Del sacrificio a la derrota. Nicolás BuckleyЧитать онлайн книгу.
de la cultura vasca son elementos clave para sumergirse en las raíces del conflicto[4]. Para estos antropólogos, el conflicto moderno vasco no puede ser comprendido sin analizar el sustrato cultural, ya que este provee la materia prima de la cual diversos imaginarios populares nacionalistas se han nutrido a lo largo de estos años. Sin embargo, hay un elemento clave que está ausente en la literatura sobre el conflicto vasco que tampoco estos antropólogos incluyen en su trabajo: un análisis de ETA desde la vida cotidiana de los españoles. Mi contribución personal es analizar este imaginario nacional español desde mis propias percepciones como ciudadano que vivió la cotidianidad del conflicto vasco a través de diferentes mecanismos culturales (televisión, prensa, charlas con amigos, etcétera).
Parece que, en este terreno de las emociones, hay un gran desequilibrio en la literatura escrita sobre el conflicto vasco que podemos dividir en dos corrientes. Por un lado, tenemos los estudios sobre terrorismo (desde una mirada securitaria) elaborados por expertos en esta materia (la mayoría de ellos periodistas) y que tratan de ofrecer un análisis técnico de ETA; por otro, los análisis más locales y antropológicos que no conectan a ETA con la vida de los españoles. Un ejemplo es cómo se centran en temas logísticos de sus acciones armadas (por ejemplo, qué tipo de armas usan los militantes de ETA o cuántos miembros forman una célula). Florencio Domínguez Iribarren, un periodista español muy reconocido por sus libros sobre ETA, concluye en uno de sus análisis que «el odio hacia la policía constituye un denominador común del nacionalismo vasco étnico en la etapa de posguerra»[5]. Sin embargo, ¿no es el odio hacia la policía un denominador común entre cualquier persona u organización que luche contra el statu quo? De hecho, un concepto como «el odio hacia la policía» resulta insuficiente para explicar la base social de ETA. Solo un análisis holístico de la realidad que interprete esta base social desde las muchas formas en que la Izquierda Abertzale ha vivido su cotidianidad durante estas últimas décadas será capaz de decirnos algo. Por un lado, parece que existe un excesivo desequilibrio entre los análisis más locales (la mayoría de ellos llevados a cabo por antropólogos) y los análisis más generalistas que carecen de la especificidad necesaria para llegar a conclusiones concretas[6]. Por otro lado, como asegura González Calleja en la introducción de ete libro, a los análisis más locales y antropológicos les ha faltado una continuidad en el tiempo, es decir, que historiadores de diferentes partes de España prosigan usando la misma metodología pero desde diferentes perspectivas.
Si la influencia de ETA sobre los españoles es tan grande que la identidad moderna española no se puede entender sin considerar la existencia de esta organización armada, ¿por qué los estudios sobre ETA están siempre asociados con el nacionalismo vasco y no con la historia reciente de España?[7]. Tim Edensor apunta que desde los estudios culturales poco se ha trabajado para intentar explicar cómo se construye la nación a través de la vida de sus habitantes[8]. Este autor usa la teoría marxista con el objetivo de analizar la vida cotidiana de las personas y así retratar una serie de prácticas que reproducen, responden o reafirman el capitalismo[9]. En otras palabras, desde un análisis materialista de la realidad se puede llegar a entender cómo las personas toman sus propias decisiones. Siguiendo este enfoque, me propongo analizar la historia de ETA y del conflicto moderno vasco tratando de entender «el imaginario nacional español» desde las historias de vida de los militantes de ETA. La cronología que abarca este libro es amplia debido a tres elementos: el primero es la larga trayectoria histórica de ETA; el segundo son los cambios producidos dentro de la estructura de poder del Estado español, es decir, los diferentes cambios de gobierno que se han producido desde la muerte de Franco; y el tercer elemento es cómo los españoles experimentaron dichos cambios. El espacio de tiempo se extiende desde la década de los sesenta y el surgimiento de España como país industrial, hasta la crisis de 2008, conocida como la gran recesión, y la consiguiente entrada del neoliberalismo en crisis como sistema económico y social.
La principal línea de investigación de este libro y su raison d’etre es analizar tanto el individuo como la sociedad entendiendo las vidas de los militantes de ETA como parte de una larga historia como es la del conflicto vasco. A través de las historias de vida de estos militantes y de su interacción con mis propias narrativas (como español) del conflicto vasco, mi trabajo va a tratar de adentrarse en las subjetividades que se han ido creando a lo largo de este conflicto. La historiografía de ETA, aparte de centrarse en los orígenes del nacionalismo vasco y en los grandes hitos de la organización (como el Juicio de Burgos o el asesinato de Carrero Blanco), no ha dado mucha importancia a las subjetividades de estos militantes. Sin embargo, tratar de poner el foco en estas subjetividades puede servir para entender a ETA no solo como una organización, sino como el producto de individuos en el que cada uno de ellos tiene la potencialidad de representar una línea concreta de investigación. Uno de los objetivos de este libro es retratar las emociones de los militantes de ETA en su propio contexto histórico, y así tener la oportunidad de entender la historia de la organización desde una perspectiva mucho más amplia que la que ofrecen los estudios convencionales. En este sentido, la presente historia del conflicto vasco está representada a través de las vidas de los militantes de ETA que formaron parte de esta investigación.
El libro se compone de este capítulo introductorio, cinco capítulos, una conclusión y un epílogo. En el capítulo II se revisa la historiografía sobre el conflicto vasco centrándose, en primer lugar, en el consenso entre historiadores que reconoce la Guerra Civil española como el evento histórico que consolida la base social del nacionalismo vasco, así como el preludio de las grandes tensiones entre las potencias europeas que desembocó en la Segunda Guerra Mundial. En segundo lugar, el contexto del final de la Guerra Civil nos permitirá también analizar la confluencia historiográfica que contempla en el nacionalismo vasco un abanderado del antifranquismo para el resto de españoles durante toda la posguerra. Además se abre el debate sobre cómo la sociedad española ha asimilado la derrota de los republicanos en 1939, sus consecuencias y el legado cultural del franquismo heredado en la democracia española nacida en el último cuarto del siglo XX.
Si en el capítulo II se cubre la historiografía sobre ETA desde la década de los treinta hasta la de los setenta, el III se centra en la experiencia de la Izquierda Abertzale en los sesenta y los setenta. En este segundo capítulo se explora el final del consenso historiográfico con el surgimiento de ETA como una vanguardia armada de la lucha antifranquista[10]. Las dificultades de interpretar el nuevo nacionalismo vasco que nace con ETA estriban, en parte, en que la mayoría de los historiadores no han analizado a esta organización como un movimiento social y se han centrado excesivamente en el daño que provocaron sus acciones terroristas. La Izquierda Abertzale, como comunidad radical vasca que apuntaló a ETA, nació al calor del movimiento obrero durante el proceso de industrialización de la década de los sesenta. Desde este movimiento obrero, se presenta la historia de vida de Fernando Etxegarai con el objetivo de dilucidar cómo una emoción en particular, el desencanto, puede retratar las contradicciones de una sociedad española que, en ese momento, estaba dejando atrás una dictadura y evolucionando hacia una democracia. Esta historia de vida es también útil para explorar las deficiencias en la historiografía del conflicto vasco que parece incapaz de abrir nuevas líneas de investigación en cuanto al papel desempeñado por la Izquierda Abertzale durante la transición española[11].
En el capítulo IV se analizan los Grupos Antiterroristas de Liberación nacional (GAL) y sus acciones contra activistas vascos, a través de la historia de vida del militante de ETA Josu Amantes Arnaíz. Desde el periodismo existe una amplia bibliografía acerca de los procesos judiciales en los que oficiales de alto rango del gobierno español fueron declarados culpables de colaborar con una organización terrorista como los GAL[12].