras de Carr: “while ecofeminist philosophy and politics are relatively well developed, ecofeminist literary theory and critics are not” (18). En mi opinión, esto es, además, especialmente evidente en el caso de la crítica literaria hispano-latina (o en español) que, en comparación con la anglosajona, es ciertamente escasa.

      La crítica literaria ecofeminista surge poco después de que d’Eaubonne acuñara el término. Una de las primeras obras de crítica literaria ecofeminista fue The Lay of the Land: Metaphor as Experience and History in American Life and Letters (1975) de Annette Kolodny. En 1983 se publica una de las primeras colecciones de artículos en torno al ecofeminismo: Reclaim the Earth: Women Speak Out for Life on Earth de Leonie Caldecott y Stephanie Leland. En ella, el ecofeminismo se describe como teoría y praxis, entre las que se destacan el activismo antinuclear, el movimiento internacional a favor de la salud de las mujeres, asociaciones en pro de los derechos de las mujeres y la tierra, o en contra del hambre en el mundo. En 1984 ve la luz The Land Before Her, también de Kolodny. En 1988 se publicó Alive: Women, Ecology and Development de Vandana Shiva; en 1989 Healing the Wounds: The Promise of Ecofeminism, una serie de artículos editados por Judit Plant; y un año después, en 1990, Reweaving the World: The Emergence of Ecofeminism, editado por Irene Diamond y Gloria Orenstein.

      En la década de los noventa se publicaron obras tan importantes como Rethinking Ecofeminist Politics (1991) de Janet Biehl; Woman and Nature: Literary Reconceptualizations (1992) de Maureen Devin; Ecofeminism. Women, Animals, Nature (1993) de Greta Gaard; Made from This Earth: American Women and Nature (1993) de Vera Norwood; Greening Up Our Houses: A Guide to a More Ecologically Sound Theatre (1994) de Larry K. Fried, Theresa J. May; Literature, Nature, Other: Ecofeminist Critiques (1995) de Patrick D. Murphy; The Green Breast of the New World (1996) de Louise Hutchings Westling; Ecologies of Theater: Essays at the Century Turning (1996) de Bonnie Marranca; Shifting the Ground: American Women Writers’ Revisions of Nature, Gender, and Race de Rachel Stein (1997); Kindred Nature: Victorian and Edwarian Women Embrace the Living World (1997) de Barbara T. Gates; Shifting the Ground: American Women Writers’ Revisions of Nature, Gender, and Race (1997) de Rachel Stein; Ecofeminist Literary Criticism: Theory, Interpretation, Pedagogy (1998), coeditado por Greta Gaard y Patrick D. Murphy; Undomesticated Ground (2000) de Stacy Alaimo y New Essays in Ecofeminist Literary Criticism (2000) editado por Glynis Carr.

      Ecofeministas en mayor o menor grado también son las obras Women Writing Nature: A Feminist View (Barbara Cook, 2007), Teaching North American Environmental Literature (editada por Laird Christensen, Mark C. Long y Fred Waage en 2008), Feminist Ecocriticism: Environment, Women and Literature (2012) editado por Douglas A. Vakoch, International Perspectives in Feminist Ecocriticism (editado por Greta Gaard, Simon C. Estok y Serpil Oppermann en 2013), The Oxford Handbook of Ecocriticism (Greg Garrard, 2014), Ecological Borderlands: Body, Nature, and Spirit in Chicana Feminism (Christina Holmes, 2016), Writing the Goodlife: Mexican American Literature and the Environment (2016) de Priscilla Solis Ybarra, Contemporary Perspectives on Ecofeminism (editado en 2016 por Mary Phillips y Nick Rumens), Handbook of Ecocriticism and Cultural Ecology y Literature as Cultural Ecology: Sustainable Texts (ambas de Hubert Zapf, 2016), Environmental Justice in Contemporary US Narratives (Yanoula Athanassakis, 2017), Critical Ecofeminism (2017) de Greta Gaard, Ecofeminism in Dialogue (editado por Douglas A. Vakoch and Sam Mickey en 2017), Literature and Ecofeminism: Intersectional and International Voices (2018) editado por Douglas A. Vakoch y Sam Mickey, Climate Chaos: Ecofeminism and the Land Question, publicado en 2019 por Ana Isla o Latinx Environmentalisms: Place, Justice, and the Decolonial, editada por Sarah D. Wald, David J. Vázquez, Priscilla Solis Ybarra y Sarah Jaquette Ray en 2019.

      Si bien parece que existen numerosas publicaciones sobre el ecofeminismo, Gaard subraya que ninguna de las obras ecofeministas consideradas canónicas ha recibido gran atención (“New Directions” 645). Esto puede deberse al rechazo que causa el feminismo más radical, incluso entre las mujeres. Pero este ecofeminismo radical que demoniza al hombre no es el único ecofeminismo existente, y como ya hemos mencionado, el ecofeminismo promueve la igualdad entre todos los seres, por lo cual, el rechazo no debería tener cabida. Aun así, a pesar de su extensa trayectoria el ecofeminismo es a menudo menospreciado u obviado, incluso en esferas académicas, por su faceta feminista. Greta Gaard lo deja claro cuando sostiene que “a failure made more egregious when the same ideas are later celebrated when presented via non-feminist sources” (“New Directions” 645). La escasa atención de la que históricamente ha gozado el ecofeminismo no es lógica atendiendo a su trayectoria: “ecological feminism … has been present in various forms from the start of feminism in the nineteenth century, articulated through the work of women gardeners, botanists, illustrators, animal rights and animal welfare advocates, outdoors-women, scientists, and writers” (Gaard, “New Directions” 646). Una de las soluciones que propone Gaard al respecto es recuperar la amplia historia de la ecocrítica feminista y las contribuciones de la crítica literaria ecofeminista al pensamiento ecocrítico. Aboga al mismo tiempo por una ecocrítica más feminista, ya que observa que en numerosas obras ecocríticas el ecofeminismo está a veces presente, pero en la mayoría de los casos lo está en un segundo plano, se omite, o incluso se tergiversa. Este sería el caso por ejemplo del Ecocriticism (2004) de Garrad y del The Future of Environmental Criticism (2005) de Buell, ya que en ambas obras se dejan prácticamente de lado tanto la perspectiva literaria feminista como la ecofeminista, y como consecuencia: “Such representations (and misrepresentations) of feminist scholarship by collegial ecocritics warn of a larger potential for misreading or omission by broader audiences, hence the importance of both correcting the historical record and actively contributing to the future of ecocriticism” (Gaard, “New Directions” 643).

       Ecoxicanismo: justicia social y medioambiental

      La literatura es a menudo el reflejo del mundo, y la literatura ecofeminista es, en este caso, el reflejo de un mundo fundamentado en un sistema heteropatriarcal que ha prevalecido a lo largo de los siglos basándose en procesos de colonización o supeditación. Un sistema que ha perdurado gracias a la colonización de pueblos indígenas y de sus tierras, a la colonización de las mujeres, o a la colonización de la naturaleza, todo ello en aras del progreso y el crecimiento. Tal y como afirman Mies y Shiva, la relación de dominio entre hombre y naturaleza y la opresión de las mujeres en las sociedades patriarcales modernas están estrechamente conectadas (Ecofeminismo 9-10), por lo que puede afirmarse que no hay justicia social sin justicia medioambiental. A este hecho debemos sumarle que las principales víctimas de la contaminación medioambiental o los desastres naturales son las mujeres y los niños: “los ecosistemas degradados son factores ambientales de riesgo importantes para los niños, y en la mayor parte de los casos para sus madres también. … La exposición a riesgos ambientales perjudiciales para la salud puede comenzar antes del nacimiento” (Organización Mundial de la Salud).

      Por todo ello resulta oportuno mostrar la producción literaria ecofeminista de un colectivo de mujeres pertenecientes a una minoría, cuya ficción literaria refleja la realidad que les ha tocado sufrir, y en la que se defienden muchos de los principios ecofeministas, ya que la literatura chicana contemporánea está estrechamente ligada a la lucha en pro de la justicia social y medioambiental, una lucha esencial del propio pueblo chicano. Este pueblo ha estado históricamente marcado por la conquista. Desde el descubrimiento de América los territorios del actual Suroeste norteamericano han sido escenario del mestizaje de razas y culturas. Desde la conquista española en el siglo XV el reparto territorial ha variado hasta que la actual frontera entre México y Estados Unidos fue trazada en 1848. Fue entonces, cuando tras perder la guerra de 1846-1848 y firmar el Tratado de Guadalupe Hidalgo, México perdió gran parte de sus territorios en favor de los EE. UU.. Estos territorios anexionados forman actualmente el Suroeste norteamericano, y desde la conquista de los españoles han sido escenario del mestizaje, ya que salvo por unas décadas de independencia,


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