El infierno está vacío. Agustín MéndezЧитать онлайн книгу.
Obras de Tomás de Aquino
(ST) | Summa Theologiae |
(QDM) | Questiones disputatae de Malo |
(SSSMPL) | Scriptum super Sententiis Magistri Petri Lombardi |
(SG) | Summa contra Gentiles |
(QDSC) | Quaestio disputata de spiritualibus creature |
Traducciones
Todas las traducciones del inglés, francés, escocés y latín son personales.
PREFACIO
PRESENTACIÓN
La pertinencia de la presente monografía puede fundamentarse a partir de distintos elementos. En primer lugar, por centrarse en el estudio de la Edad Moderna. Los tres siglos que la componen (XV-XVIII) constituyen una etapa crucial para la configuración del entramado social, político, económico y cultural de las sociedades occidentales contemporáneas. La primera integración económica que incluyó a todos los continentes poblados por los seres humanos, el inicio de la acumulación de facultades administrativas por parte de estados centralizados cada vez más robustos e influyentes en la vida de sus habitantes, la lenta y traumática consolidación del proceso de secularización y la pérdida de influencia del campo religioso en el gobierno de las personas son apenas algunos de los procesos históricos más trascendentes ocurridos durante ese lapso de tiempo. Este periodo, a su vez, fue testigo de una serie de procesos altamente idiosincrásicos que no habían ocurrido antes (ni volverían a repetirse después) en la historia europea. El presente libro se ocupará de estudiar tres de esos fenómenos históricos tan propios de la modernidad temprana: la caza de brujas, el discurso demonológico y la Reforma protestante.
Si bien es cierto que la demonología existe desde el propio nacimiento del discurso cristiano escrito durante el siglo I de la Era Común, entre 1450 y 1750 el interés por esta rama de la teología cristiana alcanzó su paroxismo al ser teorizada de manera sistemática no solo por teólogos o miembros de instituciones religiosas, sino también por juristas, médicos y filósofos laicos de todo el continente. El estudio de la literatura demonológica excede largamente el interés de la historia confesional debido a que allí no se discutieron problemas asociados exclusivamente a la teología, sino que a partir de un lenguaje y herramientas conceptuales eminentemente religiosas se pretendió comprender el funcionamiento, las características y los límites de la naturaleza, especialmente los de la humanidad. Más allá de este punto no menor, la demonología tardomedieval y temprano-moderna también deviene en un objeto de estudio significativo porque allí se establecieron los fundamentos intelectuales de la caza de brujas. Como escribió el historiador británico James Sharpe, por demonología se entiende «el sistema intelectual que expresó el marco por medio del cual los europeos educados entendieron y debatieron la brujería entre los siglos XV y XVIII».1 En efecto, a lo largo de esas tres centurias, los debates demonológicos se desarrollaron en tratados sobre brujería y viceversa. Si durante aquellos años Europa vio perecer entre 50.000 y 60.000 mujeres y hombres bajo el cargo de haber cometido crímenes imaginarios (establecer pactos y mantener relaciones sexuales con demonios, realizar daños físicos o matar por medio de magia nociva, producir tormentas y otras catástrofes climáticas recurriendo a métodos ocultos), en parte fue porque existió un corpus documental que afirmaba que aquello era perfectamente posible y que, además, gozaba del auspicio tanto de autoridades religiosas como seculares. Cierto es que la persecución de brujas no ocurrió únicamente por la proliferación de tratados sobre demonología y brujería, fue necesaria la existencia de legislaciones, la acumulación de tensiones políticas y sociales y la sucesión de rápidas transformaciones económicas y religiosas para que el fenómeno ocurriese tal como lo conocemos. Resulta evidente, pues, que entre la teoría demonológica y la praxis persecutoria hubo una relación estrecha, aunque no de necesidad, que es necesario estudiar.
El otro gran eje temático que se desarrolla en las siguientes páginas es el de la Reforma protestante, proceso histórico cuyos efectos son difíciles de sobreestimar en importancia. El desgarro del ecúmene cristiano iniciado con las críticas a la Iglesia católica y su Sumo Pontífice clavadas por Martín Lutero, fraile sajón perteneciente a la Orden de San Agustín, en las puertas de la iglesia del palacio episcopal de Wittemberg el 31 de octubre de 1517, y concluido (mas no suturado) con el trazado de férreas fronteras confesionales a partir de la Paz de Westfalia (1648), dio lugar a tensiones de diversa índole y consecuencias irreversibles. Entre las más destacadas y estudiadas por académicos de diferentes disciplinas pueden enumerarse el final de la monofonía doctrinal y cultual en el interior del cristianismo occidental, las transformaciones en las prácticas y la moral económica, la ruptura de antiguos monopolios sobre el saber y su difusión, los enfrentamientos militares a gran escala y el desarrollo y difusión de las lenguas vernáculas. Más allá de estos grandes temas, otra de las áreas que la Reforma afectó fue la producción de textos sobre demonología y su aplicación práctica por parte de los tribunales europeos. Las diferencias dogmáticas entre las tres grandes denominaciones cristianas occidentales (católicos, luteranos y calvinistas) se reflejaron en la demonología, que antes que nada es un género teológico. Pero más allá de lo estrictamente doctrinal, los conflictos políticos y culturales iniciados por la Reforma afectaron notablemente al contenido de los tratados, convertidos en vehículos privilegiados para atacar a los enemigos confesionales. Así, los tres temas centrales del libro resultan pertinentes por la importancia de estudiar represiones y matanzas masivas (la caza de brujas constituiría un ejemplo notable), sus bases y justificaciones conceptuales (en este caso la demonología) y la relación con los grandes procesos históricos contemporáneos (la Reforma).
El estudio de estos ejes temáticos y su imbricación a escala continental resultan una tarea compleja de abordar en un solo volumen, por lo que un recorte geográfico más preciso se impone como una necesidad. El presente libro propone concentrarse en lo ocurrido en Inglaterra. El caso inglés resulta de especial importancia para analizar los factores arriba mencionados. La temprana organización de una monarquía y un sistema judicial centralizados, la relativa estabilidad política y homogeneidad cultural dentro de sus fronteras, el desarrollo de un proceso de reforma religiosa con características diferentes al de otras unidades políticas europeas, los numerosos tratados demonológicos editados y conservados hasta el presente, así como la existencia sostenida de procesos judiciales desde la década de 1580 hasta la de 1660, le otorgan un apreciable atractivo