Una historia popular del fútbol. Mickaël CorreiaЧитать онлайн книгу.
Mánchester, urbe industrial algodonera agitada por un potente movimiento obrero —en 1868 la ciudad ha visto nacer al sindicato de los sindicatos, el Trades Union Congress—, el fútbol se convierte para el sindicalismo en un nuevo sector profesional que conquistar. Después de una primera experiencia sindical entre 1893 y 1901 a través de la Association Footballers Union, el 2 de diciembre de 1907 se funda oficialmente en el Imperial Hotel de Mánchester la Association of Football Players’ and Trainers’ Union (afptu), por iniciativa de Charlie Roberts y Billy Meredith, respectivamente medio centro y delantero del Manchester United. Los futbolistas sindicalistas apelan al «derecho de todos los trabajadores a asociarse con sus colegas para tener una situación que les permita ayudar a un compañero en dificultades»115 y reivindican el fin de los salarios limitados a cuatro libras, la abolición del sistema de retain and transfer, indemnizaciones para los jugadores lesionados y el derecho de los jugadores a percibir un porcentaje sobre el coste de traspaso entre los clubes.116
Las derivas autoritarias de los directivos de los clubes son especialmente denunciadas por el popularísimo Billy Meredith, sancionado a menudo por los administradores del Manchester United por «mala conducta».117 Utilizando su notoriedad mediática para dar a conocer el sindicato, aboga enérgicamente contra la limitación de salarios, denunciando el conservadurismo de las autoridades futbolísticas:
Me consagré al fútbol en cuerpo y alma y, pagando un alto precio en sacrificios, me he convertido en un jugador mejor que la media. Me felicitan, me regalan gorras, pero nunca me darán un céntimo más de lo que gana un jugador del equipo de reserva en el que algunos ni siquiera se toman la molestia de perfeccionarse o descuidan su condición física. Si un hombre se gana la vida con el fútbol y suda por su jefe más que los otros, ¿por qué no iba a disfrutar de un salario mejor?118
La Football Association y la Football League montan en cólera cuando se enteran, en 1909, de que la afptu planea unirse a la General Federation of Trade Unions, una poderosa organización sindical. Las dos instancias directrices del fútbol quieren conservar su control paternalista sobre los jugadores y presionan a los futbolistas sindicados para que abandonen el movimiento contestatario, so pena de exponerse a sanciones individuales y rupturas de contrato. Mientras el sindicato amenaza con ponerse en huelga, las autoridades futbolísticas suspenden, a partir del mes de agosto, a todos los jugadores afiliados a la afptu durante la temporada 1909-1910, y para poder mantener el campeonato constituyen deprisa y corriendo equipos improvisados. Aunque la mayor parte de los jugadores sindicados vuelven al redil, los del Manchester United se niegan en bloque a renunciar a su compromiso militante. Pese a que el club haya dejado de pagarles, los mancunianos continúan entrenándose diariamente y redoblan su actividad sindical. Una mañana, el equipo sedicioso llega incluso a robar de las oficinas del club diversas baratijas y artículos decorativos, que venden en una esquina con el fin de devolver la salud a su maltrecha economía.119 El medio centro del equipo, Charlie Roberts, decide por su parte acudir a la prensa para dar visibilidad a las reivindicaciones de los jugadores y pide a un fotógrafo que inmortalice a los rebeldes con un letrero a sus pies que reza «The Outcasts F. C.» (Los Proscritos o Los Parias). La impactante imagen se propaga por toda la prensa y democratiza el movimiento, que recupera su empuje gracias el apoyo público que le brinda otro jugador estrella: el delantero del Everton Tim Coleman.
La Football Association propone revocar la suspensión de los sindicados si la afptu accede a abandonar su proyecto de afiliación a la General Federation of Trade Unions. En octubre de 1909, los jugadores votan en contra de la adhesión a la organización sindical y ponen fin a la huelga. Así, la afptu se mantiene como un sindicato estrictamente profesional y los futbolistas continúan siendo trabajadores con un estatuto aparte: la convergencia de luchas entre los obreros del fútbol y los de la industria ha fracasado. Decepcionado, Billy Meredith vuelve al campo de juego en noviembre de 1909 y deplora: «Muchos jugadores se niegan a tomarse las cosas en serio y se contentan con vivir como simples colegiales, haciendo exactamente lo que se les dice… en lugar de pensar y de actuar en su propio provecho y en el de su clase».120 Aunque el sindicato logró obtener de las autoridades futbolísticas la autorización para recibir primas por partido y consiguió atraer la atención pública sobre las condiciones de trabajo de los futbolistas, la limitación de salarios y el retain and transfer se mantuvieron en Inglaterra hasta 1963.
Football Railway Company
Al igual que el desarrollo industrial y el productivismo se exportan por todo el planeta gracias a la hegemonía geográfica y económica del Imperio británico, el fútbol industrial y su ideología deportiva también se internacionalizan. «Dondequiera que haya una isla, un islote, un puerto, […] los ingleses llegan, levantan sus postes telegráficos y lanzan sus vías férreas a través de caminos impracticables. Y juegan al fútbol», refiere el autor italiano Stefano Jacomuzzi.121 Desde finales del siglo xix, la Football Association decide enviar por el mundo equipos que promocionen las virtudes del esférico. En 1897, los Corinthians participan en treinta y tres partidos en África del Sur y al año siguiente los Queen’s Park Rangers juegan en los países escandinavos. En cuanto al Surrey Wanderers y al Southampton FC, a principios del siglo xx viajan a Austria y Alemania para jugar una serie de partidos amistosos. Pero son sobre todo los estudiantes extranjeros, recién salidos de las public schools, y los principales agentes de la colonización británica —militares, misioneros y empresarios— los que propagan la buena nueva futbolística a través de los cinco continentes. Las élites anglófilas tanto de países del norte como del sur adoptan el fútbol, convertido en símbolo del english way of life, y hacen de él un marcador de distinción social y una manifestación de modernidad industrial.122
Los pioneros del fútbol sudamericano son, o bien personas procedentes de la upper class local, o bien empleados de compañías británicas implantadas en las metrópolis costeras.123 El primer club del continente, fundado en mayo de 1867, es el Buenos Aires FC, obra, entre otros, de dos hermanos de Yorkshire, Thomas y James Hogg, empleados de la empresa que estaba construyendo el ferrocarril. Del otro lado del Río de la Plata, cuatro empleados ingleses de la sociedad británica Montevideo Central Uruguay Railway dan vida en 1891 al predecesor del Club Atlético Peñarol, el Central Uruguay Railway Cricket Club (curcc). El curcc se enfrenta regularmente con el Albion FC, en el que juegan jóvenes ingleses de la burguesía, y a partir de 1900 constituye con otros tres clubes el campeonato uruguayo de fútbol. Charles William Miller, hijo de un ingeniero de ferrocarriles británico que trabajaba en Brasil, parte a estudiar a una public school de Southampton y juega en los Corinthians de Londres antes de volver a São Paulo en 1894. Contratado por la compañía local de ferrocarriles ingleses, se esfuerza desde su regreso por crear una sección de fútbol dentro del São Paulo Athletic Club, y en 1895 organiza un primer partido entre el equipo de su empresa y jugadores de la compañía británica Gas Company. En cambio, en Estados Unidos el football-association arraiga más difícilmente, porque otros juegos de pelota —sobre todo el fútbol americano— llevan ya tiempo implantados dentro del sistema educativo estadounidense. A pesar de algunas excepciones, como Saint Louis (Misuri), donde el fútbol adquiere popularidad gracias a los inmigrantes británicos, en general el esférico no representa a los ojos de las élites estadounidenses más que una quimera deportiva procedente de la antigua metrópoli.
En África encontramos trazas de los primeros partidos de fútbol —reservados en un principio a los colonos blancos— a partir de 1862, en Cape Town y Port Elizabeth, en África del Sur.124 Por otra parte, el esférico es rápidamente considerado como un «instrumento civilizador» en África del Este, sobre todo en Uganda, donde se introduce en 1897 gracias al oficial británico William Pulteney —un antiguo alumno de Eton— y a los misioneros de la Namirembe Church Missionary Society.125
En la costa del este de Asia son sobre todo los marinos ingleses y el Ejército británico los que importan el juego en 1873, a través del lieutenant commander Douglas, instructor de la Royal Navy de Tokio. Los bengalíes, por su parte, comienzan a practicar el fútbol en los colleges de los colonos británicos, y en 1892 un club indio de Calcuta, el Sovabazar Club, logra vencer a un equipo militar inglés, el del East Surrey Regiment. En la Rusia de los zares el fútbol es importado, entre otros lugares, a Oréjovo-Zúyevo, en los alrededores de Moscú, por dos industriales