Colección de viages y expediciónes à los campos de Buenos Aires y a las costas de Patagonia. Pedro de AngelisЧитать онлайн книгу.
con granizos negros y conchuelas: rumbo corregido, N 66 grados al E: distancia 70 millas: distancia meridional 6 grados 59 millas al E: longitud echo 9 grados, 49 minutos al E: altura por cuenta, 37 grados 18 millas al S.
MIERCOLES 28.
Estas 24 horas tuvimos pocos vientos con calma y buen tiempo, sondeamos de 35 brazas á 25, arena parda y negra con conchuelas: rumbo corregido, N 20 grados al E: distancia 55 millas: distancia meridional 7 grados 18 millas al E: longitud echo 10 grados y 12 millas al E: altura por observacion, 36 grados 26 millas al S.
JUEVES 29.
Estas 24 horas tuvimos pocos vientos, mezclados con calma y tiempo nublado; solamente à las ocho de la tarde nos vino una turbonada muy fuerte, y duró cosa de una hora, con truenos y relámpagos, todo en redondo, y tambien nos lloviò hasta una ó dos de la mañana, cuando sondeamos en 18 brazas hasta 12; rumbo corregido, N 50 grados al O: distancia 25 millas: distancia meridional 6 grados 59 millas al E: longitud echo 9 grados 49 millas al E: altura por observacion 36 grados y 9 millas al S.
VIERNES 30.
La mayor parte de estas 24 horas hemos tenido buen tiempo, los vientos del S SO al ESE, y á las siete de la mañana vimos la tierra del O, cuarto de SO al SSE: distancia 4 leguas: es tierra baja con árboles en partes: anduvimos costeando cosa de 4 millas de la tierra: rumbo corregido, N 73 grados O: distancia 84 millas: distancia meridional 5 grados 39 millas E: longitud echo 8 grados y 10 millas E: altura por observacion, 35 grados y 35 minutos al S.
SABADO 31.
Estas 24 horas hemos tenido buen tiempo, con vientos del SSE al SE, à las seis de la tarde vimos la tierra que estaba del N, cuarto del NO, 5 grados al E ó ESE, distancia de la mar cerca; cosa de una legua; la tierra mas al O era punta de piedras. A las siete de la mañana vimos los navios de la Ensenada de Barragan, y á las tres de la tarde dimos fondo en los pozos en frente de esta ciudad de Buenos Aires, à poco mas de tiro de fusil de la orilla del agua, en tres brazas y media.
El bergantin nombrado San Martin, (alias la tartana San Antonio), volvió de segundo viage al puerto de San Julian, al descubrimiento de aquella costa, y conducir sal para el abasto de esta ciudad de Buenos Aires, de cuenta de su armador D. Domingo de Basabilbaso, vecino de ella. Saliendo de este puerto el dia 7 de Octubre de 1753, llegó à su destino el dia 17 de Noviembre de dicho año, à los 24 dias de su salida; y habiendo hecho su carga de sal, à los 27 dias de haber salido de aquel puerto, el dia 9 de Enero de 1754, entre diez y once de la noche naufragó á distancia de dos millas, en frente de la fortaleza de esta ciudad, en el viril del banco que esta à la entrada del parage que llaman los Pozos, salvándose toda la gente, y ninguna parte de su carga, equipages de la tripulacion, ni el casco, por haberle brevemente cubierto las arenas; y no habiéndose libertado ningun diario de los pilotos, declaran estos y la demas gente de su tripulacion, lo siguiente:
Primeramente; que cuando llegaron á dicho puerto de San Julian, no encontraron ninguno de los cuatro hombres que dejaron el viage antecedente, ni tampoco sal alguna arrimada al puerto, como contrataron cuando se quedaron; y que de las armas, bastimentos, canoa, carreta y demas cosas que les dejaron, encontraron solo la carreta cerca del puerto y la canoa barada y atravesada en tierra, con dos escopetas dentro, y en la isla se hallaron cuatro sacos de maiz y uno de afrecho y un marranito: y se discurre que dichos tres hombres se hubiesen ido tierra adentro, llevando consigo las demas armas, municiones y bastimentos, sin poderse hallar ningun vestigio.
A los siete dias de haber llegado à aquel puerto, andando ocho hombres en solicitud de agua, encontraron à distancia de tres leguas varias lagunas de agua dulce, que corria en abundancia, y en este tiempo se hallaron con 150 indios à caballo, y pensando les pudiesen hacer daño procuraron retirarse á su embarcacion. Estos los atajaron sin hacerles daño alguno, antes sí muchas demostraciones de amigos, y los llevaron en sus caballos hasta el puerto.
A pocos dias despues, en las expresadas lagunas hallaron mas de 1,400 indios è indias, con sus hijos, y les recibieron con la misma paz y cariño que antecedentemente, y dicen son de grande estatura, tanto hombres como mugeres, y que entre ellos habria como 600 hombres de pelear, y tienen tres caciques, uno de ellos españolado: que tenian sus tolderias de cueros de guanacos, de cuyas pieles hacen mantas para taparse, y cojinillos para andar á caballo en recados ó albardones de cuero de caballo; y las dichas mantas, y cojinillos teñidos de varios colores muy alegres, y otros de pinturas mas ordinarios. Tienen bastantes caballos, fuertes y buenos, y gastan frenos de palo, y tal cual indio con espuelas grandes de fierro à la moda de las que gastan en el reino de Chile. La situacion de las tolderias estaba á dos ó tres leguas del puerto, entre unos cerros grandes, en una hoyada ò valle, donde tenian agua llovediza en unos zanjones echos de la misma lluvia, ó con su industria, y el agua era muy abundante y buena. No tenian otras armas que bolas, y de los arcos de fierro de los barriles y pipas, que quedaron el viage antecedente, habian hecho cuchillos y sables. La ocupacion de los indios es todo lo mas del tiempo cazar todo género de animales que hallaban, como son, huanacos, avestruces, quirquinchos y otros, que es lo que abunda en aquel parage; y aunque hay muchos patos de varias clases, gaviotas y otros pájaros, no los podian tomar, porque sus armas no les ayudaban, y se admiraban mucho de ver que con la escopeta, con que solian tirar algunos de la tripulacion, mataban tres ò cuatro pájaros de un tiro. Lo que hacen es en bajamar tomar muchos huevos de dichos patos y pájaros, de que hay mucha abundancia, y se los comian crudos llevaban á sus tolderias.
Las indias tienen su ocupacion en levantarse por la mañana temprano, ir á traer los caballos à sus tolderias y ensillarlos, para que los indios vayan à cazar, dándoles primero su almuerzo de carne azada ó cocida de aquellos animales, y entredia se ocupan en descarnar las pieles y cocerlos con nervios de los mismos animales, con aleznas de espinas, pintarlas y adornarlas para el uso de ellas, de los toldos, y para sobre los caballos en que andan los indios: y tienen la precaucion de que la caza que toman hoy les sirve para comer mañana, y así viven hasta que se les apura la caza ò llega el tiempo de mudarse á otra parte.
Tanto indios como indias, comian bien, y aun con mejor gusto que su bastimento, las miniestras y carne salada que diariamente se les daba guizada en la embarcacion, à la cual venian algunas veces á comer lo que se les daba, y ver la embarcacion que les admiraba mucho, y mas cuando dispararon un cañon. Pero diariamente venian porcion de indios al puerto, á donde se les llevaba de dichas miniestras y carne salada, y ellos igualmente ofrecian à la gente si querian comer de aquellas sus viandas, trayéndoles carnes de los animales que mataban. Solo uno de los caciques con su gente se reconoció bebia vino y aguardiente cuando le daban, pero los demas nó, pues con un solo vasito pequeño que se les dió, se brindaban muchos unos á otros, mojando el dedo en el aguardiente como quien toma agua bendita, lo tiraban para arriba y despues se metian el dedo en la boca y se daban golpes en los pechos, que era la demostracion que hacian.
Son aficionados con extremo à abalorios y cuentas, y todo género de chucherias y cosa de ropas y lienzos, aunque sean pedacitos, y tambien cascabeles y vasinicas; lo que se reconoció por lo que de todos los dichos gèneros les dió el capitan, para cuyo fin los remitió dicho armador: y en alguna manera les sirvieron de bastante, porque como tienen tanta aficion á cosas de fierro, de las pipas de la aguada que tenian en tierra deshicieron una para aprovecharse de sus arcos de fierro, y habiéndoles regalado abalorios, cascabeles y de todas las demas cosas que llevaron, suspendieron, pues sino, aunque estaban por muy amigos, su mucha aficion les hubiera impedido á no deshacerlas todas, como hubiera sucedido, sino les hubieran regalado con dichas chucherias. No obstante tuvieron por bien devolverlas à bordo de la embarcacion, y quedaron tan agradecidos de estos regalos, que desques se ofrecieron à ayudarles á acarrear la sal al puerto, y ellos tambien regalaban al capitan bastantes mantas y cojinillos pintados, y ofrecian que darian mas si les daban de aquellos juguetes, y encargaron que á otro viage, segun sus señas se comprendia que habian de volver por la primavera, que es la estacion que se reconoce tienen elejida para vivir en aquellos parages les trajesen muchos abalorios, cuentas, cascabeles, medallas y otros miriñaques, espuelas y frenos de fierro, ofrecièndoles que les darian muchas de aquellas