Corazones Furiosos.. Amy BlankenshipЧитать онлайн книгу.
terminaremos lo que hemos empezado, estaré dentro de ti".
La dejó allà de pie, observándolo mientras brillaba hacia atrás y luego desapareció. Kyoko sintió que alguien se acercaba detrás de ella y la empujaba contra ellos. Volviendo la cabeza para mirar hacia arriba, vio que era Toya. Ãl la estaba sosteniendo posesivamente y ella se recargó contra él todavÃa observando el cielo donde Kyou se habÃa desvanecido.
"Kyou," Ella respiró con ilusión. Ella sintió el cuerpo de Toya tenso contra el suyo y cerró sus ojos en la confusión. Le dolÃa el pecho. Poniendo su mano sobre su corazón, se sintió cayendo y recibió el alivio del dolor mientras su mundo se volvÃa negro.
Toya sintió que Kyoko se relajaba contra él, pero todavÃa la aferraba a ella, no le gustaba lo que acababa de presenciar. Luego se fundió en sus brazos. Ãl la atrapó, recogiendo su estilo nupcial, él la llevó de vuelta con los demás.
Su voz ronca se sacudió de emoción mientras él la entregaba a Shinbe, que a su vez la acostó sobre una manta que Kamui habÃa extendido para ella.
Shinbe se volvió para ver que Toya ahora tenÃa la espalda vuelta hacia ellos. Fue algo humillante ver a su hermano mostrar su verdadero corazón por primera vez.
Toya suspiró con una sensación de hundimiento en la boca de su estómago. "Shinbe, ¿recordará algo?" Se volvió a mirar a Shinbe por encima del hombro y luego se estremeció al ver que su hermano asintió indeciso.
Shinbe estaba bien consciente de que no era lo que Toya querÃa oÃr, pero tenÃa que estar preparado para la verdad. "Todo, ella recordará todo." Se sentÃa mal por Toya cuando vio los hombros de su hermano caer en la derrota.
"¿Qué vas a hacer?", Preguntó Shinbe, sabiendo que Kyoko no iba a estar contenta con nada de esto, realmente no querrÃa estar en los zapatos de Toya cuando Kyoko se diera cuenta de lo que habÃa casi sucedido.- Shinbe tocó su suave mejilla, Secretamente preguntándose cómo serÃa besarla de esa manera... Sus ojos de amatista se suavizaron... Incluso él estaba secretamente enamorado de ella... pero tristemente, no estaba destinado a serlo.
Toya no tenÃa idea de lo que iba a hacer, pero ocultar no era uno de ellos. Se sentó al lado de Kyoko, dándole a Shinbe una mirada de advertencia que le hizo retirar rápidamente su mano que se escapaba de su mejilla. Ya era bastante malo que ya se sintiera como saltar de su piel, sentado allÃ... esperando a que despertara. Sus dedos se movieron, "Shinbe, ¿cuándo se despierta?"
Shinbe arqueó una ceja mientras se acercaba para sentarse entre Suki y Kamui. "¿Por qué no la despiertas ahora? Eso es todo lo que necesitas."
Antes de que Toya pensara en ello, se inclinó y le sacudió suavemente el hombro. -Kyoko -susurró él, que retiró la mano rápidamente cuando sus pestañas oscuras revolotearon-. -¿Estás bien ahora? -le preguntó en voz baja, con los ojos brillantes y Toya contuvo el aliento.
"Estoy bien", susurró Kyoko, luego se encogió de miedo sabiendo que eso habÃa sido lo que habÃa dicho la última vez que habÃa despertado. Ambas veces habÃa mentido. Rechazando mirar a Toya, su mirada se dirigió a Suki y Shinbe y ella pudo sentir su rostro cambiando de color rápidamente. SentÃa que iba a morir de mortificación.
Kyoko rápidamente cerró los ojos y levantó las rodillas, envolviendo sus brazos alrededor de ellos, y ocultó su rostro. "Lo siento muchachos, lo siento mucho", murmuró ella desde su escondite.
Toya extendió la mano, poniendo su mano sobre su hombro para consolarla. Cuando ella se estremeció, él la quitó rápidamente, golpeando su mano con un puño y bajándola de nuevo a su lado. El dolor del rechazo se rompió en sus ojos dorados mientras miraba a los demás.
"Está bien, Kyoko, nada de esto fue culpa tuya, es de Hyakuhei, ese maldito bastardo". Las palabras se susurraron con calma, pero fue la calma antes de la tormenta y todos lo oyeron fuerte y claro. La cortina de cabellos que la ocultó y, sin decir nada más, se volvió de nuevo hacia el follaje profundo del bosque.
Kyoko deseaba que se desarrollara un agujero y ella podrÃa hundirse en él y quedarse allà donde nadie la encontrarÃa jamás. ¿Cómo se las iba a arreglar ahora? Entonces en voz alta gritó, "Oh Dios, quiero ir a casa."
Suki se puso de pie, deseando aliviar el dolor de su amiga. "Kaen y yo podemos llevarte de vuelta a la estatua de soltera, si eso es lo que quieres." Suki caminó hacia ella cuando Kaen salió de las sombras ya en su forma de dragón. Ella subió y alcanzó su mano hacia abajo a Kyoko. "Vamos."
Kyoko se levantó lentamente, incapaz de mirar a alguien y susurró culpablemente: -Volveré en un par de dÃas. Ella corrió a Kaen y se fueron para el corazón del santuario del tiempo y su camino a casa.
Toya dio un paso atrás en el claro y vio como Kaen se desvaneció de su vista. No querÃa que ella fuera a casa. Sintió que su corazón caÃa un par de pulgadas. ¿Y si no volviera? Volviendo los talones, Toya despegó en una carrera muerta, con la esperanza de vencer al portal de tiempo que la llevarÃa de su mundo.
*****
En el camino de regreso a la estatua de soltera, Kyoko no dijo nada asà que Suki trató de sacarla. "Kyoko, realmente no me preocuparÃa por nada, todos sabemos que fue el hechizo y no tú, asà que no es tan malo como crees." Suki miró hacia atrás, sonriendo a Kyoko.
Kyoko dio un débil intento de sonreÃr pero no se unió a la conversación. Estaba demasiado ocupada muriendo mil muertes cada vez que pensaba en lo que habÃa hecho, especialmente en la forma en que habÃa besado a Toya y a Kyou. Kyoko puso sus manos sobre su cara, deseando de nuevo poder ocultarla. Sólo querÃa irse a casa y arrastrarse lo más lejos posible debajo de sus cobijas, y quedarse allà un rato.
Recordó lo que sentÃa al besar a Kyou y suspiró. -¿Qué debÃa estar pensando? No podÃa culpar a ninguno de los dos porque prácticamente se habÃa echado encima de ellos. También se preguntó sobre la respuesta que habÃa recibido de Toya. La habÃa besado en la espalda... no... HabÃa hecho más que eso. Ella se retorció recordando la sensación de su dureza debajo de ella.
Kyoko sacudió la cabeza. Si ella tuviera que recoger a alguien en este momento, elegirÃa a Kotaro. ¡Por lo menos ella no se habÃa lanzado contra él!
Presionando su frente contra la espalda de Suki, supo que habÃa disfrutado del beso de Toya, y sÃ, de Kyou también. Pero ¿qué deben pensar de ella ahora? Kyoko miró hacia abajo mientras el suelo se desdibujaba bajo ellos. HabÃan estado volando durante un tiempo y se estaban acercando al corazón del tiempo. "Suki, ¿me dejarás aquÃ? Me gustarÃa caminar el resto del camino por mà misma."
Suki dio unas palmaditas en Kaen y él bajó y aterrizó. Kyoko se deslizó y asà lo hizo Suki. -¿Estás segura de que no quieres que caminemos contigo? -preguntó Suki preocupada.
Kyoko negó con la cabeza, luego dio un paso adelante y dio un abrazo a Suki. "Tengo mi ballesta si algo sucede y no está demasiado lejos, estaré de vuelta en un par de dÃas, dile a los demás que les llevaré a todos algo bueno para comer". Kyoko trató de sonreÃr, pero las esquinas de sus labios no cooperaron, asà que se rindió. Volviéndose, empezó en la dirección que sostenÃa la estatua de soltera... y su salida de este mundo.
Se relajó un poco cuando oyó que Kaen volvÃa al aire, dándole la soledad que necesitaba. Cuanto más caminaba Kyoko, más se sentÃa a sà misma de nuevo y en vez de avergonzarse... empezó a enfadarse. No tanto enojada de sà misma, sino enojada con Toya y Kyou por aprovecharse de ella, mientras que ambos habÃan estado bajo ese hechizo.