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Universidad y Sociedad: Historia y pervivencias - AAVV


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secundaria. Muchos padres republicanos, si tenían medios, enviaban a sus hijos a escuelas no estatales, fuesen academias o colegios religiosos, esquivando así el adoctrinamiento falangista más extremo de los años cuarenta. Además, de los tres colegios que los salesianos tenían en Barcelona, al que iba Lluch estaba pensado para la clase media y se encontraba cerca de donde vivía la familia. Los 53 compañeros que acabaron el bachiller mantuvieron una reunión anual, lo que le permitió a Lluch, escrutador infatigable de cuanto lo rodeaba, observar la evolución, en vivo, de una generación de clase media, la de su promoción.10

      Ernest tenía un espíritu curioso y poseía una potente dotación intelectual y física. Devoraba libros desde jovencito y además era muy aficcionado al deporte, terreno en el que, siendo adolescente y joven (también después), destacó. Consiguió trofeos en atletismo11 y más tarde practicó el básquet. El deporte y los valores de disciplina, superación y esfuerzo que comporta se deben considerar como una parte importante de su educación y la conformación de su personalidad. El propio Lluch ha reconocido que su entrenador, Nemesi Ponsati, le enseñó mucho.12

      Ernest Lluch entró a estudiar Económicas en la Universidad de Barcelona en 1956 y se licenció en 1961. Para las familias de clase media menestral, los estudios universitarios comportaban muchos sacrificios y suscitaban dudas que se produjeron en otros casos y también en la familia Lluch. Cuando acabó el bachiller en 1953, se dedicó al negocio familiar. Su padre era, como se ha dicho, guarnicionero y él se dedicó unos tres años a ser el viajante de la empresa familiar, tarea que le permitió recorrer y conocer buena parte de España, lo que le valió, dadas sus dotes de perspicaz y agudo observador, para el conocimiento directo del país.13

      Lluch comenzó a estudiar en la universidad un poco a escondidas de su padre, que tenía previsto que se dedicara al negocio familiar. La atracción de Ernest por el estudio y la complicidad de su madre (una señora que leía todos los días la prensa, cosa nada común en aquellos años) y su hermana que siempre le apoyó, fueron más poderosas que la voluntad paterna. Comenzó el curso 1956-57 mientras hacía la mili (de voluntario en Montjuïc, para compatibilizar el servicio militar y las obligaciones del negocio familiar). Empezó Económicas sin sentir una atracción especial, casi por azar. Él sentía inclinación por la arquitectura, aunque de hecho le gustaba todo y entendía que todo podía acabar interesándole y gustándole si se entregaba y lo trabajaba. Además, Económicas era una mezcla de ciencias y letras y a Lluch la interdisciplinariedad siempre le cautivó, pero sobre todo tenía las clases por la tarde lo que le permitía seguir ayudando en el taller familiar.14 Las facultades de Económicas, por otro lado, entonces se estaban creando y eran el núcleo intelectual más dinámico y comprometido de la universidad española, y a su vez el más combativo tanto a nivel discente como docente, por reunir profesores más jóvenes y profesores consolidados que compatibilizaban su facultad de origen (derecho o letras, por ejemplo) con los retos del nuevo saber académico.15

      La universidad de los años cincuenta aún no era exactamente el espacio de hijos de menestrales fabricantes de guarniciones, sino un «espacio burgués», dirá Fernández Buey, donde acudían, especialmente, hijos de profesionales.16 El mismo Lluch recordaba que de los treinta y siete compañeros que acabaron Económicas, siete eran modestos y al resto los veía, por sus costumbres y hábitos, de clase media más elevada. En este sentido debe señalarse que él, como otros compañeros de generación y alguna compañera (usualmente de letras) pertenecen al grupo de familias que comenzaron a romper el techo de cristal de una universidad restringida y elitista. No sería, sin embargo, el único techo que los de su generación rompieron, como veremos.

      Fue un estudiante esforzado y brillante: obtuvo premio extraordinario17 y una de las «subvenciones fin de carrera» que estableció la Caja de Ahorros de la Diputación Provincial de Barcelona para premiar los estudiantes que hubiesen destacado en sus promociones.18 Aprovechó perfectamente los buenos profesores que le dieron clase: Vicens Vives, Jordi Nadal y sobre todo Fabià Estapé. No todos los universitarios de aquella época encontraban maestro. Lluch, en este sentido, fue afortunado: el profesor Fabià Estapé (1923-1912) fue un excelente economista e introductor en España de los estudios de Joseph Schumpeter y John Kenneth Galbraith. La relación entre Lluch y Estapé fue siempre intensa y estuvo llena de complicidades y admiración mutua.19 Desde la primavera de 1962 empezó a escribir artículos de economía en diversos medios (entre ellos Información Comercial Española, donde participó en un monográfico titulado «Noticia de Cataluña») o a participar en congresos, cursos y conferencias sobre temas económicos, lo que constataba la excelencia del joven economista.20

      Pero, además de tener excelentes profesores y un buen maestro, por encima de todo LLuch, como otros estudiantes vivaces de su época, fue un joven curioso, despierto y crítico. Una personalidad con «criterios propios».21 Un estudiante «con inquietudes», se decía en el lenguaje un tanto cursilón de la época. Y fue un joven políticamente comprometido. Las convicciones políticas democráticas fueron tempranas: venían de la familia y además había un componente generacional: ni a él ni a muchos compañeros les satisfacía la dictadura y el limitado horizonte cultural y vital que ofrecía y se opusieron al franquismo. Muchos estudiantes de aquella generación desarrollaron una actitud cívica y política de rechazo a la dictadura. Esta actitud crecientemente crítica los aglutinaba, aunque las estrategias que pensaban sobre el futuro del país eran diversas.

      Lluch estaba próximo al MSC, se sentía catalanista y del grupo de Serra d’Or.22 De estudiante mediaba entre todas estas tendencias y aún otras. Fue delegado demócrata en la primera vez que se hicieron estas votaciones en el curso 1959-60 en el marco del SEU. En estas elecciones a Cámaras de facultad fueron elegidos antifranquistas y críticos (también hubo falangistas). Lluch fue representante de su facultad y con otros organizó plataformas de representantes (Interfacultats se llamaban en Barcelona) que articulaban trabajo sindical reivindicativo y socialización cultural y política, organizando conferencias, cine-clubs, teatro, revistas internas (Oikos en Económicas)23 y otras actividades culturales –como cursos de catalán– desde las que creaban opinión y alcanzaban a otros compañeros. En este primer núcleo de oposición «Inter» estuvieron estudiantes como Isidor Boix, Isidre Molas, Albert Balcells, Rosa Borràs, Jordi Sales, Pere Parra, Octavi Gustà y el propio Lluch.24

      Comenzó entonces a escribir en Serra d’Or, revista del área cultural catalana nacida en 1959 que aglutinaba puntos de vista diferentes de jóvenes intelectuales, y en la que Lluch se encargó de la sección de economía.25 Tres veces fue detenido cuando estudiaba Económicas: en una concentración de estudiantes demócratas de Montserrat (1959),26 en las acciones (pintadas) ocasionadas por el encarcelamiento de Jordi Pujol (1960), y por acudir a una asamblea de estudiantes de Derecho (1961), donde diversos representantes de los estudiantes se adhirieron a la realización de una conferencia internacional contra la dictadura. Fue juzgado por el TOP que, sin embargo, no pudo condenarlo por falta de pruebas (Lluch dijo que no estaba en ninguna asamblea), aunque fue destituido como representante y expedientado, problema del que pudo salir airoso gracias a las influencias de un primo hermano de su abuela que era cardenal.27

      En 1962 completó sus estudios en París, en l’École de Haute Études. Siguió clases de Pierre Vilar y Jean Weiller. Trabajó sobre el pensamiento económico (Quesnay, John Stuart Mill y Helen Taylor, Marx, F. Engels, Schumpeter, John M. Keynes) y se centró en el análisis del pensamiento económico que influyó en España, tema del que trataría su tesis doctoral. En Francia, según ha explicado Estapé, además reforzó sus convicciones políticas, estudiando y articulando las líneas básicas de su visión para la democratización y la modernización del país, tarea a la que, complementaria a su función investigadora y docente, se dedicó tan pronto como retornó a Barcelona como profesor auxiliar. De este modo, según su maestro pasó de ser «líder natural a líder político».28

      PERSONALIDAD, ULTURA POLÍTICA E IDEARIO

      Ernest Lluch tenía una personalidad «abassegadora», que todo lo alcanza. Profesor: catedrático de historia económica, historiador destacado del pensamiento de los siglos


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