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Patrimonios migrantes - AAVV


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transforman. En Europa desaparecieron durante el siglo XIX muchas de las murallas que desde épocas remotas habían determinado la imagen y el concepto de la ciudad. La ampliación de los espacios urbanos hacia nuevas geografías obligó a desterrar estos muros que daban cobijo y que oprimían al mismo tiempo. Algo similar ocurrió en Iberoamérica. A través de los restos de fortificaciones coloniales de Montevideo, la institución cultural Al Pie de la Muralla lleva adelante proyectos de Educación para el Patrimonio como una forma de consolidar su identidad y de impulsar la creación de ciudadanía en un país como Uruguay, donde la temática identitaria siempre ocupó un papel relevante. La idea de fortificación nos permitiría también acercarnos a otras realidades en las que un entorno protector puede acabar convirtiéndose en un espacio asfixiante y opresivo.

      Reorientamos la versatilidad que proporciona el enfoque histórico en base a la adscripción o transición geográfica para trasladarnos a la realidad virtual. En su aportación titulada La obra de arte como experiencia educativa en el MoDE Museo Taller de la Educación de la Universidad de Bolonia la profesora Chiara Panciroli expone su trabajo a partir de la creación de un museo virtual donde el arte tiene una función primordial dentro de los esquemas educativos propios de su especialidad como pedagoga. Se preocupa aquí la investigadora por acercar el arte a los más pequeños mediante el recurso informático y la red de Intenet, favoreciendo entre los públicos más pequeños y los jóvenes la idea de experimentar en base al descubrimiento de la obra de arte, acercando las obras a la vida cotidiana de las personas, a sus intereses, sin descartar los modelos didácticos que ya hicieron famosas las pedagogías experimentales en las escuelas de Reggio Emilia hace varias décadas. Panciroli opina que este tipo de argumentaciones deberían interesar principalmente a los maestros, a los educadores culturales y a los res­ponsables de las políticas culturales, así como a los directores y profesionales de los mu­seos, que desde distintos puntos de vista y diferentes roles, tratan y manejan el patrimonio cultural artístico. De la futura labor de difusión de un proyecto europeo que desea fomentar se hace eco en su texto, en el cual encontramos bellas alusiones a Federico Moroni, de quien se declara seguidora y admiradora, teniendo en cuenta su adecuado posicionamiento desde el llamado no-método. Con Panciroli recorremos la posibilidad de generar actividad educativa en torno a un museo completamente virtual.

      Y ahora desde el migrante mundo que promueve Internet nos mudamos a la caza de nuevas identidades artísticas de la mano de Lilian Amaral, quien con su texto titulado Patrimonios migrantes: geopolítica e identidades en tránsito investiga los modos de hacer colaborativos y artísticos, que se configuran en el ámbito de una geopolítica líquida, apropiándose del espacio-tiempo de forma participativa y compartida en las redes. Todo ello a través de los procesos de transformación de los territorios, considerando sus implicaciones culturales, ecológicas, políticas, sociales y tecnológicas, teniendo la creatividad social, la acción colectiva y las prácticas artísticas contemporáneas como ejes temáticos para innovadoras plataformas de intervención urbana. En las experiencias que describe se opera con un contexto expandido de arte, en base a ideas concebidas por creadores de imágenes, sonidos, movimientos y textos. Dichas ideas son confrontadas por críticos, escritores, antropólogos, psicoanalistas y educadores. Con estas acciones se promueven discusiones acerca de los dispositivos de creación, recepción, mediación, enseñanza y difusión educativo-cultural, experiencias cuyos orígenes se dan en diversos territorios y contextos, y que en el contacto intercultural pueden potenciar nuevas prácticas y reflexiones. Al atravesar dominios y campos específicos del saber se discute sobre los mecanismos de producción y apropiación de la cultura visual, uniendo los territorios de los diversos lenguajes: verbal, audiovisual, escénico, así como los diversos medios y contextos en los cuales operan las significaciones humanas.

      Amparo Alonso-Sanz describe sus Migraciones metodológicas en educación artística como una estrategia pedagógica regenerativa. Según nos dice la profesora de la Universidad de Alicante, la comprensión de las migraciones metodológicas se plantea en educación artística como un acercamiento a los cambios y adecuaciones surgidos de la interacción entre educadores de museos, formadores de maestros, estudiantes de grado de Maestro de Educación Infantil y Educación Primaria, maestros que ejercen su profesión, y evidentemente el alumnado de las escuelas. La autora analiza en su trabajo los intercambios que diluyen las fronteras didácticas y los límites entre las necesidades de cada uno de estos colectivos, entendiendo la búsqueda de procesos de enseñanza-aprendizaje del arte como verdaderos itinerarios de encuentros.

      Ricard Ramon analiza la marca Lladró y la cerámica artística como un patrimonio migrante en su texto Visiones de ida en porcelana. Lladró y las nuevas formas de aproximación al patrimonio, un estudio sobre la narrativa visual que emerge de las porcelanas Lladró como referente visual válido para plantear reflexiones en el ámbito de la educación artística. El universo visual y estético de Lladró es perfectamente coherente en sí mismo, si bien los valores culturales que emanan de estas frágiles porcelanas de kitsch nostálgico reflejan las acciones y las posiciones de una determinada estructura cultural muy poderosa, que sigue viva y vigente, aunque en constante decadencia y transformación. Lladró representa y construye un discurso visual anclado en los valores de esa modernidad que en el presente se muestra en descomposición, si bien lucha de manera persistente y tenaz por su supervivencia. Se habla aquí de migraciones mentales o conceptuales, de traslaciones en cuanto a determinados valores culturales, superpuestos a culturas en las que muchos de esos valores acaban conformando un tamiz profundamente falso y artificial que no es más que el fruto de una falta de comprensión real y profunda.

      El autor se pregunta de qué forma nos podemos dejar arrastrar de manera inconsciente (o en algunos casos consciente) en nuestras propias prácticas educativas por estos valores. En nuestra creencia, casi fe absoluta en muchos casos, en la universalidad de los propios postulados de la modernidad ilustrada, proponemos únicamente viajes de ida, como inmóviles e inamovibles proyecciones. Para Ricard Ramon la educación artística debe acompañar y mediar en todo el viaje de transformación, de migración, y ésta es otra de las vías en las que hemos de entender la migración del patrimonio, no únicamente en un sentido sincrónico y diacrónico, sino a través de la multiplicidad de significados, de significaciones vitales, de experiencias que emergen de nuestra relación con el mismo, que lo convierte en organismo vivo, en la medida en que pueda seguir formando parte de nuestra propia existencia vital, la enriquezca y la nutra, convertido casi en una savia cultural. Se hace alusión en su trabajo a la fragilidad del patrimonio y el papel esencial de la educación artística. Una de las valientes aportaciones del autor radica en su acercamiento a un universo estético poco tratado con anterioridad por los investigadores de ámbitos como la historia del arte o la educación artística. En ese sentido, también, su incursión se convierte en un verdadero patrimonio migrante.

      Apolline Torregrosa y Marcelo Falcón pretenden con sus Patrimonios instintivos visibilizar el patrimonio como una fuerza que hace posible las relaciones sociales, como una energía instintiva que invita secretamente a la reunión colectiva, aquella que es capaz de crear y recrear espacios respirables, habitables, comunicables. En este sentido los patrimonios instintivos hacen referencia a la acción de las potencias inconscientes de las personas que son capaces de abrir pasajes en lo real hacia otros pliegues de la existencia. Dimensiones emergentes que llevan hacia un tiempo arquetipal, y hacia las cuales es posible seguir migrando, danzando todos los días. Un viaje sagrado que puede ser vivido como una liturgia afectiva lejos de toda obligación. Sobre la base de su propuesta, los autores definen «todos los diálogos patrimoniales como potencias sensibles, afectivas, instintivas» que «se actualizan como parejas de opuestos creadoras».

      En su texto Escuela-Museos. De la necesaria diferencia entre mediación cultural y enseñanzas artísticas René Rickenmann parte de la idea de que la concepción histórico-cultural del desarrollo ha fijado las reglas de muchos conceptos vinculados al patrimonio, de modo que en una gran mayoría de sociedades actuales

      los procesos de transmisión de la herencia cultural se llevan a cabo a través de instituciones especializadas que, a lo largo de la historia, han ido dando forma no solamente a aquello que se transmite, sino también a los modos y objetivos de estos procesos de transmisión.

      Estableciendo paralelismos entre los museos y las escuelas como «instituciones culturales encargadas esencialmente


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