Эротические рассказы

Esta no es la vida que pedí. Michealene Cristini RisleyЧитать онлайн книгу.

Esta no es la vida que pedí - Michealene Cristini Risley


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      ”En dos meses (y con mucha ayuda), construimos un estudio, contratamos profesores y diseñamos un programa de cuatro años, así como un programa de maestría. Es realmente sorprendente la manera en que los estudiantes pueden hacerte sentir joven e inspirarte a reinventarte a ti misma. Como directora-fundadora del departamento, ¡me la estoy pasando en grande! Por supuesto, he tenido que aprender un nuevo idioma, que incluye conceptos como ‘currículum’, ‘plan de estudios’ y ‘boleta de calificaciones’. He cometido errores: malas contrataciones, aceptar las excusas de los alumnos con mucha facilidad, atiborrar demasiada información en un solo semestre. Pero esta es la buena noticia: puedes transferir tus habilidades de una carrera a otra. Soy una reportera calificada; siempre estoy haciendo preguntas. Y ahora, estoy haciendo preguntas a mis alumnos: ¿qué pasó con esa tarea? ¿Por qué no arriesgarse? ¿Qué es lo que realmente quieres lograr?”

      ¿Estoy saliendo con alguien… o no?

      “No.

      ”A estas alturas, si tengo una noche libre, prefiero pasarla en casa viendo una buena serie de televisión, en lugar de sentarme frente a un hombre en un restaurante y tener que acariciar otro ego masculino. Como dice mi amiga Mary Les Casto (fundadora de Casto Travel, una compañía internacional): ‘No hay hombre suficientemente bueno para mí’. Yo soy lo suficientemente buena para mí.

      ”¿Mencioné que rediseñé mi anillo de matrimonio después de mi divorcio? Decidí que merecía cada quilate de ese anillo de diamantes que me regaló mi segundo esposo, y realmente quería usarlo a diario. Pero no deseaba que fuera la misma argolla que cuando él me la dio. Me traía demasiados recuerdos desagradables, y mal karma también. Así que lo rediseñé, y lo uso con mucho orgullo en mi dedo derecho, todos los días.

      ”Puede que esté sola, pero no estoy en soledad. La vida es plena. Y yo a propósito la mantengo así. Continúo sirviendo en la junta directiva de la fundación de Kristi Yamaguchi Always Dream (“Sueña Siempre”), y en la Asociación de Ciudades Hermanas San Francisco-Osaka. De hecho, acabo de ir a Osaka a celebrar el sexagésimo aniversario de la asociación de ambas ciudades. También fungí durante seis años como presidenta del Proyecto de Representación, cuya misión es la igualdad de género, y seis años en el Consejo Americano-Japonés. Y después de diez años y medio, cedí el puesto en la junta corporativa del Bank of Marin.

      ”El año pasado, Deborah me pidió ir a Indianápolis a su Conferencia de Mujeres en Indiana, para entrevistar a Diane Keaton, actriz y autora ganadora de un Oscar. ¿Entrevistar a Annie Hall, el emblemático personaje de la cinta de Woody Allen? ¡Sí, cuenta conmigo! Al leer los libros de Keaton me enteré de que ella es muy consciente de que su cabello está adelgazando, de que se niega a hacerse un estiramiento facial, y de que adoptó a sus hijos cuando tenía cincuenta y cincuenta y cinco años de edad. En el escenario de la conferencia, compartió además que pronto cumplirá los setenta y dos. ¡Bravo, Diane!

      ”En una cena reciente, me senté junto a LeRoy Morishita, presidente de la Universidad Estatal de California en East Bay, quien me dijo que no hay miembros asiático-estadounidenses en el Consejo de Administración del sistema de la Universidad Estatal de California. Me sentí escandalizada. Yo me gradué de la Universidad Estatal de California en Fresno, y por ello siento un interés particular, así que pensé: ‘Hmm…, debería poner mi nombre en la lista como una candidata potencial’. Mujeres, no podemos ser tímidas; debemos encontrar la manera de tener un asiento en la mesa. ¡Esperen más noticias!

      ¡Me siento como si apenas estuviera comenzando!”

      05

      Aprende los secretos de la dama de cabello azul

      Yo estaba muy lejos de una posición de poder,

      pero mi ingenuidad jugó a mi favor.

      Cuando me dijeron que el estudio había “aprobado”

      mi primer piloto, pensé que era algo bueno,

      ya sabes, como cuando “apruebas” en la universidad.

      LINDA BLOODWORTH-THOMASON,

      PRODUCTORA DE TELEVISIÓN Y ESCRITORA (1947-)

      Cabello azul los viernes

      “Me preguntaba si él había notado su cabello azul. De hecho, aquel hombre no mostró inguna reacción al ver que la anciana que tenía sentada frente a sí, en su opulenta oficina de banquero, portaba el cabello más azul que jamás hubiera visto en su vida. Soy Deborah Stephens, y esa mujer de cabello azul era mi abuela.

      ”Su cabello azul, combinado con una actitud desenfadada, ojos penetrantes y una calidez provinciana, no dejaban dudas de que el Señor Banquero era tan solo un obstáculo menor entre ella y su objetivo: un préstamo. Nunca se le ocurrió que hubiera razones que le impidieran tener éxito: la falta de garantías (su casa no estaba a su nombre), ningún historial crediticio, y el hecho de que, en aquellos días (hace apenas unos treinta años), en Estados Unidos una mujer ni siquiera podía tener una tarjeta de crédito a su nombre. No obstante, sabía que el Señor Banquero no era rival para la dama de cabello azul.

      ”Sus mechones plateados eran teñidos de azul una vez por semana: un tinte, un rizado y un peinado todos los viernes por la mañana, invariablemente. El proceso completo la hacía sentirse bella, poderosa y resuelta. En consecuencia, llegué a amar ese cabello azul casi tanto como la amaba a ella. Por otro lado, crecí creyendo que todas las mujeres de cierta edad, seguras de sí mismas, teñían su cabello de azul.

      ”Aquel día fue decisivo para mí. Sí, mi abuela recibió el préstamo, un crédito de estudios universitarios, para mí. Sus habilidades de negociación podían abrir las puertas de cualquier sala de juntas de un corporativo. Sin embargo, no tenía educación y era pobre. Su riqueza consistía en profundas creencias religiosas y una bondad incondicional. También poseía la tenacidad de un bulldog, ya que nunca dejó que la palabra ‘no’ se interpusiera en su camino.

      ”Lo que le faltaba en dinero, mi abuela lo compensaba con abundancia de sueños. Creía firmemente en mí, más de lo que yo creía en mí misma. Sin importar las circunstancias o los desafíos, estaba decidida a que alcanzara en la vida aquello que tanto ella como mi madre solo habían soñado. Toda mujer debería tener en su vida una dama de cabello azul como mi abuela. Esa persona que piensa que eres maravillosa, incluso cuando no te sientas como tal. La mujer que siempre cree que todo es posible, sin importar las probabilidades.

      ”Gracias a ella asistí a la universidad, conseguí un emocionante trabajo en un corporativo y gané más dinero en un año que el que mi madre había ganado en diez. Años más tarde fui cofundadora de un despacho de consultoría gerencial, escribí seis libros y di discursos en todo el mundo. Brindando consultoría a líderes (incluido un presidente de Estados Unidos), tuve la oportunidad de trabajar con algunas de las personas más poderosas del país, en un mundo que había estado cerrado para mi abuela. Sin embargo, ella era mi inspiración.”

      Obstáculos y posibilidades

      “Los obstáculos y las posibilidades a menudo se combinan para formar momentos decisivos en la vida, que aparecen justo cuando pensamos que tenemos la existencia resuelta. Por desgracia, las vidas organizadas perfectamente en categorías y compartimentos pueden voltearse de cabeza en un segundo. Una situación así tuvo que ver con mi esposo, Mike. Después de jugar un partido de golf, experimentó un dolor repentino que se fue incrementando y que le impedía caminar, mientras su cuerpo sufría espasmos en todos los músculos. Después de seis meses y numerosos viajes al Centro Médico de la Universidad de California en San Francisco, los médicos comenzaron a descifrar la enfermedad que estaba devastando su cuerpo y que, para ese entonces, ya había destruido más de la mitad de su capacidad pulmonar. Su diagnóstico comenzaba con estas palabras: ‘fibrosis pulmonar, causada por dermatomiositis y polimiositis’,


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