Aprender astronomía con 100 ejercicios prácticos. Jordi Lopesino CorralЧитать онлайн книгу.
cuatro puntos están conectados, por proyección, con respectivos puntos en la bóveda celeste, en este caso constelaciones. Los puntos son: constelación de Aries, para el equinoccio de primavera; constelación de Cáncer, para el solsticio de verano; constelación de Libra, para el equinoccio de otoño; y constelación de capricornio, en el solsticio de invierno.
6 Para utilizar la eclíptica primero tenemos que saber dónde buscarla. De día es fácil, no hay ningún misterio, sólo seguir el camino del Sol. Pero ¿y de noche? El Sol siempre hace el mismo recorrido por el cielo. Nos referimos a que siempre pasa por las mismas constelaciones, las constelaciones zodiacales: Aries, Tauro, Géminis, Cáncer, Leo, Virgo, Libra, Escorpius, Sagitario, Capricornio, Acuario y Piscis. Doce en total.
7 El paso del sol por el zodíaco es una convención. Se supone que está un mes en cada una de ellas. Pero ¿es eso cierto? Mira las cartas estelares adjuntas. La eclíptica está marcada, así como los límites de cada constelación. Cuenta las constelaciones que atraviesa el Sol. ¿Son doce? ¿Son todas de la misma extensión? ¿Seguro? ¿Qué constelación falta?
IMPORTANTE
No podemos perder de vista que a niveles prácticos nosotros utilizaremos la eclíptica para localizar y buscar el resto de planetas del sistema solar. Esa será la única utilidad práctica de cara a la observación.
007 | Planetas a simple vista |
SI SABEMOS DÓNDE MIRAR SEREMOS CAPACES DE VER hasta cinco de los ocho planetas de nuestro sistema solar: Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno. El resto sólo son visibles con ayuda de un telescopio.
IMPORTANTE
Si analizamos la etimología de la palabra planeta veremos que ésta proviene del latín, que a su vez la tomó del griego, y significa “estrella que se mueve”. La etimología nos da una pista del aspecto que tiene un planeta a simple vista.
1 Actualmente tenemos muy claro qué es un planeta. De hecho al sentir la palabra planeta todos pensamos en algo parecido a nuestro mundo, pero más o menos grande y más o menos cálido o frío. Pero esto no ha sido siempre así.
2 Los antiguos observadores del cielo se percataron que había cinco estrellas que se movían respecto a las demás. Recordad que las estrellas tienen un movimiento propio que no es nada más que el movimiento de rotación de nuestro planeta. Y estas estrellas que se movían, algunas con movimientos extraños llamados epiciclos, seguían un periplo a través de las constelaciones zodiacales.
3 Porque si queremos localizar un planeta a simple vista nos tenemos que centrar en la franja zodiacal, que es el camino que sigue el Sol en el firmamento, la eclíptica, de la que hemos hablado en capítulos anteriores.
4 Pero ¿en qué lugar de la eclíptica tenemos que mirar? Pues depende del planeta. Mercurio y Venus, al ser planetas interiores (orbitan dentro de la órbita de la tierra) siempre están cerca del Sol. Dependiendo de la época del año se pueden encontrar antes de la salida del Sol, o justo después de la puesta.
5 Mercurio presenta el aspecto de una débil estrellita que se encuentra muy cerca del Sol. Es particularmente difícil de ver, y peligroso si empleamos el telescopio de manera inexperta. El mejor momento para verlo es durante su máxima elongación (distancia máxima angular entre el planeta y el Sol desde el punto de vista de la tierra) que va de los 16 a los 29 grados. (Recordad que un palmo con la mano extendida son 20°). Mejor buscarlo con el Sol bajo el horizonte.
6 Venus, también conocido como el Lucero del Alba o el Lucero Vespertino, dependiendo de si se ve antes de la salida del Sol o en su ocaso, es muy fácil de ver por su extraordinario brillo. Su apariencia es la de una estrella sumamente brillante que destaca sobre las demás. En ocasiones se puede confundir con Júpiter. Posiblemente, muchos de vosotros ya lo habéis visto, pero seguramente no sabíais que era un planeta. Su máxima elongación es de unos 50°, algo más de dos palmos. Esta es su distancia máxima respecto al Sol siguiendo la eclíptica; lo podríamos encontrar también más cerca.
7 Marte tiene la apariencia de una estrella roja, y su brillo depende de la distancia a la que se encuentra de la tierra. Marte tiene una ventana de observación óptima (telescópicamente hablando) de unas pocas semanas cada 26 meses, aproximadamente. A simple vista es cuando lo veremos más brillante.
8 Júpiter es visible durante casi todo el año, menos cuando pasa detrás del Sol. Tiene la apariencia de una estrella muy brillante. A veces compite en brillo con Venus, aunque este último planeta acaba ganando siempre.
9 Saturno también es visible durante casi todo el año, menos cuando pasa por detrás del Sol. Su apariencia es de una estrella amarillenta, menos brillante que Júpiter o Venus, pero perfectamente distinguible si sabemos dónde está.
10 Y ahora vamos a ver qué tal se nos da buscar planetas. En próximos capítulos ofreceremos unas herramientas muy útiles para calcular y visualizar dónde están los planetas. De momento nos tenemos que conformar con unas simples cartas estelares.
IMPORTANTE
Marte, Júpiter y Saturno, al ser exteriores, no tienen una elongación máxima: o sea que podemos encontrarlos en cualquier punto de la eclíptica. El truco para encontrarlos es saber qué aspecto tienen y con qué magnitud brillan.
008 | El Sol |
LA PRIMERA COSA QUE VEMOS EN EL CIELO ES, SIN LUGAR a dudas, nuestra estrella, el Sol, que detenta el raro honor de ser la estrella más cercana a nuestro planeta. Observando y estudiando el Sol podemos llegar a entender cómo funcionan las otras estrellas.
IMPORTANTE
El Sol tiene el 99% de la materia del sistema solar. Tiene un diámetro de aproximadamente 1.500.000 km. Es tan grande que en su interior cabrían aproximadamente un millón de Tierras.
1 A nosotros nos parece que el Sol es inmenso, y que no hay nada en el universo que le pueda hacer sombra. Una sensación equivocada: el Sol es una simple y vulgar enana amarilla que, con 5.000 millones de años, está en la mitad de su vida. Hay estrellas en la Vía Láctea que son miles de veces más grandes que el Sol.
2 Su temperatura superficial ronda los 5.000 °C, pero en su núcleo se calcula que la temperatura llega a los 15 millones de grados centígrados.
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