E-Pack HQN Sherryl Woods 1. Sherryl WoodsЧитать онлайн книгу.
Se había quedado sorprendido cuando habían llamado y habían insistido en que se vieran para desayunar, pero una vez que había llegado a Sally’s había adivinado lo que pretendían. Tal vez sus amigos iban con buena intención, pero él estaba decidido a no animarlos.
–Claro que era Jess. Seguro que la están interrogando en el hotel, pero su familia tiene mucha más experiencia en esto que nosotros. Seguro que ellos sí que están obteniendo respuestas.
Will se rio.
–Lo cual sería un buen indicador de que ya es hora de que vosotros vayáis dejándolo.
Jake sacudió la cabeza.
–Vamos, hombre. ¿Jess y tú? No puedes hablar en serio.
Sé que llevas siglos colado por ella, pero creía que solo la añorarías en la distancia y que saldrías con alguien más apropiado.
–Jess no tiene nada de inapropiado –respondió indignado.
–No ha tenido un novio formal en todos los años que la conozco –le recordó Jake–. Tú eres Mister Formalidad.
La expresión de Will ensombreció de inmediato.
–Ella dijo lo mismo. Al parecer, tampoco se le ocurrió que, tal vez, había estado eligiendo a los hombres equivocados.
–¿Y tú vas a triunfar donde otros han fracasado?
–Creo que sí. Ahora, tal vez deberíais dejar el tema antes de que me enfade. Eres parte de la familia O’Brien, Jake. Y Mack, tú acabarás siéndolo cualquier día de estos si Susie y tú alguna vez empezáis a ser sinceros el uno con el otro. Deberías estar del lado de Jess, no hundiéndola.
Jake parecía ofendido.
–No estoy hundiéndola, solo estoy siendo realista. Esa mujer tiene algunos problemas.
–Si estás refiriéndote al síndrome de déficit de atención, no es una enfermedad contagiosa, Jake. Empecemos a mostrar un poco de sensatez en todo esto.
–Lo siento. No pretendía ser así. Me cae bien Jess, me preocupo por ella. Tú eres un tipo serio y formal, de los que solo están con una mujer. Jess… bueno… siempre ha tendido a… jugar.
–¿Como Mack? Si él puede cambiar, y los dos sabemos que ha cambiado, ¿por qué no puede cambiar Jess?
Jake sacudió la cabeza, preocupado.
–No lo entiendo.
–Bueno, por suerte, no eres tú el que tiene que entenderlo. Nadie entiende la situación mejor que yo.
Mack suspiró.
–Está diciéndonos que no nos metamos y tal vez deberíamos escucharlo.
Will le sonrió.
–Exacto. Gracias. Ahora necesito trabajar un poco antes de ir a recoger a Jess para nuestra cita de esta tarde.
–Entonces, ¿no vas a echarte atrás? –le preguntó Jake.
–No.
–De acuerdo. Bueno, tengo que irme a hacer un trabajo de paisajismo. Mack, ¿qué haces tú hoy?
–Susie quiere que vayamos a ver unas tiendas. Dice que nunca es demasiado pronto para hacer las compras de Navidad.
Will se rio.
–De eso nunca ha habido duda, pero llevar a Susie de compras es una clara señal de que estás cayendo, amigo mío. Venga, déjate de tonterías y pídele que se case contigo.
–Ni siquiera hemos tenido una cita. No le pides que se case contigo a una mujer con la que no has salido nunca. Se reiría de mí.
–¿Cuánto tiempo vas a seguir intentando hacerte creer esa historia? Porque ninguno nos la creemos y estoy seguro de que Susie tampoco. Si no haces algo, uno de estos días va a encontrar a un hombre que salga con ella oficialmente, se case con ella y tenga hijos con ella. ¿Es eso lo que quieres?
Mack pareció enfermar ante esas palabras.
–Claro que no, pero…
–No hay más excusas –dijo Will bruscamente–. No la pierdas. Te dolerá intentarlo y perder, pero si no lo intentas nunca y pierdes de todos modos, lo lamentarás el resto de tu vida.
–¿Por eso, por fin, tú vas a dar el paso con Jess? ¿Para no tener que lamentar nada?
–Algo parecido. Para serte sincero, he estado muy cerca de rendirme sin haberlo intentado, pero las circunstancias han cambiado.
–Está hablando del famoso beso en el Brady’s –dijo Jake.
Will sonrió ante el recuerdo.
–Sí. De eso y de unas cuantas cosas que han pasado desde entonces. Me he sentido animado.
Mack parecía desconsolado.
–Ojalá Susie me diera alguna señal de que está lista para que cambien las cosas.
Will puso los ojos en blanco.
–A diferencia de Jess y de mí, Susie se pasa a tu lado cada segundo que tiene. ¿Necesitas una invitación grabada para meterte en su cama?
Jake se rio.
–¡Como que eso iba a pasar! Es una O’Brien. Les gusta que sus hombres las cortejen.
–A todas las mujeres les gusta –dijo Will–. Les gusta sentirse como si estuvieran caminando por las nubes, por lo que he oído últimamente. Y para eso hacen falta flores y dulces. Si descubro el modo, os pasaré el truco.
–Date prisa –le suplicó Mack–. Todo esto del celibato… No estoy hecho para ello. La única cosa que me ha impedido irme con otra mujer ha sido saber que Susie está esperando a que yo lo estropee. Dudo que crea nunca que he dejado de ser ese mujeriego que le pisaría el corazón. Por desgracia, esa reputación que tengo parece grabada en piedra… o en su corazón.
Will le apretó el hombro.
–Creo que te sorprenderías si tuvieras las agallas de dar el paso.
Mack seguía sin parecer muy convencido. Will no sabía lo que haría falta para unirlos, pero esperaba que no tardaran tanto como para que alguno de los dos acabara con el corazón roto antes de, siquiera, haber empezado.
Capítulo 14
Connie miró por la ventana de su despacho y vio el coche de Thomas entrando en el aparcamiento. Se le aceleró el corazón y no podía dejar de mirar mientras salía del coche y se dirigía hacia ella con lo que parecían dos cafés y una bolsa de Sally’s.
Miró hacia el despacho de Jake lamentando que no se hubiera marchado ya a trabajar en un jardín. Que Thomas se presentara allí una vez ya había sido lo suficientemente incómodo y tenerlo de vuelta tan pronto despertaría las sospechas de Jake. No estaba preparada para enfrentarse a las preocupaciones de su hermano que, sin duda, surgirían una vez se enterara del motivo por el que Thomas pasaba por allí con tanta frecuencia.
Tal vez podría evitar que los dos se cruzaran, pensó mientras se levantaba y corría afuera. Alcanzó a Thomas a pocos metros de la puerta.
–Buenos días –dijo alegremente y en voz alta por si su hermano estaba escuchando–: No esperaba verte hoy.
–Aunque estoy un poco desentrenado, he pensado que a las mujeres les gustan las sorpresas. He comprado café y croissant. Se me ha ocurrido que podríamos desayunar juntos, si tienes tiempo.
–Desayuné hace horas, tengo esa costumbre –y al ver ese brillo de decepción en su mirada, Connie añadió–: Pero estoy lista para tomarme un descanso. ¿Vamos a dar un paseo?
–¿No estarás intentando tenerme alejado de Jake, verdad? –le preguntó divertido.
–Sí –admitió–.