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Explotación, colonialismo y lucha por la democracia en América Latina. Pablo González CasanovaЧитать онлайн книгу.

Explotación, colonialismo y lucha por la democracia en América Latina - Pablo González Casanova


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      II

      La medición de las asimetrías alude de manera inmediata a las curvas de frecuencia simétricas, en particular a aquellas llamadas “normales” o próximas a las normales, en que el valor medio es el predominante. El concepto de asimetría implica así una noción de desigualdad, sobre todo si se piensa que la mayoría de las curvas de fenómenos sociales son “hacia la derecha”, con lo que indican el predominio en la población de los valores más bajos: ingresos, salarios, etc. Pero las asimetrías también aluden a un tipo de relación, que es una propiedad de las escalas nominales.

y = x.[9] En todo caso, el término encierra la idea de relación y cuando esta relación es asimétrica, quiere decir que la relación que existe entre x y y es “mayor que” o “mejor que” la relación existente entre y y x —propiedad de las escalas ordinales.

      Con frecuencia, cuando se destacan las relaciones disimétricas se dice que son irreversibles, o se menciona la irreversibilidad como una característica más del fenómeno. Ahora bien, en un sentido funcional, se dice que una relación del tipo y = f (x) es irreversible si la función inversa x = f (y) no existe. La función sólo es reversible en un sentido causal si puede ser interpretada tomando a x como causa y a y como efecto o viceversa. Si sólo x es causa y y sólo es efecto, la función es causalmente irreversible.

      En cualquier caso en las ciencias sociales, tanto las relaciones asimétricas —o disimétricas— como las relaciones irreversibles apuntan a una noción de poder o de “influencia” política, a un “factor de dominio” en que un elemento de la proposición guarda con el otro una relación mayor o mejor, o en que lo que le puede hacer un elemento x a otro y, éste no se lo puede hacer a aquél; o dicho de otro modo, que lo que hace y obligado por x, no es posible que x lo haga obligado por y.

      Es evidente que en todas estas proposiciones y mediciones de la conducta humana se alude a un valor —la libertad— quizá más importante que el de la igualdad para comprender no sólo el fundamento social del análisis estadístico y sociológico, sus bases sociales, ideológicas y estructurales, sino algunas limitaciones científicas de la investigación empirista, relacionadas con el individualismo y con la propia sociedad de mercado.

      Resulta difícil decir hasta qué punto el verdadero dogma a que se refería Tocqueville cuando estudiaba el nacimiento de la sociedad capitalista no era la igualdad, sino la libertad. Lo que sí es posible decir es que entre los filósofos y los investigadores más representativos del pensamiento clásico burgués, no es el igualitarismo sino el liberalismo la característica más significativa y la corriente de valores más profundamente arraigada. Desde la libertad de conciencia hasta la teoría del laissez-faire con sus manifestaciones más específicas, que van de la libertad de pensamiento, la libertad de expresión, la libertad política, hasta las formulaciones teóricas de la persona humana, asociadas a la “libertad de mercado”, a la “libre competencia”, a la “libertad del empresario individual”, a la “libertad del trabajador individual”), la idea de libertad formal y el valor que implica señorean el pensamiento de los filósofos e investigadores de la naciente sociedad capitalista. Que ellos postulen que las leyes naturales corresponden a su escala de valores morales no les impide hacer juicios de valor, destinados a acabar con las limitaciones dogmáticas a la libertad de conciencia, o con las que el Estado precapitalista imponía al empresario y el ciudadano, o con las que los estamentos y los gremios imponían a los hombres.

      Ahora bien, es evidente que la asimetría, como propiedad de las escalas ordinales o como función, es diferente de la desigualdad como distribución o dispersión, y que también es distinta en tanto que aquélla apunta a una relación interna, directa, y ésta no. La disimetría y la irreversibilidad apuntan a las relaciones del ciudadano con el Estado, de un ciudadano con otros, de un empresario con otro, del trabajador y su empleador; o a relaciones entre agregados de ciudadanos, empresarios, trabajadores, o entre los Estados, concebidos como agregados de aquéllos. Sobre este punto quizá valga la pena detenerse.

      En el liberalismo clásico el problema de la libertad de las naciones no se plantea. Es más bien la escuela alemana —opuesta al liberalismo—, que corresponde a las corrientes


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