Como Lo Ve Bill. Anonimo Читать онлайн книгу.
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Otro Tipo de Puerta Giratoria
Cuando un borracho se aparece entre nosotros y empieza a decir que no le gustan los principios de A.A., ni su gente ni la organización de servicio; cuando declara que a él le iría mejor en otra parte, nosotros no nos preocupamos. Simplemente le decimos: “Probablemente su caso es diferente. ¿Por qué no prueba algo distinto?”
Si un miembro de A.A. dice que no le gusta su propio grupo, no nos alarmamos. Simplemente le decimos: “¿Por qué no prueba a asistir a otro grupo, o funda uno nuevo?”
A todos aquellos que deseen separarse de A.A. les extendemos nuestras más cordiales invitaciones para que lo hagan. Si les va mejor por otros medios, nos parece muy bien y nos alegramos. Si después de haber intentado ir por otro camino, no tienen éxito, sabemos que les queda todavía una alternativa: o se enloquecen o mueren o regresan a Alcohólicos Anónimos. La decisión queda enteramente a su criterio. (De hecho, la mayor parte de ellos regresan a nosotros).
DOCE CONCEPTOS, págs. 91-92
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Libre de Dependencia
Me preguntaba a mí mismo, “¿por qué los Doce Pasos no sirven para liberarme de la depresión?” Hora tras hora, tenía la mirada fija en la Oración de San Francisco... “Es mejor consolar que ser consolado”.
De repente, me di cuenta de lo que podría ser la respuesta. Mi defecto principal y característico siempre había sido el de la dependencia de otra gente o de las circunstancias para proporcionarme prestigio, seguridad, y confianza. Al no conseguir estas cosas tal y como las quería y conforme con mis sueños perfeccionistas, yo había luchado por tenerlas. Y cuando me vino la derrota, me sobrevino la depresión.
Reforzado por la gracia que podía encontrar en la oración, me encontré obligado a valerme de toda la voluntad y fuerza de las que disponía para extirpar esas defectuosas dependencias emocionales de otra gente y de las circunstancias. Unicamente al lograrlo, sería libre de amar como San Francisco.
GRAPEVINE, Enero de 1958
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En Busca de Motivos
Algunos nos aferrábamos a la idea de que los únicos perjudicados por nuestra forma de beber éramos nosotros. Nuestras familias no se vieron perjudicadas porque siempre pagamos las cuentas y casi nunca bebíamos en casa. Nuestros compañeros de trabajo no se vieron perjudicados porque solíamos presentarnos a trabajar. Nuestras reputaciones no se vieron perjudicadas, porque estábamos seguros de que muy poca gente se había fijado en nuestros excesos con la bebida. Y los que sí se habían fijado, nos tranquilizaban diciendo que una alegre juerga no era sino el pecadillo de un hombre recto. Por lo tanto, ¿qué daño real habíamos causado? Sin duda, poco más de lo que podríamos remediar fácilmente con algunas disculpas hechas de paso.
Esta actitud, por supuesto, es el producto final de un esfuerzo deliberado para olvidar. Es una actitud que sólo se puede cambiar por medio de un análisis profundo y sincero de nuestros motivos y nuestras acciones.
DOCE Y DOCE, pág. 77
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Desarrollo por medio del Décimo Paso
En los años venideros sin duda cometeremos errores. La experiencia nos ha enseñado que no tenemos por qué tener miedo de hacerlo, con tal que sigamos estando dispuestos a admitir nuestros errores y corregirlos inmediatamente. Nuestro desarrollo como individuos ha dependido de este saludable proceso de tanteos, de ensayo y error. Así será para nuestro desarrollo como comunidad.
Tengamos presente que cualquier sociedad de hombres y mujeres que no puede corregir sus propios errores acabará decayendo si no en colapso total. Tal es la pena universal por no seguir desarrollándose. Tal como cada miembro individual de A.A. tiene que seguir haciendo su inventario moral y actuar correspondientemente, así tiene que hacer nuestra sociedad en su totalidad si esperamos sobrevivir y servir bien.
A.A. LLEGA A SU MAYORIA DE EDAD, pág. 231
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¿Sólo para las Emergencias?
Ya fuéramos creyentes o no, empezamos a abandonar la idea de que el Poder Superior fuera una especie de sustituto mediocre a quien recurrir únicamente en emergencias.
La idea de que seguiríamos llevando nuestras propias vidas, con una ayudita de Dios de vez en cuando, empezaba a desaparecer. Muchos de los que nos habíamos considerado religiosos, nos dimos repentina cuenta de lo limitada que era esta actitud. Al negarnos a colocar a Dios en primer lugar, nos habíamos privado de Su ayuda.
Pero ahora las palabras “Por mí mismo nada soy, el Padre hace las obras” empezaban a cobrar un significado muy prometedor.
DOCE Y DOCE, pág. 72
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Miles de “Fundadores”
“En tanto que doy gracias a Dios por tener el privilegio de ser uno de los primeros miembros de A.A., desearía sinceramente que se eliminase la palabra ‘fundador’ del vocabulario de A.A.
“Al fin y al cabo, toda persona que ha hecho con éxito cualquier cantidad de trabajo de Paso Doce es sin duda el fundador de una nueva vida para otros alcohólicos”.
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“A.A. no fue inventada. Sus fundamentos nos llegaron por medio de la experiencia y la sabiduría de multitud de grandes amigos. Nosotros simplemente nos apropiamos de sus ideas y las adaptamos”.
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“Afortunadamente, hemos aceptado los servicios dedicados de mucha gente no-alcohólica. Debemos nuestras vidas mismas a los hombres y mujeres de la medicina y de la religión. Y, por mi parte y por la del Dr. Bob, afirmo con toda gratitud que, si no hubiera sido por nuestras esposas, Anne y Lois, ninguno de los dos podríamos haber vivido para ver los comienzos de A.A.”
1. CARTA, 1945
2. CARTA, 1966
3. CARTA, 1966
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Reanuda Tus Esfuerzos
“Aunque yo sé lo lastimado y arrepentido que te sientes después de esta recaída, te ruego que no te preocupes por la pérdida temporal de tu paz interior. Tan calmadamente como puedas, reanuda tus esfuerzos en el programa de A.A., en particular los aspectos que tienen que ver con la meditación y el autoanálisis.
“¿Me permites sugerirte que te tomes la culpabilidad excesiva por lo que es? No es sino una especie de orgullo invertido. Es justo sentir una lástima decente por lo que haya ocurrido. Pero, culpabilidad, no.
“De hecho, es muy posible que la recaída fuera ocasionada por sentimientos irrazonables de culpabilidad debido a otros, así llamados, defectos morales. Sin duda, debes considerar esta posibilidad. E incluso en esto, no debes echarte la culpa por los fallos; sólo puedes ser penalizado por negarte a tratar de lograr lo mejor”.
CARTA, 1958
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El Dar sin Exigir
Observa a cualquier A.A. con seis meses de sobriedad mientras trabaja con un nuevo caso de Paso Doce. Si el candidato le dice “Vete al diablo”, no hace más que sonreír y ponerse a trabajar con otro. No se siente frustrado o rechazado. Y si el próximo caso responde con amor y atención para con otros alcohólicos, sin darle nada