Эротические рассказы

Cuando es real. Erin WattЧитать онлайн книгу.

Cuando es real - Erin Watt


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graduarte en ciencias de la comunicación? —pregunto, esperando que recordárselo le distraiga.

      Pero W ondea la mano despectivamente.

      —La única razón por la que entré en esta carrera es para meterme a trabajar en la tele. Quiero ser presentador de algún programa de deportes. Ya lo sabes. Así que si puedo llegar más rápido a ese objetivo, ¿por qué no? —Al no responder, presiona los labios, triste—. ¿Me estás diciendo que no quieres hacer esto por mí?

      —No es eso…

      —No creo que sea mucho pedir —me interrumpe—. Porque voy a estar sin novia durante varios meses…

      —Un año —susurro.

      Se queda con la boca abierta.

      —¿Un año? ¿La ruptura falsa va a durar un año? —Alza las manos en señal de sorpresa—. ¿Ves? ¡Es un gran sacrificio por mi parte! Será mucho más fácil de sobrellevar si al menos saco a cambio una oportunidad laboral.

       ¿Saber que estarías ayudándome a poder mantener a mi familia no es suficiente?

      Me muerdo la lengua antes de soltar esas palabras de enfado. Supongo que entiendo lo que dice. Un año es mucho tiempo y estoy bastante segura de que nos cansaremos de quedar a escondidas antes o después. Además, no es como si Diamond fuera a firmar algo con él, así que, si alguien con autoridad le ofrece alguna crítica constructiva, a lo mejor por fin se da cuenta que eso que hace en YouTube es una pérdida de tiempo.

      —Tienes razón —convengo—. No podemos dejar pasar ninguna oportunidad laboral.

      Su expresión se torna alegre.

      —Mándame por correo lo que quieras y yo se lo pasaré a las personas adecuadas.

      —¡Joder, nena, sí! ¡Eres la mejor!

      Me atrapa con sus brazos y me besa hasta que me quedo sin aliento, y ambos reímos al separarnos.

      Bueno, él ríe, yo finjo. Algo normal en mi vida, supongo.

      Capítulo 7

      Ella

      El viernes por la noche, cuarenta y ocho horas después de mi visita a la Universidad del Sur de California, W y yo «rompemos». Antes de marcharme de su cuarto ese día, me besó, me dijo que me quería, y me prometió mandarme el vídeo lo antes posible. Aunque no me siento totalmente cómoda con lo de hablarle a Jim Tolson del estúpido canal de W, me preocupa que, si no lo hago, a W deje de parecerle bien este trabajo con Oakley y rompa conmigo de verdad. Y estoy desesperada porque me apoye en esto.

      Como no nos conectamos a Facebook tan a menudo, le anunciamos a las masas nuestra ruptura de dos maneras:

      1. W elimina el acceso directo a mi Twitter e Instagram de sus biografías. Ambos decían «Locamente enamorado de @VeryVaughn». Ahora no ponían nada.

      2. Yo tuiteo cuarenta y tres caracteres de pura tristeza:

      Vaughn Bennet @VeryVaughn

      Las rupturas son un ASCO. #corazónroto #ascodevida

      En cuestión de minutos nos empiezan a llover mensajes directos por parte de nuestros amigos tanto en Twitter como en Instagram. Me siento en la cama con una tarrina de helado de chocolate con pepitas en el regazo y una cuchara colgando de mi boca; luchando contra las lágrimas que amenazan con derramarse mientras miro la pantalla del ordenador.

      @MandiHunt343 ¡Dios, W! ¿Qué le ha pasado a tu biografía? ¿¿Habéis roto tú y V??

      @CarrieCarebearDawes ¿HABÉIS ROTO W Y TÚ?

      @KikiSimpson Por Dios, Vaughn. ¿Cuándo ha sido?

      @Tracyloves1D Si ese cabrón de W te ha puesto los cuernos, voy a PARTIRLE LA CARAAAA!!

      Carrie, Kiki y Tracy son amigas mías del instituto. Carrie es la más íntima, así que le devuelvo un mensaje confirmándole que sí, que W y yo hemos roto. Al instante me responde y se ofrece a venir a casa con helado. Le digo que ya he cubierto ese frente y quedamos en vernos para comer el domingo.

      Como la publicista de Oakley me dijo que tengo que responder a todos los tuits referentes a la ruptura, me obligo a responderles a Kiki y a Tracy, pero no les ofrezco ningún detalle. W fue muy insistente en que no quería parecer a) débil o b) un chico malo. Así que, la ruptura fue idea suya y no se me permite acusarlo de haber hecho nada mal.

      Nuestra historia oficial es que él me dejó porque no quería tener una relación a largo plazo ahora que acababa de empezar la universidad. Me aseguré de decirle a Tracy que no había habido cuernos. Luego, me meto otra cucharada de helado en la boca y me obligo a no llorar.

      Me recuerdo que no es una ruptura real, pero eso no alivia el dolor que tengo instalado en el estómago. Me muero por mandarle un mensaje a W. No, quiero llamarlo y oír su voz para asegurarme de que todos estos tuits son solo respuestas honestas a una situación completamente falsa.

      Pero no puedo. Claudia me prohibió cualquier contacto entre ambos durante al menos una semana para «dejar que la ruptura se asentara», así que no puedo coger el teléfono y llamarlo para quedarme más tranquila. Me dijo que nos iba a observar de cerca. No sé lo que eso significa, pero les tengo un poco de miedo a ella y a Jim, así que no lo llamo aunque me muera de ganas de hacerlo.

      —¿Vaughn? —Mi hermana llama a la puerta de mi dormitorio con suavidad.

      —¿Sí? —respondo con voz temblorosa. La ruptura falsa parece demasiado real.

      —¿Puedo entrar?

      —Sí, haz lo que quieras.

      Paisley entra, le echa un vistazo a la tarrina de helado y luego a mi expresión llorosa, y se une a mí en la cama. Sus ojos marrones se fijan en la pantalla del ordenador y luego se llenan de compasión.

      —Lo siento mucho. Sé que debe de ser horrible para ti. —Se muerde el labio—. No es demasiado tarde si te quieres echar atrás.

      —Sí, sí que lo es. —Soy incapaz de dejar de pensar en el dinero—. Pero el año pasará rápido, ¿verdad?

      Paisley asiente.

      Me trago otra cucharada de helado.

      —¿Sabes cuál es la peor parte? Bueno, la segunda peor, porque no poder hablar con W es la primera. Es que Oakley Ford es un auténtico gilipollas. Ni siquiera me estrechó la mano en la reunión. ¿Cómo va a hacer entonces para tocarme en público?

      —Se dio cuenta de que tenías hambre y te consiguió comida. Es algo. Además, es guapo —puntualiza Paisley.

      Sí, al menos tiene eso.

      Mi hermana se levanta de la cama.

      —Voy a llevar a los gemelos al cine esta noche. ¿Quieres venir?

      Niego con la cabeza.

      —No, voy a quedarme en casa y a regodearme en mi miseria. Planeo engordar por lo menos cinco kilos a base de helado.

      —No engordes mucho —bromea—. O sino puede que Oakley Ford cambie de parecer sobre lo de salir contigo.

      En realidad, no suena tan mal. Quizá debería abrir otra tarrina de Ben & Jerry’s.

      Paisley se inclina y me da un beso en la mejilla.

      —Estás haciendo algo bueno. En serio. Esto va a ayudarnos más de lo que crees.

      Si lo sé. Pero eso no significa que tenga que hacer como que me encanta. Ya echo de menos a W y solo han pasado dos días desde la última vez que hablé con él.

      En cuanto Paisley se va, me centro en mi heladoterapia. Me lo como despacio. Tanto que cuando llego al fondo ya está todo prácticamente derretido. Remuevo lo que queda mientras pienso en el plan de Oakley


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