Democracia envenenada. Bernhard MohrЧитать онлайн книгу.
de las primeras cosas que hizo Putin luego de su elección, fue tener un mejor control sobre las regiones. Rusia es una federación. La constitución le da a los ochenta y cinco sujetos federales8 el derecho a un manejo autónomo de sus asuntos. En los años noventa, los gobernantes y empresarios locales se habían tomado la libertad de manejar impuestos y tarifas, y la administración de los fondos públicos. Seis días después de iniciado su mandato, Putin firmó una propuesta de ley que cambió el sistema federal de Rusia. A partir de ese entonces, sería el presidente quien escogería a los funcionarios que ejercerían una contraloría constante a los gobernantes elegidos localmente.
En 2001 se instauró el impuesto fijo de 13% a los ingresos salariales. La baja tasa de impuestos hizo que los ingresos de la gente se acrecentaran, lo cual contribuyó a que las entradas tributarias también aumentaran. La devaluación del rublo entre 1998 y 1999 hizo que la producción nacional fuera más competitiva, y la importación de bienes se hizo más costosa. Principalmente, en 1998 el precio promedio de un barril de petróleo del mar del Norte era de 12,7 dólares, el más bajo desde mediados de los años setenta. Pero en el primer año de Putin como presidente, el precio del petróleo se duplicó, y luego aumentó en un abrir y cerrar de ojos a casi 100 dólares en 2008. El alza de los precios ocasionó que la industria petrolera fuera sumamente rentable, y a partir de 2001 y hasta 2011 Rusia logró doblar su producción de petróleo. El Estado aumentó también su participación en las expropiaciones del sector petrolero, entre otras cosas, como consecuencia del llamado caso Yukos. En 2003, Mijaíl Jodorkovski, propietario de Yukos, fue arrestado y acusado de evasión de impuestos. Su compañía petrolera era en ese entonces la más grande de Rusia. Una vez que Jodorkovski fue condenado a nueve años de prisión, Yukos fue administrada por compañías estatales. Antes de todo esto, Jodorkovski había expresado su ambición de tener un papel político preponderante en Rusia. En este sentido, él afirmó que su caso estaba basado en motivaciones políticas, una visión que fue apoyada, entre otros, por Amnistía Internacional y el Consejo Europeo.
Todo esto contribuyó a que los ingresos del Estado aumentaran drásticamente. En consecuencia, mejoró la capacidad para saldar los créditos estatales y sirvió, a su vez, para aumentar las pensiones y los salarios a los empleados públicos. El aumento del precio del petróleo quizá podría ser un golpe de suerte, pero no cabe duda de que los expertos económicos de Putin, de orientación liberal —Kudrin y German Gref, que por mucho tiempo sirvieron como ministros de las reformas económicas— también impulsaron acciones exitosas. En 2010, la revista Euromoney honró a Kudrin como el ministro del año, por sus logros en política financiera, y en 2015, hizo lo mismo con Elvira Nabiúllina, jefa del Banco Central.
La popularidad de Putin los primeros años se debió también a las estrategias de control aplicadas sobre los medios de comunicación. Como Putin era desconocido para la mayoría de los rusos, se hizo más fácil construir una mitología en torno suyo. La mencionada biografía-entrevista, En primera persona, fue un eslabón importante en la construcción de su popularidad. El libro cuenta la vida de un hombre común y de origen humilde, que fomenta los valores familiares, la lealtad, el cuidado de la salud y la actividad física. Además, el libro también resalta la manera como Putin, en su juventud, se forjó un carácter firme y resolutivo. Putin destaca su pasado como practicante de judo y sambo; este último es un sistema de defensa personal creado en la antigua Unión Soviética. En el libro se narra que el joven Putin frecuentemente peleaba en los patios traseros de su instituto en Leningrado. La imagen de un político pragmático, duro y decidido se fortaleció gracias a las acciones y las declaraciones que dio después de llegar al poder, principalmente ante el tema de Chechenia. Promesas como «aniquilar a los terroristas y acabarlos mientras estén con los pantalones abajo» implicaban un uso del lenguaje popular que le gustó a muchos de sus conciudadanos. Asimismo, Putin era joven, comparado con Yeltsin, quien estaba entrado en años y enfermo. El nuevo presidente lucía trajes personalizados y modernos, y se veía saludable y atlético.
Cuando el Kremlin aseguró, contra todo pronóstico, la victoria de Yeltsin en las elecciones presidenciales de 1996, lo hizo presentándolo como la única y contundente alternativa posible. La campaña presidencial no hizo referencia a los problemas políticos de Yeltsin, tampoco se difamó a los contendientes (el candidato del Partido Comunista, Gennady Zyuganov, era su oponente). La campaña fue dirigida por la Fundación para las Políticas Efectivas (FEB) de Gleb Pavlovsky, un asesor político cuya Fundación era muy cercana al Kremlin. Posteriormente, luego de su trabajo con Yeltsin, Pavlovsky continuó cooperando con Putin bajo principios similares. Putin, desde que se convirtió en presidente interino el 31 de diciembre de 1999 hasta que fue elegido presidente en marzo de 2000, no hizo una sola declaración pública. Se abstuvo explícitamente de participar en las entrevistas televisivas que habían dispuesto para él, de acuerdo a la ley electoral. Sin embargo, los grandes canales de televisión mostraban a Putin volando un avión de caza en Chechenia, posando junto a un tigre siberiano luego de dispararle un dardo sedante, saludando con apretones de mano a todo tipo de personas humildes a lo largo del territorio ruso. Fue presentado como un estadista innato, alguien que estaba por encima del «pequeño» político y de cualquier otro candidato presidencial de la fila.
Cuando me mudé de Rusia en el otoño de 2007, Putin se acercaba al final de su segundo periodo presidencial. Como la constitución rusa dice que nadie puede ser presidente por más de dos periodos seguidos, él se vio en la necesidad de retirarse. Putin declaró que iba a apoyar a Dmitri Medvédev como nuevo presidente, quien en ese momento era primer viceministro de Estado. Medvédev ganó arrolladoramente en las elecciones de 2008, a las cuales Garri Kaspárov tildó de «una farsa». La Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), se abstuvo de enviar observadores a las elecciones en protesta contra todas las limitaciones que ellos habían sufrido de antemano por parte de las autoridades rusas y las muchas advertencias de un posible fraude electoral. Por su parte, Medvédev propuso a Putin como ministro de Estado y la Duma Estatal aprobó esta propuesta poco tiempo después. La Duma había estado dominada desde 2003 por Rusia Unida, un partido establecido y controlado por los aliados de Putin.
A pesar de que la elección presidencial fue criticada por ser poco democrática, Medvédev, trece años más joven que Putin y quien no tenía antecedentes en las fuerzas de seguridad, generó expectativas sobre una mejora gubernamental más democrática. Durante sus cuatro años como presidente, estas expectativas resultaron en altos y bajos, pues tanto los medios de comunicación occidentales como los rusos discutían continuamente si era Medvédev o Putin quien realmente detentaba el poder. Tres meses después de la investidura de Medvédev, los tanques rusos transitaban sobre Georgia. Cuando la llamada «Guerra de los cinco días» terminó, Rusia se había anexado los dos sectores geográficos de Osetia del Sur y Abjasia. Después, estos proclamaron su independencia, algo que solamente Rusia y otros tres países de las Naciones Unidas han reconocido. La acción de las fuerzas rusas fue criticada duramente por los líderes de Estado occidentales. Del mismo modo, Georgia tuvo que asumir parte de la culpa por el conflicto armado9.
La crítica se extendió cuando Medvédev llegó a Noruega en abril de 2010 de su primera y única visita estatal como presidente. La visita se convirtió en un triunfo para él y en el mayor acontecimiento en las relaciones bilaterales noruego-rusas de los últimos veinticinco años. Durante el primer foro de negocios noruego-ruso, en Oslo Plaza, Medvédev describió el cuento de hadas de la economía rusa de cara al futuro, en la que los recursos naturales, la juventud rusa con educación superior en tecnología de la información y el know-how occidental se juntarían y generarían grandes inversiones. Invitó a Noruega a trabajar en equipo en la búsqueda de petróleo en aguas congeladas y a desarrollar los proyectos del Silicon Valley ruso en Skólkovo, a las afueras de Moscú. Con una mezcla de firmeza, carisma y un ramillete de hermosas promesas, Medvédev encantó al auditorio conformado por empresarios noruegos y rusos, burócratas y políticos —quienes aplaudieron de pie—. Al día siguiente, el ministro de Estado de Noruega y el presidente de Rusia publicaron el nuevo acuerdo sobre las líneas de delimitación del mar de Barents, que ya habían negociado en 1970 por estos países. «Límites claros en la frontera abren perspectivas totalmente nuevas para un trabajo en equipo en el Norte, con el fin de obtener recursos y generar negocio, empleo, trabajo y cooperación de persona a persona a través de nuestra frontera en común»,