Lunes por la tarde... 5. José KentenichЧитать онлайн книгу.
determinado. Y éste es el punto que tenemos que mantener con firmeza. Ésta es una piedad sumamente sencilla, pero es la preparación al martirio. Tienen que imaginárselo: si no puedo decir sí con alegría a la voluntad de Dios en las pequeñas cosas de cada día, ¿cómo me ha de resultar después, cuando se diga que me van a cortar la cabeza? Es siempre lo mismo. Por tanto: vivir en serio nuestro lema. Tienen que verlo concretamente.
Cristina era una reina que vivía santamente.27 Era todavía muy joven. De ella se cuenta que, aun con todo su esplendor y todas las cosas hermosas que había en su vida, tenía también una profunda vida interior. Uno de sus criados retiró una vez del libro de oraciones de la reina un pequeño papel y se apuntó lo que en él estaba escrito. Era una oración muy simple, sencilla, pero se adecuaba completamente al modo de ser femenino. En ella se exponía, con sencillez: Dios querido, que yo sea bella o fea no importa. Que sea querida o no, es todo secundario. Lo principal es que yo te pertenezco y tú me perteneces. Y si los dos nos pertenecemos mutuamente, entonces puede venir lo que sea: tengo siempre mi punto de reposo. ¿Comprenden? Es una descripción de Patris atque Matris sum nunc et in perpetuum.
De santa Teresita28 se ha transmitido una frase sencilla. Dice así: en mi vida nunca se me podrá quebrar. ¿Por qué no se me podrá quebrar? Soy una caña, y la caña es movida hacia un lado y otro, puede doblarse. Pero cuando se dobla y llega al agua, enseguida cobra vida de nuevo, vuelve hacia arriba. Así sucede también en mi vida. Cuando he sido doblada por la cruz y el sufrimiento, he entrado inmediatamente en contacto con la voluntad de Dios. La voluntad de Dios es la voluntad del amor, y si entro en relación con el amor divino, todo en mí está nuevamente en orden.
Éste es el gran misterio, esto es lo grande que tenemos que lograr, también como personas casadas. Por eso no necesito renunciar al matrimonio ni tampoco a mi derecho matrimonial. No necesito ir al convento. Y a la inversa, si uno de mis hijos va al convento, tiene que hacer en sus circunstancias exactamente lo mismo que yo hago en mis circunstancias: decir siempre «sí, Padre». Patris atque Matris sum, nunc. No sólo cuando tengo suficiente de comer y de beber, o sea, no sólo cuando mis peticiones son satisfechas.
Podría contarles ahora una cantidad de pequeños ejemplos. Antes ya les conté algo de santa Clotilde. Ella se había casado con Clodoveo, que por entonces todavía era pagano.29 Clotilde tuvo su primer hijo y, con gran esfuerzo obtuvo de Clodoveo el consentimiento para bautizar a su hijo. Pero la mala suerte quiso que, apenas bautizado, el niño muriera. Podrán imaginarse ahora que el pagano se puso a despotricar: ¡vuestro Dios cristiano lo ha asesinado! ¡Si no hubiese sido bautizado no habría muerto! ¿Qué respondió Clotilde? Estoy feliz de que Dios haya llevado consigo tan temprano a uno de mis hijos. Naturalmente, esto produjo una profunda impresión en Clodoveo. Más tarde, también se convirtió.
Como ven, en todas las situaciones de la vida, por más débiles que sean, deben estar siempre dispuestos a decir: «sí, Padre, sí», o bien, «Patris atque Matris sum nunc et in perpetuum, vivat sanctuarium». Pero, por favor, no olvidar lo último: ¡vivat sanctuarium! Tal como se lo he dicho ahora, esto parece facilísimo. ¡Tan fácil no es! El que conoce la vida cotidiana sabe cuánta dureza exige. Y ¿quién tiene que transmitirnos ahora la fuerza? ¡Vivat sanctuarium!
1 Véase t. 4: «Echt christlich leben in einer krisenreichen Zeit» [«Vivir de forma auténticamente cristiana en un tiempo lleno de crisis»]. A fines de 1956 el P. Kentenich había dedicado varias pláticas vespertinas a tratar el ideal del hombre apocalíptico en un tiempo apocalíptico y había hecho referencia a la difícil situación política mundial que se registraba en aquel año (levantamiento popular en Hungría, crisis del canal de Suez en Oriente Próximo, rumores de guerra). En las siguientes pláticas enlaza con dichos temas.
2 Referencia a Dwight D. Eisenhower, presidente de Estados Unidos de 1953 a 1961.
3 Los enemigos.
4 El P. Kentenich se refiere aquí a Franz Reinisch (1903-1942), sacerdote palotino y colaborador suyo en la central de asesores de Schoenstatt. Reinisch fue el único sacerdote católico que, por razones de conciencia, se negó a prestar el juramento de lealtad como soldado a Hitler, por lo cual en 1942 fue ejecutado.
5 Véase Ap 4.
6 Véase Ap 5.
7 Gobernadores.
8 Sobre lo que sigue véase Ap 6,1-8
9 El texto fue leído en la ocasión por la traductora, en inglés. Al no haber sido pronunciado por el P. Kentenich, lo incorporamos aquí en cursiva.
10 Ap 6,9.
11 Ap 6,10.
12 Ap 6,11.
13 Pontificado 1922-1939.
14 1882-1973
15 Georges Bernanos, 1888-1948.
16 «Pertenezco al Padre y a la Madre, ahora y por siempre. Viva el santuario». Véase la plática del 28-12-1956, t. 4: «Echt christlich leben in einer krisenreichen Zeit» [«Vivir de forma auténticamente cristiana en un tiempo lleno de crisis»], págs. 319s.
17 Mt 6,10.
18 Poder en blanco: entrega incondicional en propiedad a la Santísima Virgen e incorporación en su propia entrega a la voluntad de Dios. Véase t. 20: «Nuestra vida conyugal, un camino de santidad», pág. 125.
19 La palabra deriva de la definición, en orientación psicológica, de la esencia del amor como «inscriptio cordis in cor» (inscripción mutua de corazones), definición que proviene probablemente de san Agustín. En Schoenstatt «inscriptio» designa la forma plena de la alianza de amor vivida, la entrega total a Dios. Se entregan también las reservas inconscientes en la disposición no solo a aceptar con fe la cruz y el sufrimiento, sino también a pedirlos, si corresponde a la voluntad de Dios.
20 Reformador católico y fundador del Oratorio, 1515-1595.
21 Religiosa agustina, mística, 1774-1824, beatificada en 2004.
22 Franciscano, cardenal, doctor de la Iglesia, aprox. 1217-1274.
23 1225-1274.
24 Francisco de Asís, aprox. 1181-1226, fundador.
25 1844-1908.