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Sexo, violencia y castigo. Isabel Cristina Jaramillo SierraЧитать онлайн книгу.

Sexo, violencia y castigo - Isabel Cristina Jaramillo Sierra


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discutibles (Wee Care), y reflexiones abstractas sobre el Estado, pueden ser llamativas para algunos intelectuales. Pero es mucho más importante la resistencia al uso del abuso de niños en casos de custodia. Muchos padres se divorcian cuando sus hijos son pequeños; muchos divorciados se pelean por sus hijos. Por un tiempo, nada parecía más decisivo que alegar que uno de los padres, usualmente el padre, estaba maltratando a su hijo. La percepción de una aparente injusticia o exageración en estos casos ha llevado a un rechazo comprehensivo de la legislación sobre abuso de niños. Entre los más sofisticados, la retórica evoca inmediatamente a Salem. El movimiento contra el abuso de niños está involucrado en una cacería de brujas (17). Esta comparación en mi opinión es absurda, pero es ciertamente efectiva.

      1.12. Advertencia

      Para que lo que voy a explicar ahora no parezca parte de las reacciones conservadoras, voy a apartarme de ellas. Es cierto que ha habido abusos de la idea misma del abuso de niños. Las pasiones que despiertan los intentos por ayudar a los inocentes que han sido lastimados, también han dañado seriamente a quienes no eran culpables. Pero en un análisis exclusivamente utilitarista, se ha hecho más bien que mal. La sola existencia de reacciones conservadoras, ellas mismas excesivas, es un correctivo suficiente para el celo desmesurado. También nos recuerda que el movimiento sobre el abuso de niños es abiertamente moral y político. Nadie debería esperar de él el tipo de integridad superficial que despliega la ciencia que se basa en registros de laboratorio.

      2. La crueldad hacia los niños

      El abuso de niños fue un tema importante en una ocasión anterior: a finales de la época victoriana. Se cristalizó alrededor de eventos ocurridos en Nueva York, de donde se movió rápidamente a Liverpool y Londres. Algunas de las cosas que pasaron hoy nos parecen normales: la creación de sociedades filantrópicas para la prevención de la crueldad hacia los niños, la presión constante sobre los legisladores, las medidas para hacerse cargo de los niños maltratados, y un aumento significativo en las investigaciones penales de las conductas de los padres que maltrataban a sus hijos. Otros aspectos han sido olvidados. Por ejemplo: los primeros en expresar las preocupaciones por la crueldad en contra de los niños fueron las sociedades protectoras de animales y, muy cercanos a estas, el Water Foundation Movement (cuya principal línea de acción era impulsar a las ciudades a tener fuentes de agua de tres niveles: una para las personas, una para los caballos y una para los perros). Entendemos mejor, así los hayamos olvidado, los movimientos de los albergues y los niños repartidores de periódicos. La reforma estaba en otra parte: la prohibición, la antivivisección, el abolicionismo y los movimientos de mujeres. Quienes decían hablar por uno, generalmente en realidad hablaban por otros.

      Cuando volvemos a nuestra idea moderna de lo que es el abuso de niños, vemos que es extremadamente médica. Fue introducida por médicos y los médicos aún reclaman que les pertenece. Algunos médicos fueron importantes en el antiguo movimiento contra la crueldad hacia los niños, pero solo porque eran miembros prominentes de la sociedad. El Dr. Barnardo había querido ser un médico misionero, pero encontró su inspiración en casa. En ningún momento pensó que su trabajo filantrópico fuera parte del ejercicio de la medicina. Es normal que un médico trate a un niño que ha sido herido por su padre o cuidador, así como trataría las quemaduras causadas por un incendio premeditado. Pero el incendio es un tema para la policía y los bomberos. En el mismo sentido, la crueldad hacía los niños era un tema para la policía, las cortes y las sociedades de filantropía, no para la medicina. El abuso de niños es un concepto médico, la crueldad en contra de los niños no. Este es un punto fundamental para diferenciarlos.

      Vale la pena recordar que el término de “trabajo social” no existía antes de 1900. Sin embargo, para 1910 había escuelas de formación de trabajadores sociales en varios países (con Holanda como pionero en esto). En Estados Unidos, para 1912, la oficina de empleos del Intercambio Nacional de Trabajadores Sociales –National Social Workers Exchange– contaba con un número importante de categorías de posibles empleos. Un nuevo tipo de experto había nacido, y si alguien hubiese tenido que encargarse del asunto de la crueldad contra los niños sería, de acuerdo con la Primera Conferencia de la Casa Blanca, el trabajador social.

      Se creó también una nueva agenda para aquellos preocupados por los niños. Después de nueve años de preparaciones, se fundó, en 1912, la agencia federal conocida como la Oficina de Niños –Children’s Bureau–. Su existencia fue asegurada en la Conferencia de 1909. Theodore Roosevelt declaró que la nación debía preocuparse por su cosecha de niños de la misma forma que se preocupaba por su cosecha agrícola.


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