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Curso de sociología general 2 - Pierre  Bourdieu


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la denotación”, en Ensayos sobre lógica y conocimiento, 1901-1950, trad. de Javier Muguerza, Madrid, Taurus, 1966, pp. 53-74]). Bourdieu mencionó más largamente ese tipo de ejemplos el año anterior (véase el vol. 1 de este Curso, clase del 9 de noviembre de 1982, p. 353 y ss. [ed. cast. cit., p. 305 y ss.]).

      [77] Estas siglas remiten a la clasificación de los empleos obreros: OE significa “obreros especializados”; OP, “obreros profesionales”, y OC, “obreros calificados”. En contraste con los otros, el puesto de obrero especializado corresponde a tareas que no requieren oficio ni calificación.

      [78] Bourdieu volverá a mencionar esta cuestión de los títulos en su análisis de los programas que se ocuparon de las huelgas de 1995 (programa Arrêts sur images, France 5, 20 de enero de 1996, y P. Bourdieu, Sur la télévision, París, Raisons d’agir - Liber éd., 1996 [ed. cast.: Sobre la televisión, trad. de Thomas Kauf, Barcelona, Anagrama, 1997]).

      [79] M. Weber, Sociologie du droit, trad. de Jacques Crosclaude, París, PUF, col. “Quadrige”, 2013; sobre todo pp. 161, 213 y 300 [ed. cast.: Sociología del derecho, trad. de Eduardo García Máynez, Granada, Comares, 2001].

      [80] Jules Huret, Enquête sur l’évolution littéraire, ob. cit. Huret trabaja por entonces en L’Écho de Paris (y después, a partir de 1892, en Le Figaro).

      [81] Bourdieu tiene presente el trabajo que ha comenzado sobre la revolución impresionista y del que hará una primera presentación en su curso del ciclo lectivo siguiente (1984-1985). Abordará en detalle el Salón de los Rechazados en P. Bourdieu, Manet, une révolution symbolique…, ob. cit.

      [82] El término “impresionismo” parece haber sido utilizado por primera vez por un crítico de arte (Louis Leroy) que se burlaba y era hostil al cuadro Impresión, sol naciente de Claude Monet (1872).

      [83] “Con referencia a la naturaleza, se concuerda en que la filosofía debe conocerla como es; que si la piedra filosofal está oculta en alguna parte, en todo caso será en la naturaleza misma; que esta contiene en sí su razón, y que la ciencia debe concebir esa razón real que está presente en ella, no las formas contingentes que aparecen en la superficie, sino su armonía eterna. Lo que debe buscar es su ley inmanente y su esencia. Al contrario, el mundo moral, el Estado, la razón tal como existe en el plano de la autoconciencia, no ganarían nada, en realidad, en ser aquel donde la razón se eleva al poder y la fuerza y se afirma inmanente a estas instituciones. El universo espiritual, al contrario, debería quedar abandonado a la contingencia y la arbitrariedad, debería quedar abandonado de Dios, de manera que, según ese ateísmo del mundo moral, la verdad estaría fuera de este mundo y, sin embargo, como en este también debe encontrarse la razón, la verdad solo tiene en él una existencia problemática” (Georg Wilhelm Friedrich Hegel, Principes de la philosophie du droit, trad. de André Kaan, París, Gallimard, 1940, pp. 33-34 [ed. cast.: Principios de la filosofía del derecho o derecho natural y ciencia política, trad. de Juan Luis Vermal, Barcelona, Edhasa, 1999]).

      [84] Probable alusión al uso que se hace de este término en filosofía, en especial desde la aparición del libro de Jacques Derrida, De la grammatologie, París, Minuit, 1967 [ed. cast.: De la gramatología, trad. de Oscar del Barco y Conrado Ceretti, México, Siglo XXI, 1971].

      [85] Alusión a dos periodistas que en 1972 crearon una guía gastronómica.

      [86] Bourdieu utiliza esta fórmula con referencia a aquella en que Weber define el Estado como “el monopolio de la coacción física legítima” (M. Weber, Économie et société, vol. 1, ob. cit., p. 97). Véanse también las clases en que tratará al Estado posteriormente, en P. Bourdieu, Sur l’État…, ob. cit.

      [87] P. Bourdieu, Sur l’État…, ob. cit.

      [88] Referencia a la etimología de la palabra “colusión”, formada a partir del verbo latino ludere, “jugar”.

      [89] Designa la suspensión del juicio, la duda metódica.

      [90] A menudo Platón analiza las actividades humanas, y en especial la filosofía, como juegos serios. La filosofía es un “sabio juego de viejo” (Leyes, libro VI); consiste en “dar pruebas de seriedad” sin perder de vista la “diversión” (Teeteto, 168d-e).

      [91] Émile Durkheim, Les formes élémentaires de la vie religieuse [1912], París, PUF, col. “Quadrige”, 1994 [ed. cast.: Las formas elementales de la vida religiosa, trad. de Ana Martínez Arancón, Madrid, Alianza, 1993]. Se menciona a menudo un tramo: “En el mundo de la experiencia, conozco un solo sujeto que tiene una realidad moral, más rica, más compleja que la nuestra, y es la colectividad. Digo mal, hay otro que podría desempeñar el mismo papel: la divinidad. Entre Dios y la sociedad, hay que escoger. […] Desde mi punto de vista, esa elección me deja bastante indiferente, porque solo veo en la divinidad la sociedad transfigurada y pensada simbólicamente” (É. Durkheim, “Détermination du fait moral” [1906], en Sociologie et philosophie [1924], París, PUF, col. “Quadrige”, 2010, pp. 49-90; la cita, en pp. 74-75 [ed. cast.: “Determinación del hecho moral”, en Sociología y filosofía, trad. de José María Bolaño, h., Granada, Comares, 2006, pp. 35-63]).

      [92] Referencia al significado etimológico de la palabra “veredicto” (“que se dice como verdad”, “dicho verdadero”).

      [93] El problema de las relaciones entre la sociología y los artistas es un tema antiguo y constante en Bourdieu. Este lamentaba que la sociología no pudiese recurrir, con la misma libertad que los artistas, a las diversas formas artísticas para contribuir a su propia difusión. Ya en 1975, con la creación de las Actes de la Recherche en Sciences Sociales, Bourdieu introduce en el mundo de las revistas académicas de ciencias sociales una libertad que da a la publicación una apariencia de vanguardia. Su análisis de La educación sentimental de Flaubert (P. Bourdieu, “L’invention de la vie d’artiste”, Actes de la Recherche en Sciences Sociales, 1(2), Le titre et le poste, marzo de 1975, pp. 67-93) constituye una segunda aproximación entre sociología y literatura. Pero un paso decisivo hacia el mundo artístico se da con P. Bourdieu (comp.), La misère du monde, París, Seuil, 1993, reed., col. “Points Essais”, 1998 y 2015 [ed. cast. parcial: La miseria del mundo, trad. de Horacio Pons, Buenos Aires, FCE, 1999], libro de entrevistas que Bourdieu concebirá explícitamente como un conjunto de novelas breves que permiten a un gran público, por proyección o identificación, acceder a una comprensión de los análisis sociológicos. El libro dará lugar a una “teatralización” que estará varios años en cartel, con actores que hacen las veces de entrevistados y entrevistadores. Esta colaboración de Bourdieu con los artistas se extenderá hasta el final, ya que aquel respondería positivamente a la propuesta de Daniel Buren de concebir una sala de su exposición en el Centro Pompidou, que estaba programada para marzo


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