Martí de Viciana: Libro tercero de la Crónica de la ínclita y coronada ciudad de Valencia y de su reino. Rafael Martí de VicianaЧитать онлайн книгу.
jornada de la guerra, un miércoles a 14 de março del año 1369, el rey don Enrique, por consejo del don Bertrán de Claquí, dio la batalla de asalto al rey don Pedro. Y rompido que fue el rey don Pedro, se fue huyendo ha más andar para el castillo de Montiel, confiando de ciertas compañías de cavallos y infantería que le havían de acudir, lo que todo fue en vano, porque en saber la rota de la batalla, los que havían de venir más se le alexavan. El rey don Enrique, pues tenía encerrado en el castillo de Montiel al rey don Pedro, mandó hazer muro de piedra que le cercasse, porque no se pudiesse ir el rey don Pedro. E como el rey don Pedro se vido cercado en Montiel, sin provisiones ni mantenimientos para comer ni bever, pensó de embiar de noche a Men Rodríguez de Senabria, cavallero de su casa, a don Bertrán de Claquí, encomendándole el negocio que luego se dirá y es que el Men Rodríguez dixo al don Bertrán de Claquí que, pues era cavallero acostumbrado de hazer hazañas de nobles y buenos hechos, que el rey don Pedro le rogava que le ayudasse en ponerle en salvo y seguro, y no permitiesse que huviesse assí de morir; e que le prometía dar a Soria, Almaçán, Atiença, Montagudo, Deça y Morón // por juro de heredad, para él y a quien quisiere, e dosientas mil doblas castellanas de oro.47 El don Bertrán de Claquí respondió:
— Amigo Men Rodríguez, vós bien sabéis que yo soy cavallero, y condestable y vassallo natural de mi señor, el rey de Francia, e por su mandado he venido ha servir al rey don Enrique, y que el rey don Pedro tiene la parte y es aliado con el rey de Inglaterra, especialmente contra el rey de Francia, mi señor. E que aquí estoy con el rey don Enrique a sus gajes y sueldo, e que, por ende no puedo hazer cosa que no sea ha su honra y servicio, ni vós me lo devéis aconsejar.
Y assí se bolvió el Men Rodríguez sin concluir en el negocio que truxo. El rey don Pedro, cercado en Montiel, amedrantado de su enemigo, nescessitado de mantenimientos, desconfiado de los suyos he confiado más de lo que devía de Men Rodríguez, una noche se aventuró a salir del castillo ensima de un cavallo, y en su compañía don Fernando de Castro, Diego Gonçales de Oviedo y Men Rodríguez de Senabria. Y se entró en la posada de don Bertrán y se apeó del cavallo diziendo:
— Don Bertrán, cavalgad que tiempo es que vamos.
E don Bertrán se maravilló mucho de verle. Y en esto entró el rey don Enrique y travó del rey don Pedro, y con una daga le mató a 23 de março año de 1369.48
Aquí se ha de notar la fin y muerte de este rey desventurado, pues mató tantos que no se lo merescían; porque en Talavera de la Reina mandó matar a doña Leonor de Guzmán, madre del rey don Enrique; en Burgos, a Garcilaso de la Vega, adelantado mayor de Castilla; en Aguilar, a don Alonso Fernández Coronel y a Juan Alonso Carrillo, Pero Coronel, don Juan Gonçales Daça, Ponce Días de Quesada, Rodrigo Yáñez de Biedma, muy principales ||6 cavalleros. Y mandó derribar los muros de Aguilar. Depositó del maestrazgo de Calatrava a don Juan Núñez de Prado y dio el maestrazgo a don Diego García de Padilla. Y después mandó matar al don Juan Núñez de Prado en el alcáçar de Maqueda, donde le tenía preso. Casó este rey don Pedro con doña Blanca de Borbón, y siendo la reina biva casó con doña Juana de Castro. Depositó del maestrasgo de Sanctiago a don Fadrique, su hermano, y dio el maestrasgo a don Juan García de Villagera, hermano de doña María de Padilla. Mandó matar a don Juan Alonso, señor de Alburquerque, por medio de un médico, que por dar medicina curativa le dio xarave entoxicado. En la semana de Ramos mandó matar a don Pero Roíz de Villegas, adelantado mayor de Castilla, y a Sancho Roíz de Rojas y a Martín Díaz, escudero del Pero Roíz. En Toledo mandó matar a Fernán Sánchez de Rojas y Alonso Gómez, comendador mayor de Ottos, de la orden de Calatrava, e veintedós hombres ciudadanos honrados del común de la ciudad. En el alcáçar de Sevilla mató a don Fadrique, su hermano, maestre [de] Sanctiago; a Sánchez Roíz de Villegas, camarero del maestre, y a seis otros cavalleros. Mató en Bilbao de Vizcaya a su primo, el infante don Juan. Mandó matar a la reina doña Leonor, hermana del rey don Alonso, su padre, y madre del infante don Fernando de Aragón, marqués de Tortosa y señor de Albarrazín. En Sevilla mató a doña Juana, muger del conde don Tello, su hermano. En Xerez mandó matar a su muger, la reina doña Blanca de Borbón, y a || doña Isabel de Lara, hija del infante don Juan que antes havía muerto en Bilbao. En Carmona mandó matar a don Pedro y a don Juan, sus hermanos, hijos del rey don Alonso y de doña Leonor de Guzmán. Mató a Peralvárez Osorio, adelantado de León, y al arcidiano don Diego Arias Maldonado. En Sevilla mató a don Pero Núñez de Guzmán. Día de sant Pedro mató al arçobispo de Sanctiago y a Perálvarez, dehán de Sanctiago.
Fue tan cruel este rey don Pedro, según se escrive en su propia chrónica, que no perdonava al ecclesiástico, pariente ni amigo, varón ni muger, viejo ni moço. Y assí no havía de faltar el justo juizio de Dios y la palabra del sancto Evangelio que dize: «Qual hizieres tal rescibieres»,49 como se cumplió quando le mató don Enrique, su hermano natural, en Muntiel, después de haverle rompido en el campo y encerrado en la fuerfa. E porque si algunos quisieren culpar a don Bertrán de Claquí porque no salvó al rey don Pedro, pues se le vino a meter por las puertas de su estancia, a sus pretenciones respondemos con lo que antes diximos, y que a Men Rodríguez de Senabria el don Bertrán respondió como buen cavallero y no le dixo palabra alguna de confiança, y si el rey don Pedro, turbado por su peccado o por la confiança imaginada, se vino a la estancia del don Beltrán a cavallo y armado con los tres cavalleros que antes diximos, el don Bertrán no le rescibió, ni hospedó ni saludó, ni aun le respondió ni le mató, sino que por vengança de sus malas obras y por la clamor de sangres de tantos innocentes, permitió Dios que los ojos del entendimiento se le encegaron, y propusso de confiar de su enemigo sin merescerlo, para que su crueldad del todo acabasse. E por ||6v ventura si culpa alguna a persona se puede atribuir sería a Men Rodríguez de Senabria, al qual el rey don Enrique, después de la muerte del rey don Pedro, hizo merced en Galizia de dos lugares, que son: Alares y Marmanda, en tenencia y a Coimbra por juro de heredad. Otros huvo que no creyeron que Men Rodríguez lo hiziera, porque era buen cavallero. En fin, daremos por inmunes a todos sino es al muerto, pues que lo devía y se lo procuró. E para concluir en esto diremos que no hay consejo contra el Señor.
Fenescidas las guerras de Castilla y tomada possessión por el rey don Enrique,50 don Bertrán de Claquí se bolvió para Francia donde tenía sus estados. Este don Bertrán de Claquí, según escriven los choronistas de Aragón, havía vendido, por los años de mil y trezientos setenta y cinco al rey don Enrique, Soria y Molina por gran suma de dineros, y que al tiempo de su partida, el rey le quedó deviendo quarenta mil francos de oro, por los quales le entregó en rehenes a don Juan Remírez de Arellano, y a Pero Gómez y a doña Isabel de Villegas, y que estas rehenes embargó el duque de Girona y governador general en la Corona de Aragón, porque no se las llevase don Bertrán de Claquí en Francia. E, por ende se assentó el negocio que Pero Gómez y doña Isabel se entregassen al vezconde de Roda, hermano del don Bertrán de Claquí, con condición que si el rey de Aragón dentro de seis semanas pagase veinteiún mil franco de oro, se le restituyessen Pero Gómez y doña Isabel, e si no los pagasse, que les entregasse el vezconde a su hermano don Bertrán. E que el rey de Aragón pagaría, por delibrar a don Juan Remírez de Arellano, quinze mil francos de oro.
Tornando a proseguir nuestra historia del don Francisco de Perillós, vezconde de Roda, hallamos por los antedichos // historiadores que, año de mil y trezientos setenta quatro, el rey de Aragón le embió con sus galeras en el reino de Inglaterra para tratar confederación y aliança con el duque Delencaustre. Y a la buelta, en la costa de Granada, fue preso y llevado ante el rey Mahometo de Granada, y le mandó tener preso por represalia de una nave del rey de Granada que en los mares de Túnez le havía tomado Pero Benaldo, capitán de galeras del rey de Aragón. E assí se procuró la deliberación del embaxador preso con la reintegración de la nave al rey agareno.
Puesto en libertad el vezconde de Roda y buelto a Barcelona, hizo su relación de la embaxada que se le encomendara y del viaje, captiverio y trabajos que havía passado, y por el rey le fue todo admitido ha grande servicio y en mucha parte gratificado. E pues se hallava a la fin de la jornada de su hedad, desseava el descanso de su persona. Empero el mundo, que suele acarrear desassosiegos a los coraçones generosos, bien assí lo acarreó ha este vezconde de Roda, que estando un día en presencia del rey don Pedro de Aragón,