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Boda en Eilean Donan. Lorraine MurrayЧитать онлайн книгу.

Boda en Eilean Donan - Lorraine Murray


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espera alguien de la propia familia?

      —Solo sé que el contacto es un tal Andrew McFarland. Es posible que se trate de un hijo; por el apellido. El cliente se llama Roger McFarland. Tenéis todos los gastos cubiertos durante una semana. Quieren que estéis con tiempo suficiente para visitar el castillo y prepararlo todo.

      —De acuerdo. Todo parece estar bien claro. Llevaré mi propio equipo.

      —Como quieras, ellos me han comentado que podrían prestarte uno. Lo que no podrás llevarte es tu moto, como puedes suponer —le recordó entre risas—. Confío en que puedas pasar sin ella la semana que estés en Inverness.

      —Siempre puedo alquilar una para ir al castillo. Sabes que soy una mujer con suficientes recursos —la retó con ironía haciendo ver que así era.

      Ya lo había hecho en algunas de las ocasiones en las que había estado en otros países y continentes. Tenía decisión y recursos para lograr lo que se proponía.

      —Como quieras. ¿Alguna cuestión relacionada con este trabajo?

      —Ninguna por el momento. Echaré un vistazo al dosier que me has enviado. Si se me ocurren te las iré haciendo sobre la marcha.

      —Perfecto. Cerramos el tema de Escocia hasta nueva orden. Otra cosa, ¿qué tal la sesión de fotos de hoy?

      —Todo controlado. Veré las que merecen la pena y te las enviaré para que las vea el cliente.

      —Estupendo. Ya verás cómo al final me agradecerás este trabajo en Inverness.

      —Lo único atractivo que veo en este son los parajes de la región a la que vamos y el castillo de Eilean Donan, por supuesto —ironizó Karen segura de lo que decía.

      —Aprovechad Denise y tú para conocer la región, como bien dices. Por cierto, ¿irá Vincent?

      —Acabas de decirme que han enviado dos billetes de avión. Uno es para mí y el otro para Denise. —No dio opción a Nora a que dijera nada más.

      —Pero él podría reservar uno. Y una habitación en el hotel en el que os alojéis Denise y tú.

      —Ni me molesto en comentárselo.

       —¿Marchan bien las cosas? Sabes que puedes contar conmigo…

      Karen asintió con una mueca irónica.

      —Descuida, lo sé. Solo que no hay mucho que contar. Ambos queremos cosas distintas, ya te lo he contado en alguna que otra ocasión. Cada día nos distanciamos más.

      —Está bien. Estaremos en contacto antes de que os marchéis.

      —Te mando las fotos en cuanto llegue a casa.

      —De acuerdo.

      Karen salió de la oficina y caminó sin rumbo durante una hora. La verdad era que no sabía qué pensar de todo aquello. ¿A quién no le gustaría ir a las Tierras Altas escocesas y fotografiar sus parajes? Ni qué decir de visitar Eilean Donan, aunque fuera para asistir a una boda en este. Rechazaba fotografiar las celebraciones de todo tipo, pero en especial las bodas. No creía en estas después de presenciar el desastroso matrimonio de sus propios padres. Eso de para toda la vida… Lo sentía, pero no creía en ello. Tal vez por ese motivo siempre había tenido relaciones con hombres que pensaban como ella; nada de compromiso. Y si en algún momento atisbaba una sola señal de que a su pareja se le pasaba por la cabeza formalizar la situación, entonces… comenzaba la fase de enfriar la relación. Eso se le daba de maravilla. No quería ataduras, ni sentimentalismos, ni nada que se le pareciera. Siempre iba con la coraza puesta cuando conocía a un hombre que parecía mostrar interés en ella. Casi hasta agradecía que Vincent estuviera perdiendo el interés en ella. Resopló cuando sintió una ligera opresión en su pecho que le hacía respirar con dificultad.

      Tendría que llamar a Denise para contarle la noticia. A ver qué le parecía. Suponía que esta no pondría ningún reparo; al contrario, podría imaginar la cara que pondría. Se le iluminaría el rostro. Y en cuanto a Vincent… Se mordió el labio con gesto pensativo. ¿A qué venía la sugerencia de Nora de contárselo e incluso pedirle que las acompañara? Se preguntó gesticulando en mitad de la calle mientras algunos peatones se la quedaban mirando. No tenía sentido hacerlo. No cuando llevaban algunas semanas sin apenas comunicarse, porque era lo que hacían a través del móvil. Mejor así.

      Llegó a casa y se puso a seleccionar las fotografías de las modelos que eran aptas para el cliente. Luego se las enviaría a Nora, y llamaría a Denise. Pero no hizo falta porque esta se le anticipó.

      —Iba a llamarte ahora mismo. Estoy revisando las fotos de la sesión de esta mañana. —Había pulsado el altavoz de su móvil y lo había colocado en la mesa baja del salón. De ese modo ella podría ir trabajando en las imágenes.

      —Genial. ¿Qué te ha contado Nora del nuevo proyecto?

      —Se trata de hacer el reportaje de una boda.

      —Vaya…

      El tono de falta de emoción impregnó la respuesta de Denise. Lástima que ella no pudiera ver la cara que tenía Karen. Una sonrisa traviesa bailaba en sus labios porque era consciente de cómo iba a cambiar de parecer en cuanto le dijera dónde tenían que irse.

      —Todavía no te he dicho dónde es, de manera que siéntate si te pillo de pie porque no te lo esperas.

      —¿Qué pasa, que no es aquí en París?

      —¿Qué tal tu inglés, o tal vez sería mejor especificar un poco, tu escocés? Ya sabes que tienen sus propias palabras para diferenciarse de los ingleses. —Karen seguía trabajando en las imágenes de la sesión de fotos de esa mañana, pero controlaba el móvil de reojo esperando la respuesta de su amiga.

      —¡¿Qué?! ¿En Escocia? Pero… pero… Habrás dicho que sí, ¿no? Sé que no eres fan de los reportajes de boda, por eso te lo comento. Pero… Es Escocia…

      —No te preocupes por eso. He aceptado el encargo.

      —¡Sí!

      —Sabía que tu visión inicial cambiaría nada más que supieras el destino. Pues todavía no conoces lo mejor.

      —¿Hay más? No creo que…

      —¿Qué te viene a la mente si te digo Eilean Donan?

      —¿El castillo dónde se han rodado películas, series y anuncios? ¿Me estás diciendo que la boda se va a celebrar allí mismo?

      —Exacto. A ver, nuestro cliente es el padre de la novia. Ha enviado a Nora billetes de avión para Inverness, y nos ha reservado una habitación en un hotel en esa ciudad. Tenemos que coger el vuelo a Londres pasado mañana según veo en la fecha de estos. Haremos escala y cogeremos otro a Inverness. Allí nos esperan para llevarnos al hotel. Una vez allí tendremos que encargarnos de todo lo referente a la sesión de fotos, claro. Lo demás corre por cuenta de este. Espero poder concretarlo todo con el tal Roger McFarland, según dice aquí en el correo que Nora me ha enviado. Bueno, esto es, a grandes rasgos, el tema.

      —Entonces, vamos a pasar unos días en las Tierras Altas de Escocia —resumió Denise.

      —Así es. Eso sí, hay que currar, ya lo sabes. No vamos a hacer turismo.

      —No hay problema. Curraremos a tope. Y el tiempo que nos quede libre podremos recorres los alrededores de Inverness.

      A Karen le encantaba el cambio que había experimentado la voz de su colega.

      —Genial. Bueno, pues eso era lo que tenía que contarte. Vete preparando la maleta.

      —¿Llevaremos nuestro propio equipo fotográfico?

      —Nora me comentó de pasada que ellos estaban dispuestos a facilitarnos uno… Pero sabes que soy una maniática y que prefiero trabajar con lo que ya conozco.

      —Lo que tú digas. ¿Algo más que deba saber?

      —Los


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