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Vacuidad y no-dualidad - Javier García Campayo


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pasajeros, en vez de como productos definitorios de uno mismo (Teasdale y cols., 2002). El insight metacognitivo que se propone desde mindfulness permitiría a las personas observar sus pensamientos desde la no identificación con estos, facilitando una nueva relación con ellos (Teasdale y cols., 2002). La metacognición es lo contrario a lo que ocurre en ciertas patologías, como la depresión, en que las personas tienden a «engancharse» en el contenido negativo de sus experiencias (Lyubomirsky y Nolen-Hoeksema, 1995). Diversos estudios han demostrado la durabilidad y el efecto positivo de la intervención en el desarrollo de las capacidades metacognitivas para la depresión (Newby y cols., 2014) y la ansiedad (Dragan y Dragan, 2014). La metacognición se considera uno de los mecanismos fundamentales para entender la eficacia de mindfulness (Spada y cols., 2010), permitiendo que la atención en este estado sea amplia y flexible y fluctúe de un pensamiento a otro sin quedarse atrapada en los contenidos.

      El cuestionario más utilizado para medir la metacognición, no en el contexto de mindfulness, sino en el entorno de terapias de segunda generación, es el Metacognition Questionnaire 30 (MCQ-30) (Wells y Cartwright-Hatton, 2004). Usa una escala Likert de 4 puntos desde 1 (en desacuerdo) hasta 4 (completamente de acuerdo). Las cifras más elevadas en la escala significan mayor metacognición disfuncional. Las 5 subescalas son: a) creencias positivas sobre la preocupación; b) incontrolabilidad y peligro; c) necesidad de controlar los pensamientos; d) confianza cognitiva, y e) autoconciencia cognitiva. Todas las subescalas del MCQ-30 han mostrado correlación con síntomas obsesivo-compulsivos, preocupación patológica y rasgos de ansiedad. Específicamente, las escalas que más se correlacionan con una patología son incontrolabilidad y peligro y necesidad de controlar los pensamientos (Wells y Cartwright-Hatton, 2004). Este cuestionario ha sido validado en español por Martin y cols. (2014).

      2. Descentramiento (decentering), también llamado defusión o metaconsciencia (metaawareness): Se considera uno de los mecanismos principales de mindfulness (Getch y cols., 2014; Hargus y cols., 2010) y fundamental en el desarrollo del insight metacognitivo (Teasdale y cols., 2002). Se describe como la capacidad de centrarse en el presente desde una postura sin prejuicios hacia pensamientos y sentimientos, de manera que puedan ser aceptados (Fresco y cols., 2007). Esta toma de distancia respecto a los contenidos mentales permite al sujeto tener en cuenta otras perspectivas, reconocer la subjetividad del propio pensamiento y no identificarse con él. El proceso de descentramiento otorga un papel activo al sujeto en su proceso de construcción de la realidad. Al reconocer la subjetividad y volubilidad de los contenidos mentales (desidentificación e impermanencia), el sujeto se hace cargo de cómo los está viviendo y qué está entendiendo de ellos (Safran y Segal, 1994). El entrenamiento en descentramiento es un eje central en las intervenciones basadas en mindfuness y está estrechamente relacionado con el aumento de sensación de bienestar y la reducción de síntomas depresivos (Teasdale y cols., 2002). El concepto de descentramiento es contrario a las estrategias de rumiación y evitación, estrechamente relacionadas con el desarrollo de síntomas depresivos y ansiosos, respectivamente (Dragan y Dragan, 2014; Getch y cols., 2014). Asimismo, el descentramiento permite tomar distancia de las respuestas automáticas (como taquicardias, crisis, ataques de pánico, entre otras) hacia los contenidos mentales y «frenar» el ciclo que suele activarse ante la percepción de estas señales (Teasdale y cols., 2002).

      El descentramiento se mide con el Experiences Questionnaire (EQ) (Fresco y cols., 2007). El EQ es un cuestionario autoaplicado de 11 ítems con una escala Likert de 5 puntos que va desde 1 (nunca) a 5 (siempre), con puntuaciones mayores que indican descentramiento. Nuestro grupo ha desarrollado la versión validada en castellano que muestra buenas cualidades psicométricas. En ella, la estructura del instrumento es de un solo factor, siendo su consistencia interna de 0,89 (Soler y cols., 2014a).

      3. El no apego (non-attachment): es un constructo que se basa en las enseñanzas budistas y que recientemente se ha debatido en las publicaciones médicas sobre mindfulness y en la psicología en general. El no apego (Sahdra y cols., 2016) se define como una forma flexible y equilibrada de relacionarse con las experiencias sin suprimirlas o quedarse atrapado por ellas. Es la cualidad subjetiva caracterizada por una ausencia de fijación en las ideas, imágenes u objetos sensoriales, así como una ausencia de presión interna para agarrarse, evitar o cambiar las circunstancias o experiencias (Shadra y cols., 2010). El no apego es uno de los constructos que más se correlaciona con mindfulness (Tran y cols., 2014), y se ha propuesto como uno de los principales mediadores ligado a los beneficios en el bienestar psicológico que se obtienen con mindfulness (Hölzel y cols., 2012; Tanay y cols., 2012). Ha sido usado como una medida de la visión desidentificada del yo (Hölzel y cols., 2012) lo que, según la tradición budista, es una de las principales causas de los cambios que produce la meditación (Gunaratana, 2009). El no apego se relaciona con la práctica individual de meditación (Tanay y cols., 2012), y sus niveles permiten diferenciar entre meditadores, individuos sanos no meditadores y poblacion clínica (Hölzel y cols., 2012).

      Estos autores (Sahdra y cols., 2016) demuestran que el no apego es empíricamente diferente de las cinco facetas de mindfulness medidas por el cuestionario más utilizado para medir mindfulness, el FFMQ (Five Facet Mindfulness Questionnaire). El no apego parece tener mayor capacidad predictiva que mindfulness respecto a aspectos como la satisfacción en la vida y algunos elementos de eficacia en la vida (Sahdra y cols., 2015; 2016). El no apego incrementa la flexibilidad psicológica, la no reactividad, la percepción objetiva, la compasión y el desengancharse de las emociones difíciles, a la vez que reduce el egoísmo (Sahdra y cols., 2011). Se asocia directamente a mindfulness, no reactividad, autocompasión, conexión social, empatía, generosidad y bienestar psicológico (Sahdra y cols., 2010), así como a conducta prosocial (Sahdra y cols., 2015). Por el contrario, se encuentra inversamente relacionado con los trastornos mentales, incluidas la disociación, la alexitimia (se define así a la incapacidad para expresar emociones) y la evitación de la intimidad en las relaciones (Sahdra y cols., 2010).

      El no apego se mide con la Scale to Measure Nonattachment (Sahdra y cols., 2010) de 30 ítems, que se miden con una escala Likert entre 1 (completamente en desacuerdo) y 6 (completamente de acuerdo). Existe una validación española con buenas propiedades psicométricas desarrollada por nuestro grupo (Feliu-Soler y cols., 2016).

      Diferencias entre descentramiento y no apego

      El incremento tanto de la metacognición, inicialmente, como del descentramiento posteriormente, ha sido ligado a la terapia cognitivo-conductual y produce múltiples beneficios psicológicos, mientras que su ausencia se considera un factor de vulnerabilidad para desarrollar patología psiquiátrica (Fresco y cols., 2007). El incremento de metacognición y descentramiento puede ir ligado a la meditación, pero también puede desarrollarse mediante terapia cognitiva (Teasdale y cols., 2002); sin embargo, el no apego se produciría exclusivamente por la práctica de meditación (Tanay y cols., 2012; Desbordes y cols., 2015). El descentramiento se incrementa simplemente con ejercicios de respiración atenta (Feldman y cols., 2010), aunque también iría vinculado al tiempo de práctica (Soler y cols., 2014b); sin embargo, el no apego solo parece estar vinculado con largo tiempo de práctica meditativa (Tanay y cols., 2012).

      En un estudio de nuestro grupo, en el que se analizaba el efecto de un mes de retiro realizando meditación vipassana en meditadores experimentados, se comprobó que el descentramiento o varias facetas de FFMQ no se modificaban en la medición premeditación/postmeditación, sugiriendo un «efecto techo» en meditadores de larga duración. Por el contrario, el no apego casi se duplicaba durante el retiro, indicando que no hay efecto techo, al menos en retiros intensivos. No obstante, es posible que sí exista ese techo cuando se practica de forma rutinaria, en la vida diaria, fuera de un retiro. Esto sería coherente con la visión de los maestros budistas de que los estados más elevados de meditación solo pueden alcanzarse en situación de retiro (Karmapa, 1981).

      Ausencia de ilusión de influencia

      La ausencia de ilusión de influencia (AAI) es un concepto que ha desarrollado nuestro grupo (Soler y cols., 2019) y que consideramos clave en este proceso. «Influencia» se refiere al deseo de controlar lo externo y lo interno, concepto que está


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