Anatomía y cinesiología de la danza. Karen ClippingerЧитать онлайн книгу.
Las diartrosis suelen estar reforzadas por ligamentos. Los ligamentos (L., ligamentum, banda) son bandas resistentes de tejido fibroso que mantienen unidos los huesos de la articulación. Contienen abundantes fibras colágenas dispuestas longitudinalmente (tejido conjuntivo regular denso), que les confieren resistencia a la tracción. Los ligamentos sirven de anclajes pasivos que previenen las luxaciones y aumentan la estabilidad de las articulaciones. También tienden a limitar la dirección y el grado de movilidad de una articulación dada. Estos ligamentos se pueden hallar a nivel profundo (intracapsular), o bien como parte de la cápsula articular (capsulares) o estar por fuera de ella (extracapsulares). Los ligamentos cruzados de la rodilla son ejemplos de ligamentos intracapsulares, y los ligamentos colaterales de la rodilla (véase la figura 5.3, pág. 242) son ejemplos de ligamentos extracapsulares. Los ligamentos glenohumerales del hombro (véase la figura 7.7, pág. 380) son ejemplos de ligamentos capsulares.
Algunas diartrosis contienen otra estructura especializada llamada disco fibrocartilaginoso (también llamada disco articular). Como el nombre sugiere, esta estructura está compuesta de cartílago fibroso. El cartílago fibroso contiene más fibras colágenas en su matriz extracelular y, por tanto, es más resistente que el cartílago hialino. En algunas articulaciones, esta estructura de fibrocartílago adopta más la forma de un anillo circunferencial que la de un disco y se llama rodete. Estas estructuras de fibrocartílago se localizan dentro de la articulación y actúan mejorando la congruencia articular, la estabilidad articular y la amortiguación de choques. Están presentes sólo en algunas articulaciones sinoviales selectas, como la rodilla (meniscos), el hombro (rodete glenoideo) y la cadera (rodete acetabular). En la figura 1.6 aparecen dos ejemplos.
Muchas articulaciones sinoviales poseen otras estructuras asociadas que colaboran en su función, como las bolsas adiposas, las bolsas serosas, las vainas tendinosas y los retináculos. Como su nombre indica, las bolsas adiposas son una acumulación de tejido adiposo encapsulado. Ayudan a amortiguar y absorber choques en lugares como la cadera, la rodilla y debajo del talón. Las bolsas serosas son sacos de tejido conjuntivo tapizados por una membrana sinovial y que contienen una película fina de sinovia que reduce la fricción. Las bolsas a menudo protegen tejidos blandos, como tendones o la piel, del hueso subyacente, y hay unas 150 en el cuerpo humano (McCarthy, 1989). Por ejemplo, hay una bolsa entre el dorso del calcáneo y el tendón superpuesto, y otra entre la rótula y la piel que la cubre. El tejido sinovial también sirve para proteger tendones mediante un revestimiento sacciforme de doble capa llamado vaina tendinosa. Estas vainas tendinosas se suelen encontrar rodeando tendones que están en estrecha vecindad con huesos, como los tendones largos de la mano y el pie. Un retináculo (L., banda) es una banda engrosada de tejido conjuntivo que mantiene los tendones en su sitio. Los retináculos también abundan en torno al tobillo y el pie. Ejemplos de estas estructuras asociadas con el pie aparecen en la figura 1.7.
FIGURA 1.6. Estructuras de fibrocartílago asociadas con las articulaciones sinoviales. (A) Meniscos de la rodilla (rodilla derecha, vista superior); (B) rodete glenoideo del hombro (escápula derecha, vista anterior).
Subclasificación de las articulaciones sinoviales
A pesar de compartir la estructura común antes descrita, las diartrosis varían considerablemente en la forma y los movimientos que permiten. La tabla 1.4 muestra un sistema de clasificación muy usado para diferenciar los tipos básicos de articulaciones sinoviales y sus movimientos asociados. Aquí, los seis tipos de diartrosis se describen atendiendo sólo a su forma, que tiene implicaciones importantes en la capacidad de movimiento (señalada entre paréntesis en la tabla 1.4) y se tratará, después de exponer la terminología necesaria, en las siguientes dos secciones de este capítulo.
FIGURA 1.7. Estructuras asociadas del pie.
· Las articulaciones planas o artrodias presentan superficies articulares que, por lo general, son planas o ligeramente curvas. Son ejemplos de artrodias las presentes entre algunos huesos del carpo (articulaciones intercarpianas), entre los huesos del tarso (articulaciones intertarsianas) y entre las apófisis articulares de las vértebras (articulaciones cigapofisarias).
· Las articulaciones trocleares se componen de una superficie cilíndrica que encaja en una superficie cóncava. Son ejemplos de trócleas el tobillo, el codo y la rodilla (esta última es una trocleartrosis modificada).
· Las articulaciones trocoides se componen de una superficie con forma de arco o anillo que gira alrededor de una superficie redondeada que actúa de eje. Ejemplos de articulaciones trocoides los hallamos en el antebrazo (articulación radiocubital proximal) y entre la primera y segunda vértebras cervicales (articulación atlantoaxoidea).
· Las articulaciones elipsoideas o condíleas se componen de un cóndilo ovalado que encaja en una cavidad elíptica. Un ejemplo de articulación condílea se encuentra en la muñeca (articulación radiocarpiana) y en los nudillos de las manos (II-V articulaciones metacarpofalángicas) y los pies (articulaciones metatarsofalángicas).
· Las articulaciones sellares se componen de un hueso en forma de silla de montar que encaja en una cavidad, que es cóncavo-convexa en dirección opuesta. Un ejemplo de articulación sellar se encuentra en el pulgar (primera articulación carpometacarpiana).
· Las articulaciones esferoideas se componen de una cabeza con forma esférica que encaja en una cavidad.
· Las articulaciones esferoideas son, entre las del cuerpo, las que permiten más movilidad. Son ejemplos la articulación escapulohumeral y la articulación coxofemoral.
Terminología sobre la orientación del cuerpo
Antes de abordar los movimientos específicos de las articulaciones sinoviales descritas, es útil aprender algunos términos básicos de anatomía. Estos términos se emplean para describir la localización de estructuras anatómicas, de segmentos corporales o del cuerpo en conjunto. Son términos clave el centro de masas, la línea de gravedad, la posición anatómica, las direcciones anatómicas, los planos anatómicos y los ejes anatómicos.
El centro de masas y la línea de gravedad
El centro de masas del cuerpo es el punto alrededor del cual cualquier partícula de la masa de un cuerpo se distribuye homogéneamente. Se puede concebir como el punto del cual el cuerpo se puede suspender o en el que se puede apoyar estando totalmente equilibrado en cualquier dirección. Al estudiar los cuerpos sometidos a la acción de la gravedad (como el movimiento humano en la Tierra), el centro de masas puede llamarse centro de gravedad (CG). En ortostatismo con los brazos junto a los costados del cuerpo, el centro de masas o centro de gravedad del cuerpo se localiza aproximadamente justo delante de la II vértebra sacra y en torno al 55% de la altura de una persona (Smith, Weiss y Lehmkuhl, 1996).
La línea de gravedad es una línea imaginaria que discurre verticalmente desde el centro de masas del cuerpo hacia el suelo. La gravedad es la atracción que la masa de la Tierra ejerce sobre la masa de otros objetos, y, debido al efecto de la gravedad, toda partícula del cuerpo presenta un vector de fuerza vertical. Sin embargo, estos vectores de fuerza individuales se pueden simplificar en un solo vector para todo el cuerpo. Este único vector de fuerza que actúa sobre todo el cuerpo se denomina línea de gravedad del cuerpo. Como la línea de gravedad del cuerpo debe pasar por