La historia cultural. AAVVЧитать онлайн книгу.
París, Fayard, 1990, y Sartre et Aron, deux intellectuels dans le siècle, París, Fayard, 1995. Y un manual, firmado conjuntamente con Pascal Ory: Les intellectuels en France de l’Affaire Dreyfus à nos jours, París, Armand Colin, 1986.
24. Otros investigadores, preferentemente especialistas del fin del siglo xix, como Christophe Prochasson, vendrán a la historia cultural de la política por otros caminos: una historia social sensible a las cuestiones artísticas (Madeleine Rebérioux), a la que pronto tomaría el relevo una «historia conceptual de la política», iniciada por François Furet, y hoy encarnada por Pierre Rosanvallon.
25. Jean-Pierre Rioux y Jean-François Sirinelli (dirs.): Pour une histoire culturelle, París, Seuil, 1997.
26. Jean-François Sirinelli: Comprendre le XX siècle français, París, Fayard, 2005, p. 22.
27. Jean-François Sirinelli: Les baby-boomers. Une génération 1945-1969, París, Fayard, 2003 y Les vingt décisives, 1965-1985, París, Fayard, 2007. Dos investigaciones colectivas: Jean-Pierre Rioux y Jean-François Sirinelli (dirs.): La culture de masse en France de la Belle Époque à aujourd’hui, París, Fayard, 2002, y Jean-Yves Mollier, Jean-François Sirinelli y François Vallotton (dirs.): Culture de masse et culture médiatique en Europe et dans les Amériques 1860-1940, París, PUF, 2006.
28. Por ejemplo: Philippe Poirrier: «Le patrimoine: un objet pour l’histoire culturelle du contemporain? Jalons pour une perspective historiographique», en Soraya Boudia, Anne Rasmussen y Sébastien Soubiran (dirs.): Patrimoine, savoirs et communautés savantes, Rennes, Pur, 2008.
29. Jean-Claude Passeron (dir.): Richard Hoggart en France, París, BPI, 1999.
30. Stuart Hall: Identités et Cultures. Politiques des cultural studies, París, Éditions Amsterdam, 2007.
31. Erik Neveu: «La ligne Paris-Londres des Cultural Studies: une voie à sens unique?», Bulletin de l’Association pour le Dévelopement de l’Histoire Culturelle, julio de 2002, pp. 19-34.
32. Pascal Ory: «Qu’est-ce que l’histoire culturelle?», en Yves Michaud (dir.): Université de tous les savoirs, vol. 2, L’Histoire, la Sociologie et l’Anthropologie, París, Odile Jacob, 2002, pp. 93-106.
33. La bibliografía francesa sobre el tema ha sido muy pobre durante largo tiempo. El monográfico de la revista Réseaux (CNET-CNRS ) era una de las únicas referencias a las que se podía recurrir: «Les Cultural Studies», Réseaux 1 80, noviembre-diciembre de 1996. Disponemos ya de un manual, un ensayo sociohistórico: Armand Mattelart y Erik Neveu: Introduction aux Cultural Studies, 2003. Varias publicaciones, poco habituales entre los historiadores, dan testimonio también de este nuevo interés: Anne Challard-Fillaudeau y Gérard Raulet (dirs.): «Pour une critique des “sciences de la culture”», L’Homme et la société 149, 2003; André Kaenel, Catherine Lejeune y Marie-Jeanne Rossignol (dirs.): Cultural Studies-Études culturelles, Nancy, Presses universitaries de Nancy, 2003; Stéphane Van Damme: «Comprendre les Cultural Studies: une approche d’histoire des savoirs», RHMC 51-4, 2004 («Faut-il avoir peur des Cultural Studies?»), y Bernard Darras (dir.): «Études Culturelles & Cultural Studies», Médiation et Information 24-25, 2007. Un signo adicional de esta coyuntura lo constituye el seminario «Histoire culturelle-Cultural Studies», animado por Pascal Ory, que se celebró en 2006-2007 en el Instituto de Historia del Tiempo Presente del CNRS .
34. François Dosse: La marche des idées. Histoire des intellectuels-histoire intellectuelle, París, La Découverte, 2003 (trad. cast. La marcha de las ideas. Historia de los intelectuales, historia intelectual, Valencia, puv, 2007), y Bertrand Müller: «Linguistic Turn», en Dictionnaire des idées, París, Encyclopaédia Universalis, 2005, pp. 468-470.
35. Los trabajos de Dominique Kalifa (L’encre et la sang. Récits de crimes et de sociétés à la Belle Époque, París, Fayard, 1995; Crime et culture au XIX siècle, París, Perrin, 2005), y de Antoine de Bæcque (Le corps de l’histoire. Métaphore et politique 1770-1800, París, Calmann-Lévy, 1993; Les éclats du rire. La culture des rieurs au XVΠľ siècle, París, Calmann-Lévy, 2000) se citan algunas veces en esta perspectiva.
36. Esta postura de «mediador» se concreta principalmente en las reseñas que Roger Chartier regularmente aporta a Le Monde desde 1987. Otorga un lugar importante a los historiadores extranjeros, italianos (Carlo Ginzburg, Giovanni Levi), americanos (Natalie Davis, Svetlana Alpers, Michael Fried, Anthony Grafton, Keith Baker, Robert Darnton), ingleses (Francis Haskell, Geoffrey Lloyd) o españoles (Francisco Rico). Esta voluntad de hacer accesibles las obras extranjeras, traducidas o no, el autor la presenta como un deber científico y cívico, pero también como una manera de superar las simples tradiciones nacionales. Se trata, pues, de explicar que «la historia, al igual que los otros saberes, las producciones estéticas o las prácticas culturales, ha entrado en la era de los mestizajes. No hay nada que lamentar en esto, al contrario. Más bien hay que aprovechar esta invitación para llevar más lejos todavía la mirada» (Roger Chartier: Le jeu de la règle, Lectures, Bordeaux, Presses Universitaires de Bordeaux, 2001, p. 14). Desde principios de los años noventa este trabajo, realizado con continuidad, pretente también contrarrestar los enfoques preconizados por los adeptos del Linguistic Turn. Roger Chartier no desaprovecha ninguna ocasión para recordar la necesaria adscripción de la disciplina histórica dentro de las ciencias sociales y para denunciar las aporías reductoras del Linguistic Turn. Véase: Roger Chartier: «La nouvelle histoire culturelle existe-t-elle?», Cahiers du Centre de recherches historiques 31, abril de 2003 pp. 13-24.
37. William Scott: «Cultural History, French Style», Rethinking History 3-2, verano de 1999 pp. 197-215.
38. Pascal Ory: «Pour une histoire culturelle de la France contemporaine (1870-...) État de la question», Bulletin du Centre d’Histoire de la France contemporaine 2, 1981, pp. 5-32; «L’Histoire culturelle de la France contemporaine, question et questionnnement», Vingtième Siècle. Revue d’histoire 16, 1987, pp. 67-87. Véase también la selección Pascal Ory: La culture comme aventure. Treize exercises d’histoire culturelle, París, Complexe, 2008.
39. Antoine Prost: «Sociale et culturelle, indissociablement», en Jean-Pierre Rioux y JeanFrançois Sirinelli (dirs.): Pour une histoire culturelle, París, Seuil, 1997, pp. 131-146.
40. Antoine Prost y Jay Winter: Penser la Grande Guerre. Un essai d’historiographie, París, Seuil, 2003.
41. Dominique Kalifa: «L’histoire culturelle contre l’histoire sociale?», en Laurent Martin y Sylvain Venayre (dirs.): L’histoire culturelle du contemporain, París, Nouveau Monde Éditions, 2005, pp. 75-84.
42. Este punto lo desarrolla particularmente Jean-Pierre Rioux: «Histoire culturelle», en Sylvie Mesure y Patrick Savidan (dirs.): Le Dictionnaire des sciences humaines, París, PUF, 2006 pp. 549-551.
43. Jean-Yves Mollier: «Histoire culturelle», en Paul Aron, Denis Saint-Jacques y Alain Viala (dirs.): Dictionnaire du littéraire, París, PUF, 2002, pp. 266-267.
44. Ibíd., pp. 266-267.
LA HISTORIA CULTURAL EN ITALIA*
Alessandro Arcangeli
Trazar el panorama de los estudios italianos en materia de historia cultural, limitándonos necesariamente a una muestra1 y concediendo un amplio espacio a la historia moderna, tanto por las competencias de su autor como por el papel decisivo que este sector ha desempeñado metodológicamente, requiere algunas precisiones preliminares, que se refieren, en parte, al «nombre» y, en parte, a la «cosa». Está claro para el lector de este volumen (al menos lo estará al final de su lectura) que la noción de historia cultural no está desprovista de ambigüedad y que se presta a una pluralidad de usos que, en parte, representan variantes o usos regionales. Una de las particularidades italianas de este asunto proviene de una resistencia que los historiadores manifiestan a dicha expresión. Tanto en la investigación como en la docencia, encontramos pocos indicios