Del sacrificio a la derrota. Nicolás BuckleyЧитать онлайн книгу.
físico y psicológico del militante Josu Amantes[13]. Mi objetivo es retratar su historia a través de las movilizaciones masivas que impulsó la Izquierda Abterzale como movimiento social durante la década de los ochenta.
En el capítulo V se explora cómo la Izquierda Abertzale empieza a menguar como movimiento social durante la década de los noventa debido tanto a factores internacionales, como la desaparición de la Unión Soviética y su propaganda revolucionaria, como a factores locales, como el surgimiento de los primeros movimientos sociales vascos que piden a ETA el final de la violencia. En este capítulo se presenta la historia de vida del militante de ETA Gorka García Sertucha y su intento de asesinar al rey Juan Carlos I. La historia de Sertucha nos permite adentrarnos con cierta profundidad en el tema de la lucha armada, un aspecto de ETA que genera mucha controversia en los análisis sobre la organización. En este capítulo se analiza la España de la década de los noventa, un país que ya es parte del mercado común europeo. A su vez también se hace un análisis del «Régimen del 78» que nació de la transición española desarrollando unas clases medias con un alto nivel de consumo. En este contexto, el intento de Sertucha de asesinar al rey, nombrado en su día sucesor por el dictador Franco, simboliza el último intento (fallido) de ETA de movilizar a las masas nacionalistas vascas alrededor de su lucha armada.
En el capítulo VI se analiza la parte de la Izquierda Abertzale que ha permanecido tradicionalmente más unida a ETA y ha simbolizado su último bastión social durante el siglo XXI: los presos políticos vascos. Las experiencias en prisión narradas por cuatro militantes de ETA hacen plausible para el lector la existencia de una «guerra» entre el Estado español y los presos políticos vascos[14]. Durante el conflicto vasco, la prisión supuso una máquina de guerra usada por el Estado español para extirpar la conciencia política de los prisioneros vascos y «desdibujarlos» en criminales comunes. En este último capítulo se recorre el siglo XXI y se explora el conflicto vasco desde la historia de vida de una militante de ETA que participó en esta investigación. Empezando en 2000, y llegando hasta la declaración del alto el fuego de ETA en 2011, la historia de esta activista resalta cómo, durante este periodo, la Izquierda Abertzale empezó a quedar aislada y se volvió cada vez más resistente al cambio. El hecho de que esta militante sea mujer puede explicar también sus dudas iniciales a participar en esta investigación. En otras palabras, la humildad (una virtud asociada histórica y culturalmente más a las mujeres que a los hombres) transmitida por esta militantes de ETA durante la entrevista es radicalmente diferente a la desplegada por los hombres que han colaborado en esta investigación. A través del análisis de las experiencias en prisión, particularmente las experiencias de tortura, se puede llegar a entender el imaginario colectivo que estos presos políticos vascos tienen del conflicto. Dicho de otra forma, para estos presos políticos, el mero hecho de sobrevivir a la «experiencia de guerra» que vivieron en la cárcel, que en muchos casos se prolongó a más de dos décadas, les ha llevado a vivir el conflicto desde una única dimensión, la de la guerra abierta contra el Estado español.
El resto de esta introducción se divide en tres epígrafes. En el primero se teoriza sobre los controvertidos conceptos de nación y nacionalismo. Durante el siglo XX se discutió sobre qué es una nación y sobre cómo se forman los nacionalismos. En el siglo XXI, los estudios más recientes sobre nacionalismo se han enfocado en cómo los individuos integran un sentimiento nacional en ellos mismos. En este sentido, esta primera parte de la introducción retrata a las personas que culturalmente han fomentado y apoyado económicamente al nacionalismo vasco. Después de entender el nacionalismo desde la gente que lo inició –esto es, no solo desde aquellos que se adhieren al movimiento social, sino sobre todo desde los individuos–, en el segundo epígrafe se ofrece un análisis de la violencia política desde la perspectiva de la «biopolítica». Los estudios de violencia política han tenido tradicionalmente una visión «estato-céntrica»; sin embargo, en el siglo XXI, esta tendencia ha sido desplazada hacía los análisis sobre individuos y el concepto de «biopolítica» desarrollado por Michel Foucault en la década de los sesenta[15]. Ciertamente, el enfoque «estato-céntrico» no puede explicar por sí solo la violencia política que se desarrolló en Europa desde la Primera Guerra Mundial hasta el surgimiento de los grupos terroristas europeos durante los sesenta y setenta[16]. En el tercer y último epígrafe se explica la metodología de investigación usada en este libro basado en la historia oral.
LAS TEORÍAS SOBRE NACIONALISMOS Y LAS PERSONAS QUE ESTÁN DETRÁS DEL MOVIMIENTO NACIONALISTA VASCO
¿Cuál es la relación entre ETA y el nacionalismo vasco? Ernest Gellner traza una relación entre la existencia de los nacionalismos y la llegada de la modernidad[17]. La sociedad industrial hará de los valores del crecimiento y del progreso sus principales estándares. Para Gellner, el nacionalismo es un principio político que surgió de la división del trabajo y que se basa en cómo el Estado reclama para sí el monopolio de la educación con la intención de preservar un determinado orden social. En resumen, Gellner niega que el nacionalismo tenga que ver con la psicología de las personas o con la naturaleza humana[18]. En la misma línea de pensamiento, John Breuilly recalca que el nacionalismo se basa en el poder y que este se ejerce con la idea de controlar el Estado[19]. Dado que el nacionalismo tiene que ver con «pensar alto» y suele tener una profunda carga de abstracción, Breuilly define este fenómeno como «la política de los intelectuales»[20]. Vemos entonces cómo estos dos pensadores reducen el concepto de nacionalismo a la esfera política y a la lucha por el poder.
La línea de investigación que conecta el surgimiento del nacionalismo con la llegada de la modernidad es útil para explicar las raíces del nacionalismo vasco de posguerra y las personas que estuvieron detrás de él. El grupo rebelde nacionalista ETA nació en 1959, absorbiendo una tradición nacionalista vasca formulada al final del siglo XIX por el intelectual que moldeó la identidad vasca moderna, Sabino Arana (1856-1903). Teniendo en cuenta que en aquella época no existían otros teóricos de su estatura intelectual en el terrerno de la teoría política, los preceptos de Arana se convirtieron en los textos fundadores del nacionalismo vasco. Acercándonos a la teoría del nacionalismo formulada por Gellner, entre los académicos hay cierto acuerdo en señalar a la descomposición del Imperio español y al consiguiente comienzo del proceso de industrialización en los territorios vascos como las condiciones necesarias para que Arana formulase su doctrina[21]. Sin embargo, esta doctrina se basaba en las ideas raciales de Arana sobre los trabajadores del resto de España que emigraban para trabajar en las fábricas vascas y en la glorificación de la era antigua conocida como «la edad de oro de los vascos». Más de un siglo después de que las teorías de Arana fueran formuladas, estas siguen creando controversia dentro de los círculos académicos[22]. El hecho de que ETA incluyó en sus siglas una palabra que Arana literalmente inventó, Euskadi, prueba la presencia que su teoría sigue teniendo dentro de la comunidad nacionalista vasca.
La tradición política de Arana (rechazo de la identidad española y glorificación de la edad de oro de los vascos) es parte de las historias de vida de los narradores que participan en esta investigación. De una manera (la tradición política de sus padres) o de otra (su asunción de la identidad vasca como única y separada de la española), percibí la tradición aranista en el estilo en que estos narradores contaban sus historias de vida durante nuestras entrevistas. Es precisamente esta tradición étnica aranista sobre qué significa «ser vasco» lo que más me separa de estos narradores. ¿Sobre qué condiciones materiales el discurso de Sabino Arana ha conseguido mantener el poder y la relevancia en las sucesivas generaciones de vascos que han existido