Principios del entrenamiento de la fuerza y del acondicionamiento físico NSCA (Color). G. Gregory HaffЧитать онлайн книгу.
conjuntivo son las fibras de colágeno (de tipo I para el hueso, el tendón y los ligamentos, y de tipo II para el cartílago, figura 5.5). La proteína parental, el procolágeno, es sintetizado y secretado por los fibroblastos, que son las células más habituales en el tejido conjuntivo de animales y que actúan de células madre en la síntesis de la matriz extracelular, además de desempeñar un papel crucial en la curación de heridas. Las moléculas de procolágeno se componen de tres cadenas de proteínas que se enrollan entre sí formando una triple hélice. El procolágeno abandona la célula con extensiones protectoras en sus extremos para prevenir la formación prematura de colágeno. La segmentación de las extensiones por medio de enzimas produce colágeno activo que se alinea con otras moléculas de colágeno formando un filamento largo. La medición de estas enzimas nos permite determinar el metabolismo del colágeno. De hecho, los niveles enzimáticos aumentan como respuesta al entrenamiento, mostrando un incremento neto de la síntesis de colágeno tipo I (125). La disposición paralela de los filamentos constituye un microfibrilla. El colágeno tiene aspecto estriado (a rayas) bajo el microscopio óptico, de forma parecida al músculo esquelético, debido a la alineación ordenada de los espacios comprendidos entre las moléculas de colágeno presentes en una microfibrilla. A medida que el hueso crece, las microfibrillas conforman fibras y estas configuran fascículos. La verdadera fuerza del colágeno procede de los poderosos enlaces químicos (reticulación) que se forman entre sus moléculas adyacentes por medio de fascículos de colágeno. Estos fascículos se agrupan longitudinalmente para formar tendones o ligamentos, o constituyen láminas cuyas capas de tejido se orientan en distintas direcciones, como las presentes en huesos, cartílagos y fascias.
Los tendones y los ligamentos se componen principalmente de un conjunto compacto y en paralelo de fascículos de colágeno. Cuando son maduros, los tendones y ligamentos contienen relativamente pocas células. El reducido número de células metabólicamente activas que presentan determina que las necesidades de oxígeno y nutrientes sean relativamente bajas en estos tejidos. Los ligamentos contienen fibras elásticas (elastina) además de colágeno, puesto que se necesita cierto grado de estiramiento en el ligamento que permita la movilidad normal de las articulaciones. Los tendones y los ligamentos se insertan fuertemente en el hueso y permiten la máxima trasmisión de fuerzas. Los tejidos conjuntivos fibrosos que rodean y separan los distintos niveles de organización del músculo esquelético reciben el nombre de fascias. La fascia presenta para su soporte láminas de tejido fibrocolágeno distribuidas en distintos planos que ofrecen resistencia a las fuerzas procedentes de distintas direcciones. La fascia de los músculos converge cerca del final del músculo para formar un tendón a través del cual se transmite al hueso la fuerza de la contracción muscular. Comparado con el del tejido muscular, el metabolismo del tendón es mucho más lento debido a su escasa vascularización y circulación (92). De hecho, el aumento del riego sanguíneo en el músculo esquelético con el ejercicio no tiene paralelo con la perfusión sanguínea a los tendones (99). Esta vascularidad limitada tiene implicaciones en la regeneración y es la razón por la que los tendones precisan mucho tiempo para curarse tras una lesión.
FIGURA 5.5 Formación de una fibra de colágeno.
El principal estímulo para el crecimiento de tendones, ligamentos y fascia son los daños causados por fuerzas mecánicas generadas durante un ejercicio de alta intensidad. El grado de adaptación del tejido parece ser proporcional a la intensidad del ejercicio (99). El ejercicio anaeróbico constante que supera el umbral de tensión continuada tiene un efecto positivo y estimula cambios en el tejido conjuntivo (92).
Los datos empíricos sugieren que los tejidos conjuntivos deben aumentar su capacidad funcional en respuesta al aumento de la fuerza e hipertrofia musculares. Los puntos donde los tejidos conjuntivos aumentan la fuerza y la capacidad para soportar cargas son:
•Las uniones entre el tendón (y ligamento) y la superficie ósea.
•En el interior del cuerpo del tendón o ligamento.
•En la red fascial presente en el interior del músculo esquelético (99).
A medida que los músculos adquieren más fuerza, tiran más de sus inserciones en el hueso y causan un aumento de la masa ósea en la unión osteotendinosa y a lo largo de la línea sobre la cual se distribuyen las fuerzas.
El entrenamiento anaeróbico de alta intensidad provoca el crecimiento del tejido conjuntivo y otros cambios estructurales que mejoran la transmisión de fuerzas. Cambios específicos en el tendón que contribuyen a su incremento de fuerza y tamaño son los siguientes:
•Aumento del diámetro de las fibrillas de colágeno.
•Un mayor número de enlaces covalentes cruzados dentro de la fibra hipertrofiada.
•Un aumento del número de fibrillas de colágeno.
•Un aumento de la densidad de fibrillas de colágeno.
Colectivamente, estas adaptaciones aumentan la capacidad del tendón para soportar mayores fuerzas de estiramiento (143).
La hipertrofia muscular en animales se relaciona con un aumento del número y tamaño de los fibroblastos, con lo cual el aporte total de colágeno es mayor. La activación de fibroblastos y el crecimiento subsiguiente de la malla de tejido conjuntivo son requisitos para la hipertrofia del músculo activo (142). Esto tal vez explique por qué las biopsias de atletas entrenados han mostrado que el músculo hipertrofiado contiene en total más colágeno que el de personas no entrenadas, si bien dicho contenido se mantiene proporcional a la masa de músculo existente (143). Estudios recientes revelan que la rigidez del tendón (transmisión de fuerza por unidad de tensión, o elongación del tendón) aumenta como resultado del entrenamiento resistido (123). De hecho, Kubo (121) documentó un incremento del 15-19% en la rigidez del tendón de Aquiles tras ocho semanas de entrenamiento resistido. La intensidad del ejercicio es crítica, dado que las grandes cargas (80% de 1RM) aumentan la rigidez del tendón, mientras que las cargas ligeras no lo hacen (20% de 1RM) (122).
¿Cómo pueden los atletas estimular las adaptaciones del tejido conjuntivo?
Tendones, ligamentos y fascias
•Las adaptaciones crónicas de tendones, ligamentos y fascias se estimulan con patrones de carga progresiva de alta intensidad mediante resistencias externas.
•Se deben usar cargas de alta intensidad, dado que las intensidades bajas a moderadas no cambian acusadamente el contenido de colágeno del tejido conjuntivo.
•Se deben ejercer fuerzas en todo el arco de movilidad de una articulación y, siempre que sea posible, se deben usar ejercicios poliarticulares.
Cartílago
•Se considera que el ejercicio anaeróbico de intensidad moderada es adecuado para incrementar el grosor del cartílago. El ejercicio agotador no parece causar ninguna artropatía degenerativa cuando se aplica apropiadamente una sobrecarga progresiva.
•La viabilidad del tejido se mantiene practicando diversas modalidades de ejercicio y garantizando que la carga se aplique en todo el arco de movilidad.
Adaptaciones del cartílago al entrenamiento anaeróbico
El cartílago es un tejido conjuntivo capaz de soportar considerable fuerza sin sufrir daños en su estructura. Las principales funciones del cartílago son:
•Aportar tersura a las superficies de los huesos que forman la articulación.
•Actuar de amortiguador frente a fuerzas que inciden en la articulación.
•Colaborar en la inserción del tejido conjuntivo en el esqueleto.
Un rasgo único del cartílago es que carece de riego sanguíneo propio y depende del líquido sinovial