Nuevas propuestas de integración regional. Eric Tremolada ÁlvarezЧитать онлайн книгу.
en particular en las industrias automotriz y electrónica. Se vinculan estrechamente con los desarrollos de la plataforma manufacturera para la exportación hacia América del Norte y, en menor medida, hacia América Latina. Las relaciones intraindustriales entre los países andinos y Asia, mucho más escasas, se dan alrededor de subgrupos industriales específicos de las secciones 5, 6 y 8, y se relacionan con productos de nivel tecnológico bajo o medio en los que los tres países tienen ventajas. En el nivel muy agregado en el cual se sitúa este trabajo, el análisis del comercio intraindustrial entre miembros de la ap produjo evidencias de ci en la mayoría de estas secciones, indicando posibles complementariedades que se podrían desarrollar entre estos encadenamientos regionales y las cgv existentes con Asia, con excepciones importantes en divisiones de mayor nivel tecnológico de la sección 7, donde no existe ci intra-ap, o en divisiones con mucho ci intra-ap de productos como los farmacéuticos y los de tocador, o los derivados del papel y los hilados, donde las conexiones con Asia son muy débiles o de plano inexistentes.
Ahora bien, los resultados empíricos analizados en este trabajo conciernen a un periodo anterior a la entrada en vigencia del Protocolo Adicional en 2016 y a una serie de desarrollos en la economía global y regional que tuvieron lugar a partir de 2017. En consecuencia, discutir las perspectivas de un enriquecimiento simultáneo a las relaciones económicas de la ap con sus socios asiáticos y a un fortalecimiento de las cadenas regionales de valor y su vinculación con Asia-Pacífico implica tomar en cuenta una multiplicidad de variables vinculadas con cambios en curso y nuevas fuentes de incertidumbre en la economía global. En lo que sigue, abordaremos algunos de los aspectos más relevantes, sin pretender a la exhaustividad: las propias políticas iniciadas por los socios de la ap y las metas contenidas en el documento “Visión Alianza 2030”, las propuestas de los países de Asia en las visitas de alto nivel de los años 2013-2016, y la participación de la ap y de sus socios en la redefinición de las relaciones comerciales globales, en la disputa relativa al libre comercio y al sistema multilateral.
En el primer punto, cabe considerar en primer lugar el impacto del Protocolo Adicional sobre el comercio intra-ap y sobre los encadenamientos productivos entre los socios: además de rebajas arancelarias, este instrumento contiene una serie de medidas de facilitación comercial y un mecanismo de acumulación de origen, con un potencial reconocido para fortalecer las cadenas regionales de valor. En segundo lugar, algunas iniciativas en curso apuntan en la misma dirección: se trata de la cooperación entre agencias de promoción del comercio exterior, de las Macrorruedas de Negocios para Pymes, las Macrorruedas de Negocios del Turismo, los Foros de Oportunidades de Inversión, los Foros de Emprendimiento e Innovación (lab4), y los Foros de Empresarias Líderes, que estimulan los contactos entre empresas y las inversiones intra-Alianza. Así mismo, los trabajos de homologación de normas técnicas en los sectores industriales de alimentos, de medicamentos y de cosméticos —congruentes con densas relaciones intraindustriales en la Alianza—, lanzados por el Consejo Empresarial de la ap (ceap) tenderán a fortalecer estas conexiones. Hasta ahora, estas parecen ser las principales iniciativas destinadas a fortalecer el comercio y el ci en la ap.
Recientemente, la vigencia del objetivo de fortalecimiento del ci en la agenda de la ap ha sido confirmada en el documento “Visión Alianza 2030”, en el cual los mandatarios de los países miembros establecieron cuatro ejes para alcanzar una Alianza “más integrada, más global, más conectada y más ciudadana”. De hecho, el documento estableció una meta precisa para el comercio intra-Alianza, en medio de una serie de objetivos generales de apertura, facilitación y fortalecimiento del sector financiero y del sector servicios: en el primer eje, se menciona de manera explícita la búsqueda de reducción de la dependencia de las materias primas30, y se plantea duplicar el comercio intra-Alianza a través de encadenamientos productivos y de la integración de las pymes al comercio internacional.
Los instrumentos que deberán favorecer la internacionalización de las pymes se precisan en el segundo eje, donde la consolidación de la integración regional se plantea como un aspecto de la “doble dimensión del modelo de integración de la ap”: mejor acceso al financiamiento, apoyo a la difusión de sus productos, apoyo al conocimiento y a buenas prácticas fiscales y financieras. Así mismo, otras herramientas se mencionan en el tercer eje: la mejora de la infraestructura digital, la difusión de las tic y la capacitación humana para conformar una economía digital regional. En suma, hasta la fecha, las políticas introducidas y propuestas para fortalecer los encadenamientos regionales son de tipo horizontal, destinadas a mejorar la competitividad general de todos los sectores productivos. Es notable la ausencia de políticas sectoriales de fomento más específicas o de una política industrial conjunta; el informe 2018 de la unctad señala que tres miembros de la ap establecieron políticas industriales en los últimos cinco años: Chile, Colombia y México, siendo Perú la única excepción a este patrón. Cabrá analizar el contenido y el alcance de estas políticas nacionales y su grado de congruencia y complementariedad entre sí y con los objetivos planteados por la agrupación. Ahora bien, en el documento “Visión 2030” no se mencionan compromisos concretos de los socios de la ap relativos a inversiones públicas, educación e investigación y desarrollo que permitirían sostener el fortalecimiento de los encadenamientos regionales; y en el contexto internacional actual, donde la mayoría de economías y en particular los socios asiáticos de la ap aplican políticas industriales más asertivas, cabe preguntarse si este conjunto de medidas será suficiente para impulsar una dinámica regional de fortalecimiento del comercio y de los encadenamientos productivos.31
Ello tanto más pues en la “Visión 2030” la ap al reafirmar su compromiso con la globalización y el libre comercio, multiplica las iniciativas para avanzar en el segundo aspecto de la “doble dimensión” de su modelo de integración y en el fortalecimiento de su red de acuerdos y tratados internacionales, que aparece mucho más detallado que las políticas de integración regional. Estas comprenden tanto la articulación con foros internacionales (apec, ocde) y con otros bloques como la asean o la Unión Europea, como una mayor vinculación con países, a través del alza del número de Estados asociados (diez en 2030) y del fortalecimiento de la cooperación con países observadores. La impresión que prevalece es que el objetivo de apertura prima hoy sobre el de integración regional posiblemente debido al nuevo contexto global, más desafiante y menos benigno para países que han apostado decididamente al mercado externo y poco al mercado interno. Así, después de la elección de Donald Trump y la salida de Estados Unidos del tpp, la ap multiplicó las iniciativas: —renovado diálogo con la asean, acercamiento con el Mercosur, firma del nuevo tctpp por Chile, México y Perú, creación de la categoría de países asociados e inicio inmediato de negociaciones conjuntas con Australia, Canadá, Nueva Zelanda y Singapur. Estas iniciativas, tomadas en su conjunto, tienden a transformar la ap en un “hub” latinoamericano de tlc y acuerdos comerciales.
Ahora bien, el impacto agregado de estas iniciativas es extremadamente difícil de predecir. Pueden favorecer el fortalecimiento o la creación de intercambios comerciales y de vínculos intraindustriales, a nivel de la subregión latinoamericana, como es el caso del acercamiento con Mercosur, con el cual ya existe un mayor nivel de ci que con Asia. Pero a su vez, la apertura a una mayor competencia desde nuevos países no será necesariamente favorable o incluso puede contrarrestar el fortalecimiento del comercio y el ci intra-ap. Por un lado, porque puede llegar a exponer, en un plazo relativamente corto, a los productores regionales y en especial a las pymes a importaciones de países más competitivos o con costos de producción menores en sectores importantes para el ci intra-Alianza. Por otro lado, porque las necesarias inversiones en infraestructura para conectar el mercado interno de la ap y reducir los costos de transporte y comunicación tomarán tiempo para materializarse. El riesgo es pues que los miembros de la ap sigan relacionándose con el mundo sobre la base de su especialización actual, primaria-exportadora en el caso de los países andinos, plataforma de ensamblaje final de manufacturas para México, y que se debiliten los encadenamientos regionales que constituyen uno de los objetivos de la Alianza.
A modo de conclusión: el futuro de las relaciones económicas de la Alianza del Pacífico con China, Corea y Japón
Finalmente, ¿qué perspectivas se pueden trazar para el enriquecimiento de las relaciones económicas entre la ap y Asia del Este y para la disminución de las asimetrías comerciales? La ap ha establecido