Эротические рассказы

Cuando es real. Erin WattЧитать онлайн книгу.

Cuando es real - Erin Watt


Скачать книгу
—replico, deseando de repente haberlo tratado.

      Al fin y al cabo, habría sido más fácil y un gran paso para que W se sintiera más cómodo con mi trato con Oakley. Me apunto mentalmente que he de hablar con Jim la próxima vez que lo vea.

      —Bueno, nuestra relación es un problema para la agencia. Interfiere con mis… deberes. Le gente no puede saber que

      tengo novio así que quieren que rompamos en público —cuando frunce el ceño me doy prisa para explicar el resto—, pero no de verdad. Seguiríamos saliendo de verdad. Excepto que…

      —Hago una mueca—… no pueden vernos en público.

      Me mira perplejo.

      —¿Quieres que rompamos pero que no sea de verdad?

      —Sí. —Dios. Suena tan estúpido.

      —¿Quieres romper conmigo, V? Porque yo ni siquiera sabía que tuviésemos problemas. Si no quieres que salgamos, dímelo —lo dice de forma tan objetiva que parece como si romper conmigo no le afectase.

      Pero a mí sí.

      —¿Quieres tú romper conmigo? —exclamo, nerviosa y preocupada.

      W es mi apoyo. Empezamos a salir antes de que mis padres falleciesen, y durante aquel doloroso verano estuvo a mi lado todo el tiempo, a pesar de mis lloreras impredecibles. Como cuando estábamos en el centro comercial y vi el anuncio del día del padre en una tienda Hallmark. Aquella noche volví a casa decidida a ser la novia divertida de antes y desde entonces no he vuelto a llorar frente a él.

      Me preocupaba muchísimo que fuese a romper conmigo cuando empezó la universidad; pero no lo hizo. Me dijo que me quería y que se quedaría conmigo, aunque significase retrasar algunos de los planes que había hecho para ambos.

      —Claro que no. —Me coloca en su regazo y frunce el ceño de nuevo—. ¿Pero cómo va a funcionar? —Sus manos se cuelan bajo mi camiseta—. Se supone que nos lo íbamos a pasar en grande juntos este año.

      —Lo sé —digo triste—, pero es mucho dinero.

      W vuelve arrugar el ceño.

      —Paisley y tú os las arregláis bien. ¿No me comentaste que gana lo suficiente como para no trabajar en dos sitios a la vez?

      —Sí, pero…

      —¿Y no pospusiste venir a la universidad este año porque tenías que trabajar?

      —Sí, pero…

      —Entonces no necesitas este —dice con la confianza de alguien que no se ha tenido que preocupar por una factura en su vida.

      La familia de W tiene dinero. Incluso gastaron algo para que tuviera una habitación en la residencia De Neve Plaza que tiene una suite de dos habitaciones y un baño privado que comparte con otros tres tíos. Cuando vi lo que costaba la suite por semestre casi me trago el chicle.

      —Sí, W. Sí que necesito el trabajo. Mi familia lo necesita.

      Le cojo de las manos, con las que intenta quitarme la camiseta, y las junto entre las mías.

      —¿Esto es idea de Paisley? Porque sabes que me odia.

      —No te odia.

      W gruñe con recelo. Sus dedos acarician la pretina de mis vaqueros y yo me obligo a no echarme hacia atrás. Es W. Le quiero. Por lo que deberían encantarme sus caricias, no hacer que me tense cuando lo veo aproximarse hacia mí.

      Mi hermana nunca me ha dicho que no debería tener sexo con W, pero sé que cree que soy muy joven. Parte de su reticencia viene de su propia primera vez, la cual ella misma dice que fue terrible. Tras el funeral de nuestros padres, Paisley se sentía sola, deprimida y preocupada sobre cómo cuidar de nosotros. Así que acabó acostándose con alguien que no conocía muy bien porque necesitaba consuelo. Y fue tan horrible que la pillé llorando al día siguiente. No digo que me traumatizase, pero tenía claro que no quería ir rápido con W después de aquello.

      —Vale, finjamos que lo hago —dice W despacio—. ¿Quién rompería con quién?

      Su cambio de ciento ochenta grados me deja alucinada. Supongo que debería aliviarme que W se muestre dispuesto, pero en lugar de eso su actitud tan normal me sienta mal. Una de las cosas buenas de W es que es muy relajado. Nunca me molesta por mi falta de ambición o por el hecho de que no tengo ni idea de qué hacer con mi vida. Si no puedo tener una cita porque quiero estar con mi familia o trabajo turnos extra nunca se queja. Me digo a mí misma que es algo bueno y positivo. En los meses tras la pérdida de mis padres, su actitud relajada era lo que necesitaba.

      Y ya que necesitaba que le pareciese bien esto, no debería irritarme que pregunte cómo será la ruptura de forma tan normal, como si me estuviese preguntando por el tiempo que hace.

      —¿Cómo quieres que sea? —contesto con otra pregunta.

      Él se encoje de hombros.

      —Probablemente debería ser yo, pero no quiero que ninguno de nuestros amigos me acuse de engañarte. Diremos que ya no funcionaba.

      ¿Engañarme? ¿Le digo ahora que se supone que tengo que besar a Oakley Ford o espero a luego? Aunque en realidad no puedo elegir ninguna opción, porque me han prohibido decirle a W que Oakley está involucrado. Está claro que lo descubrirá pronto, pero el contrato que he firmado me prohíbe mencionar a Oakley.

      Esto es un lío.

      —Me aseguraré de que todos sepan que no has hecho nada malo —prometo mientras internamente lucho contra mi creciente inquietud.

      —Vale —se queda callado—. Y… ¿podemos seguir quedando en secreto?

      Siento que eso no es lo que quería preguntar, ha vacilado demasiado antes de hablar. Pero asiento de todas formas.

      —Aunque tendrá que ser en mi casa. Y no podremos mandarnos mensajes durante la ruptura. Podemos hablar por teléfono pero no puede haber pruebas por escrito. Así que nada de mensajes de texto, Snapchats, comentarios en Instagram y esas cosas.

      —Es como una de las misiones de James Bond —alza las cejas—. ¿Entonces tendré una aventura en secreto con mi novia? Me pone un poco.

      Me siento aliviada. Esto es bueno. Ya bromea y, por alguna razón, eso me dice que nos irá bien.

      —Escabullirse será guay —le digo para tentarlo.

      Eso hace que me sonría con picardía.

      —¿Y qué más?

      Mierda. Esta es la parte difícil.

      —Puede que me hagan fotos con ciertos famosos…

      Sus ojos se iluminan.

      —¿Cómo quién?

      —Todavía no lo sé —miento—. Pero si ves fotos mías en internet debes saber que no son reales. —Vuelvo a mentir—. La mayoría serán manipuladas con Photoshop. En serio, nada de lo que haga este año será real. Todo estará manipulado, como… piensa que es como un reality show que Diamond produce.

      Él asiente.

      —Hablando de programas de televisión…

      Mi ansiedad aumenta mientras espero a que prosiga.

      —Si te doy un vídeo de mi canal, ¿se lo podrías pasar a uno de los agentes? —pregunta esperanzado—. Nunca se lo he pedido a Paisley porque ambos sabemos que no lo hará, pero ahora sus contactos son también los tuyos, ¿no?

      La petición me sienta mal, aunque ya había pensado en mencionárselo a Jim. Me obligo a dejar a un lado mi molestia.

      —Es decir, vas a pasar mucho tiempo con todos los famosos de Hollywood, gente de la industria, y sabes lo mucho que los chicos y yo nos esforzamos con el canal... —Hay un brillo desafiante en sus ojos—. Es una oportunidad para abrirse paso. Tú misma lo dijiste,


Скачать книгу
Яндекс.Метрика