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Las zonas oscuras de la democracia. Jorge Eduardo SimonettiЧитать онлайн книгу.

Las zonas oscuras de la democracia - Jorge Eduardo Simonetti


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política, es el elemento sustancial que definirá la cualidad democrática. Dicho de otro modo, ¿quiénes deben constituir el demos? ¿quiénes de los miembros de la asociación democrática deben gozar de membresía plena? ¿Todos o una parte de ellos? ¿Los niños, los ancianos, los no propietarios, los que no saben leer y escribir, deben constituir el demos? Si excluimos a los niños, ¿debemos incluir a todos los adultos? Desde la Grecia Antigua hasta la actualidad, la membresía nunca fue universal, siempre se estableció un subconjunto, una parte de la sociedad, para otorgarle la participación plena. En tal caso, constituyendo el demos una parte del todo, ¿cuáles serían las limitaciones que no frustrarían la concepción democrática? ¿Hasta dónde el subconjunto habilitado a participar no constituiría una aristocracia o una oligarquía? ¿Desde dónde y hasta dónde, sería una verdadera democracia?

      3. ¿Qué instituciones necesita la democracia? La pregunta que sigue, determinados la asociación adecuada y el demos habilitado, está referida a las instituciones que necesitará el sistema para su funcionamiento. Un pueblo pequeño, un país extenso, seguramente necesitarán de instituciones que se adapten a sus características territoriales y poblacionales. Alcanzar los requerimientos éticos del sistema y la eficiencia en su funcionamiento nos conducen a averiguar cuáles serían los mecanismos y estructuras más apropiados para gobernar democráticamente una determinada asociación política.

      4. ¿Cuál es la metodología para decidir? Cómo es de fácil deducción, frecuentemente las personas que integran el demos no estarán todas de acuerdo en torno a alguna cuestión. Entonces, ¿qué opiniones deberían prevalecer? ¿dependería de las circunstancias? ¿en todos los casos la opinión mayoritaria sería definitiva? ¿las minorías tendrían alguna facultad para bloquear o imponerse a la mayoría? De la forma cómo se conteste este interrogante, dependerá la consecución de una democracia consensual o una democracia mayoritaria. Allí nos estamos refiriendo al manejo de mayorías calificadas según temas y circunstancias.

      5. ¿Cuál sería la mayoría adecuada? Si el principio general es la prevalencia de la mayoría, el interrogante está dirigido a determinar la propiedad de la definición de mayoría para que compatibilice con el sistema democrático. ¿Mayoría de ciudadanos, de votantes, de grupos?

      6. ¿Qué condiciones favorecen y cuáles perjudican la vigencia de la democracia? Si la mayoría del demos y de quienes ejercen el liderazgo creyeran que existe un sistema mejor que la democracia, seguramente ésta no subsistiría durante mucho tiempo. Por ello, resulta muy válido preguntarse acerca de por qué persiste en muchos países a pesar de situaciones de crisis severas, y en otros ha colapsado en contextos similares. ¿Tiene ello que ver exclusivamente con situaciones objetivas, o juega también la cultura del demos? ¿Un gobierno democrático que no obtenga resultados satisfactorios para la vida ciudadana, justifica el colapso del sistema?

      Que la democracia haya sido el primer sistema de convivencia en la historia, no parece casualidad. Surge casi como una consecuencia natural de la sociabilidad humana, una derivación lógica de la necesidad primaria de organizarse en la relación con los otros iguales.

      El primer paso, reconocer al semejante, derivó en el segundo, comunicarse con el otro, hasta pasar por el ejercicio de actividades comunes, compartir espacio y necesidades y, por último, consensuar maneras y reglas de convivencia.

      Tal vez tengamos que reconocer que la democracia es el único mecanismo natural de organización y gobierno. Y si ello no fuere así, por lo menos es un oxímoron, el más natural de los artificios creados por el hombre para regir su vida social. La monarquía, la aristocracia, la oligarquía fueron formas más perfeccionadas para generar el gobierno social como dominación de unos sobre otros.

      Como derivación de lo expuesto, existen suficientes antecedentes de que el gobierno democrático, en sentido amplio, rigió los destinos de las sociedades prehistóricas mucho antes del siglo V a.C.

      Los derechos de propiedad no se desarrollaron mientras la vida fue nómade y la caza y la recolección fueron la actividad principal de sustento de las comunidades.

      A partir de la finalización del período de caza y acopio, los seres humanos comenzaron a mutar su vida nómade por el establecimiento en comunidades asentadas en un territorio. Las condiciones que favorecían la participación popular en el gobierno fueron en disminución, y la democracia fue desapareciendo.

      En el siglo V a.C. fueron reapareciendo las formas democráticas, con mecanismos de mayor elaboración.

      Durante el período clásico, nos estamos refiriendo a los siglos V y IV a.C., Grecia estaba integrada por ciudades-estado independientes entre sí, cada una con su campo circundante.

      Esparta rechazó la sociedad abierta y mantuvo la estructura colectivista tribal, fue contraria al individualismo, a la democracia y a la igualdad, intentó dominar y esclavizar a las ciudades vecinas. La propiedad privada no tuvo el valor que en Atenas, la libertad personal casi no existía, la comunidad, y no los individuos era la propietaria de los principales recursos económicos.

      El término “político” es de origen griego y se aplicaba a todo aquello que era público. La palabra “idiota”, se utilizaba para designar a quienes no participaban en la vida pública.

      Clístenes (570 a.C.-507 a.C.) fue el padre de la democracia ateniense. Fue un político que introdujo el gobierno democrático en la antigua Atenas. Creó las bases de un nuevo estado, a partir del año 508 a.C. aproximadamente. El poder, mediante la reforma de Clístenes, pasa de las familias aristocráticas al pueblo reunido en Asamblea. El enfrentamiento fue áspero, y no se resolvió con la aceptación pacífica de la democracia.

      Es por todos conocido que el término “democracia” fue acuñado a mediados del siglo V a.C. en Atenas, a partir de los vocablos “demos” (pueblo) y “kratos” (gobierno), aun cuando su significación etimológica es mucho más compleja.

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