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Ofrezco respeto, recibo respeto. Sura HartЧитать онлайн книгу.

Ofrezco respeto, recibo respeto - Sura Hart


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o a su hermano, lanzar un juguete– lo único que trata de hacer en ese momento es cubrir una necesidad. Una necesidad que usted también tiene. Tal vez sea una necesidad de atención, de consideración, de elección o de autonomía. Puede que no le guste la manera en que su hija o hijo trata de cubrir esa necesidad, pero tendrá más probabilidades de conectar –y de ayudarle a encontrar una manera mejor de expresarse– si reconoce la necesidad que en realidad está tratando de satisfacer en ese momento.

      El padre de la siguiente historia estaba encantado de haber descubierto que podía centrarse en las necesidades de su hijo en lugar de reaccionar a su comportamiento. A los dos meses de haber empezado el curso, en secundaria, Jason, de doce años, había ganado peso. Su madre y su padre hacían acopio de comida saludable en casa, pero sabían que picaba patatas fritas y dulces en el colegio y los fines de semana. Sus padres no querían presionarlo más diciéndole algo al respecto, pero una noche Jason exclamó enfadado: ¡No me puedo creer que esté tan gordo! Su padre nos contó que su primera inclinación fue echarle un sermón: Mira, si dejaras de comer tanta comida basura, perderías peso. Estaba orgulloso de haber sido capaz de mantenerse en silencio, con la esperanza de escuchar a Jason explicar lo que estaba viviendo. Jason continuó: Sé que es toda esa comida basura que como, pero no lo puedo evitar. Después del colegio me apetece mucho y la encuentro en todas partes. Su padre empatizó con Jason tratando de averiguar cuáles eran sus sentimientos y necesidades: Parece que te sientes algo estancado ahora mismo, ¿es eso? ¿Te gustaría encontrar otra manera de liberar estrés y relajarte aparte de comer cosas que engordan? ¿Y ahora mismo no sabes qué podría ser? Las lágrimas fluyeron de los ojos de Jason al tiempo que la rabia contra sí mismo se convertía en tristeza. Sí, papá. ¡Tengo que hacer algo! Su padre volvió a empatizar: Parece que estás bastante motivado para cambiar algunos hábitos. Jason respondió: Sí, papá. ¿Tienes alguna idea?

      

      Como muchos padres harían, el padre de Jason aprovechó sin dudarlo esta invitación para compartir sus opiniones y barajar ideas sobre lo que su hijo podía hacer para cubrir sus necesidades de una forma más saludable.

       La cooperación está en nuestros genes

      La idea de que la cooperación es necesaria para sobrevivir y prosperar en la vida, y de que es parte de nuestra herencia genética, la sostienen tanto científicos como líderes espirituales.

      Los biólogos Tim Roper y Larissa Conradt afirman que existe un instinto natural de cooperación entre los animales para asegurar su bienestar mutuo. En su estudio Group Decision-Making in Animals (Toma de decisiones grupal en animales), concluyen que el estado natural de todos los animales gregarios, incluidos los seres humanos, es la cooperación y no la dominación. Mantienen que la Naturaleza ha dotado a los seres humanos de un sistema de retroalimentación biológico queincluye la producción de endorfinas y sentimientos de alegría cuando nos damos los unos a los otros4. Estos sentimientos nos motivan a continuar reproduciendo y por tanto contribuyendo a la supervivencia de la especie, y más allá, hasta aumentar el bienestar y a la prosperidad del conjunto.

      Tenzin Gyatso, el Dalai Lama, también sostiene que la cooperación es una respuesta natural en el ser humano, porque todos somos criaturas sociales, y nuestra supervivencia y bienestar están ligados indisolublemente al bienestar de los demás. El impulso de dar a otras personas y cooperar con ellas por el bienestar mutuo es, por tanto, parte de nuestra naturaleza. En sus palabras: “la interdependencia es una ley fundamental de la naturaleza. No solo las formas de vida más altas, sino también los insectos más diminutos son seres sociales que, sin religión, leyes o educación, sobreviven gracias a la cooperación mutua basada en un reconocimiento innato de su interconexión”5.

      

      Una definición de cooperación que emane de estas perspectivas sería la siguiente: la cooperación es una manera de implicarse en ejercer el poder con otras personas por el bienestar mutuo.

       Capítulo 2

      Tenerse respeto: las madres y los padres también tienen necesidades

      Las personas se convierten en padres o madres con la llegada de su primer hija o hijo. Al contrario de lo que sucedía en generaciones anteriores, cuando las familias eran extensas y constituían una red de conexiones entre diferentes grupos de edad, hoy en día, la llegada del primer retoño es para muchas personas la primera vez que están con un bebé recién nacido, y desde luego, que han de cuidarlo veinticuatro horas al día. Y enseguida nos percatamos de nuestra soledad ante la tarea, sin contar con formación específica, ni manual de instrucciones ni un CD de los que contienen algunos teléfonos móviles. ¡Y eso que es la tarea más importante de nuestras vidas, la que supone el mayor reto! Merece la pena pensar que si hubiera ofertas de empleo para hacer de madre o padre, el cartel diría: No se requiere formación ni experiencia previa.

      Así, cuando usted se convirtió en padre o madre, se adentró de forma irreversible en una dimensión de la vida completamente nueva, contando con el siguiente equipamiento: su instinto biológico de supervivencia, su curiosidad natural y una enorme capacidad innata para aprender y crecer. ¡Exactamente igual que su bebé recién nacido! Puede ser una cura de humildad ver lo poco que sabemos y cuánto hemos de aprender sobre la convivencia con niños y niñas. La realidad demuestra que uno aprende sobre las relaciones familiares, la cooperación y los cuidados al mismo tiempo que lo hacen las hijas y los hijos. En los días especialmente desafiantes, su experiencia de vida y su capacidad avanzada para el razonamiento y la resolución de problemas pueden parecerle de poca ayuda.

      Cuando empezamos a conocernos mejor, de una forma abierta y autocompasiva, damos el primer paso en el proceso que alienta a nuestras hijas y a nuestros hijos a conocerse a sí mismos.

      Daniel J. Siegel

      Lo que somos enseña a las niñas y a los niños mucho más que lo que decimos, así que debemos ser aquello en lo que queremos que se conviertan nuestras hijas y nuestros hijos.

      Joseph Chilton Pearce

      

      La curva de aprendizaje para la crianza pasa por una considerable pendiente; el desnivel va aumentando a medida que nuestros hijos e hijas van creciendo, y quizá sea desesperante pensar que nunca va a terminar. Muchas madres y padres, al enfrentarse a esta tarea a lo largo del día y cada día, durante unos dieciocho años y asumiendo implicaciones tan importantes para el futuro de ellas y ellos, se acaban consumiendo, al tener que satisfacer las necesidades de sus hijos e hijas y se olvidan de cuidar de sí mismos. Algunas personas piensan que ser buenos padres y buenas ma-dres significa que deben sacrificar sus necesidades por completo. Un padre de seis hijos se puso en pie en uno de nuestros talleres sobre crianza para decir: Es ridículo hablar de nuestras necesidades. Sencillamente hay que afrontar el hecho de que cuando tienes hijos, tienes que sacrificar tus propias necesidades durante dieciocho años. Aquel padre tenía un gesto serio y parecía convencido de ello, y nosotras nos sentimos tristes por él y por su familia. Cuidar de los hijos e hijas sacrificando las necesidades propias tiene un coste muy alto para cualquiera.

       ¡Sus necesidades como madre o padre importan!

      La realidad final –que sus necesidades importan y que ante todo debe cuidar de su persona– se ilustra muy bien tomando como ejemplo el protocolo de seguridad de las compañías aéreas: en caso de emergencia, los padres y las madres deben ponerse la mascarilla de oxígeno primero, y solo entonces ponérsela a sus hijas e hijos. Es fácil ver, en este ejemplo, que las madres y los padres serán de muy poca ayuda si no pueden respirar.

      

      La crianza fuera del avión no es muy diferente, aunque resulte menos obvia. En cualquier caso, satisfacer sus propias necesidades es algo innegociable. Si no cuida de sus necesidades para poder prosperar en la vida, tal vez pueda ayudar a sus hijas e hijos a sobrevivir, pero no tendrá la vitalidad ni la presencia necesarias para ayudarles a prosperar. Ni les estará ofreciendo un modelo de lo que es el autocuidado, que es lo que más necesitarán cuando se vayan de casa.


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