Los Inuit. Francesc BailónЧитать онлайн книгу.
incluso allí, la educación superior requiere fluidez en danés, y a menudo, en inglés. Estas dos últimas lenguas se hablan sobre todo en las grandes poblaciones de Groenlandia, aunque solo un 10% de los niños escolarizados son monolingües y hablan en danés. Igualmente en este territorio existe un grupo de nacionalistas groenlandeses que son monolingües y que rechazan el uso del danés. El Kalaallisut no está en peligro de desaparición, sobre todo gracias a los esfuerzos del Gobierno, que lo ha convertido en la actualidad en la única lengua oficial del país, y a su numerosa literatura nativa. Asimismo es interesante destacar un nuevo dialecto emergente groenlandés, procedente del danés, que es hablado por la población joven danesa que vive en la isla. Estos «nuevos daneses» que hablan con tonos y fonemas del Kalaallisut, dicen hacerlo para identificarse con Groenlandia y con la cultura groenlandesa.
Literatura
A mediados del siglo XIX, la literatura inuit era producto de la influencia de los misioneros cristianos que habían creado sistemas de escritura para el Inuktitut y el Yup’ik, y por lo tanto, se trataban básicamente de poemas e himnos de carácter religioso, aunque también existía literatura secular escrita en los dialectos regionales. El problema era que las diferencias dialectales eran tan grandes que difícilmente esta literatura podía ser compartida entre los distintos grupos inuit. Igualmente, se podría afirmar que el periodismo es, con toda probabilidad, la forma más importante de expresión literaria del pueblo inuit. En 1861, se empezó a publicar en Groenlandia el periódico Atuagagdlutit, el primero en lengua nativa escrito por un pueblo colonizado. Igualmente, en el siglo XIX y hasta 1903, los misioneros moravos de Nain (Labrador) publicaron el periódico Aglait Illunairnortut, probablemente el primero en idioma Inuktitut.
También cabe destacar que mucha de la tradición oral heredada del pasado ha sido recopilada por antropólogos, misioneros y otros «no nativos». Sin embargo, existen casos excepcionales de algunos escritores inuit que han hecho lo propio con las historias de sus antepasados, como los casos de Taamusi Qumaq (1914-1993), Peter Pitseolak (1902-1973) y Paul John (1928- ). Igualmente comentar que existe una pequeña producción de literatura novelada, sobre todo de escritores groenlandeses, como Mathias Storch (1883-1957), que fue el primero en escribir una novela en Kalaallisut (Sinnattugaq, 1914); Augo Lynge (1899-1959), quien escribió la segunda novela en lengua groenlandesa (Ukiut 300-ngornerat, 1931) o Maliârâq Vebæk (1917- ), que fue la primera mujer groenlandesa en escribir una novela (Búsime Nâpíneq, 1981). Dentro de este género literario, también destacan el escritor Iñupiaq Fred Bigjim (Plants, 1999) y el inuk canadiense Markoosie Patsauq (1942- ),3 por su novela Harpoon of the Hunter (1970).
Asimismo, cabe destacar a: Hans Lynge (1906-1988), dramaturgo, poeta y artista groenlandés; Mitiarjuk Attasie Nappaaluk (1931-2007), escritora e historiadora inuit de Nunavik, que escribió la primera novela en Inuttitut, Sanaaq, y una enciclopedia sobre la cultura tradicional inuit. Además colaboró con los misioneros católicos en un diccionario Inuttitut; y a Frederik Nielsen (1905-1991), profesor y escritor groenlandés, que destacó por sus novelas históricas como Tuumarsi (1934), con un alto contenido reivindicativo de los valores tradicionales inuit.
1. He omitido voluntariamente la cursiva en el alfabeto cirílico por una cuestión de visualización. Información proporcionada por el lingüista ruso y uno de mis dos profesores de Kalaallisut, Egor Antonov. Yupigestun, Inuktun, Inuktitut, Inughuaqtun significa «La lengua de las personas» (N. del A.).
2. Información facilitada por Egor Antonov.
3. Pamela R. Stern, Historical Dictionary of the Inuit, Historical Dictionaries of Peoples and Cultures n.º 2, The Scarecrow Press, Inc., Lanham, Maryland, 2004, págs. 97-98.
V
Prehistoria Ártica y origen de los inuit
Si bien entre la comunidad científica no hay muchas divergencias para definir el camino que siguieron los primeros seres humanos procedentes de Asia, que cruzaron el puente helado de Beringia hasta llegar a América, sí que existen algunas discrepancias para delimitar la época en la que el continente americano fue poblado por primera vez. Aunque es cierto que las últimas investigaciones arqueológicas llevadas a cabo por la Universidad Estatal de San Petersburgo (Sankt-Peterburgskiy Gosudarstvenny Universitet) ponen de manifiesto que el Homo sapiens sapiens pudo haber sido capaz de subsistir durante un período glacial en el Ártico hace más de treinta mil años, todavía no estamos en condiciones de poder establecer con exactitud la datación de uno de los momentos más importantes de la prehistoria como fue la llegada de los primeros habitantes al continente americano. La arqueología ártica es lenta y dificultosa debido a que prácticamente solo se pueden realizar excavaciones durante los meses de verano, y ello ralentiza la obtención de resultados e interfiere en la investigación científica. Es probable que en un futuro, y gracias a los nuevos hallazgos arqueológicos y estudios genéticos realizados, debamos revisar no solo la información concerniente a la llegada de los primeros seres humanos a América1 sino también el proceso migratorio a lo largo de las regiones árticas, que además implicaría un nuevo debate acerca del origen de los inuit.
Según los datos que disponemos en la actualidad, podemos afirmar que los inuit son un pueblo relativamente reciente (1000 d. C.), sin embargo, son fruto de una serie de fases y variantes culturales que se remontan miles de años atrás, y cuyos procesos intrínsecos, en cierta manera, dieron lugar al desarrollo de los inuit actuales. Para conocer mejor sus orígenes, sin duda es necesario analizar, aunque sea brevemente, estos precedentes culturales que motivaron la aparición de este pueblo en las regiones árticas.
Prescindiendo de algunos períodos pertenecientes a la prehistoria americana (Tradición Paleoártica, Tradición Arcaica Nórdica, Tradición Aleutiana, Tradición Kodiak, etcétera), las culturas de Tradición Microlítica Ártica (ASTt) están consideradas, por la mayoría de expertos, como los antepasados de los inuit históricos.2 Por otra parte, se deberá tener en cuenta que las fechas que se indicarán a continuación son aproximadas; si bien es cierto que existen numerosas divergencias en el seno de la propia comunidad científica, aunque ciertamente dichas disconformidades no implican grandes variaciones significativas.3
La hipótesis más extendida, aunque como ya hemos visto no la única, es que los primeros pobladores de América llegaron a este continente, procedentes de Asia, a través de una vasta llanura seca llamada Beringia, en el estrecho de Bering. Aunque algunos científicos afirman que los primeros seres humanos pudieron llegar 20.000 años e incluso 35.000 años atrás,4 las únicas pruebas fidedignas indican que el continente americano fue habitado desde hace, al menos, trece mil años. Todavía hoy se desconoce exactamente cómo llegó a poblarse el Ártico. Se cree que hace unos 4.500 años fueron las culturas de los microlitos las primeras en establecerse en el Ártico americano. Según los investigadores, hubo dos períodos de calentamiento climático que permitieron la migración humana a través del Archipiélago canadiense y hasta lugares remotos y lejanos del Ártico. La primera fase migratoria se produjo entre el 2500-1500 a. C. y la segunda, entre el 900-1100 d. C.
Algunos arqueólogos opinan que los pueblos paleoesquimales, que eran los pobladores que permanecieron en el Ártico y de los cuales no se sabe con seguridad si fueron los antecesores de los inuit modernos, eran originarios de la región del mar de Bering y de la Siberia oriental. Ya habitaban Alaska desde hacía unos 4.500 años y se cree que llegaron al continente americano por mar en embarcaciones de pieles.5 Estos pueblos y sus variaciones culturales se conocen como culturas de Tradición Microlítica Ártica (2500-900 a. C.), y se caracterizan por la utilización de herramientas cortantes fabricadas con microlitos de cuarzo y sílex lascados de pequeño tamaño. Se han encontrado restos de esta cultura a lo largo del Ártico americano hasta Peary Land, en el norte de Groenlandia, donde se la conoce con el nombre de Independencia I (2050-1700 a. C.) Esta última estaba formada por no más de cien individuos que habitaron la región