Álvaro d'Ors. Gabriel Pérez GómezЧитать онлайн книгу.
Juan TORROBA GÓMEZ-ACEBO, “Años de estudiante de Álvaro d’Ors”, cit., p. 22-23.
[68] Veladas imaginarias, cit. En el mismo sentido, Julio CARO BAROJA, Los Baroja (Memorias familiares), cit., p. 152, añade: «Los domingos celebraba un rito especial. Consistía este en ir en un tranvía o el metro a los Cuatro Caminos, salir por allí a Peña Grande y meterse en El Pardo, por una parte que quedaba sin tapia. Al pie de una encina, frente a la sierra, don Martín Navarro desplegaba su manta, sacaba un almuerzo frugal y peroraba o dialogaba socráticamente con algunos alumnos». Navarro Flores murió en el exilio mejicano.
[69] Se trata del padre del político Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón.
[70] «El cuerpo docente del Instituto-Escuela se estructuraba en tres niveles: Maestras de primera enseñanza. María de Maeztu, María Goyri, Juana Moreno, Teresa Recas, María Rodríguez, Amalia Lafuente, Teresa Olivé y Pepita Castán. Profesorado de clases especiales (Idiomas, Trabajos manuales y Música). Odette Boudes, Jacinto Alcántara, Francisco Benítez, Lorenzo Gascón, Roselló, Rafael Benedito, Srta. Mayor, Hnas. Quiroga. Doce catedráticos de enseñanza media: Francisco Barnés Salinas, Julio Carretero, Miguel Catalán Sañudo, Luis Crespí, Samuel Gili y Gaya, Federico Gómez Llueca, Miguel Herrero García, Andrés León Maroto, Antonio Marín, Martín Navarro Flores, José Sánchez Pérez y José Vallejo Sánchez». Germán SOMOLINOS, «El Instituto-Escuela». Boletín de la Corporación de Antiguos Alumnos de la Institución Libre de Enseñanza, del Instituto-Escuela y de la Residencia de Madrid; Grupo de México. Circular nº 37; 7 de junio de 1961.
[71] Catalipómenos, cit. A este mismo compañero se refiere también Julio CARO BAROJA, Los Baroja (Memorias familiares), cit., p. 146: «Había un niño (...) muy grande, gordo y como adormilado (...) Le iba a buscar una doncella o ama, muy alhajada, como las ‘añas’ de Bilbao, que llevaba un termo de café con leche para que el pobre ángel merendara a su hora. El espectáculo del niño con su ama y su termo excitaba la risa y la broma de los otros. Así, durante años se le conoció con el apodo de ‘Pepito Biberón’».
[72] C. P., p. 187s. [la anotación es del lunes 7-IX-1936]. La referencia al «diario de Kostia Riatzef» alude a la obra de N. OGNEV que posiblemente Álvaro d’Ors conociera en su versión francesa: Journal de Kostia Riabtzev, trad. d’aprés l’originale et adapté par H. Pernot, Calmann-Lévy, París, 1928. El original, en ruso, vio la luz en Moscú un año antes.
[73] Julio Caro Baroja, Los Baroja (Memorias familiares), cit., p. 170.
[74] Autoscopia, cit. Por lo que se refiere a la presencia de Maruchi Fresno en el grupo citado, conviene aclarar que no era propiamente alumna del Instituto-Escuela, sino hermana de un compañero de curso, de apellido Gómez Pamo, hijos del caricaturista y actor Fernando Gómez del Fresno, “Fresno”. Ella tomaría el segundo apellido de su padre como nombre artístico para su carrera de actriz de cine y teatro. Se licenció en Ciencias Químicas en 1939, si bien cinco años antes ya había comenzado a trabajar como actriz. A lo largo de su vida profesional intervino en más de 40 filmes.
[75] Julio CARO BAROJA, Los Baroja (Memorias familiares), cit. p., 170.
[76] Por ejemplo, un ensalmo de Marcelo Empírico contra la amigdalitis: «Albula glandula/ nec doleas nec noceas/ nec paniculas facias/ sed liquescas tamquam salis in aqua», o este otro de Vegecio Renato, contra la hemorragia de las bestias: «Focus alget, aqua sitit, cibaria esurit/ mula parit, tasca masce, venas omenes». Recogidos en Veladas imaginarias, cit. Sobre los ensalmos volvería a escribir en más ocasiones. Por ejemplo: El uso de ensalmos de la vieja curandería pertenece al mismo ámbito que la confianza irracional en la manipulación inexplicable del científico moderno. El hombre de fe que cura en nombre de Dios es un taumaturgo, pero el que aparece curando por la virtud de sus propias manipulaciones secretas es un mago. “Correo académico”, El Faro de Motril. 21-VII-1970, p. 9.
[77] Homenaje a Julio Caro Baroja, Centro de Investigaciones Sociológicas, Madrid, 1978. En la dedicatoria de su artículo, en una nota inicial, Álvaro d’Ors dice que hace medio siglo, cuando Julio Caro Baroja y yo íbamos por los primeros cursos del bachillerato, en el Instituto Escuela, de Madrid, él era ya un sabio del mismo fuste y facha que hoy. Luego, en los años de Universidad, su erudición me animó a estudiar las incantationes de la curandería romana, para las que él me ofrecía material comparativo, sobre todo vasco. No sin emoción vengo a ofrecerle hoy una contribución de homenaje que recuerda aquellos temas de nuestras conversaciones juveniles. p. 815.
[78] Vid. infra lo relativo a la concesión de este premio bajo el epígrafe “Magnanimidad”.
[79] Julio CARO BAROJA, Los Baroja (Memorias familiares), cit., p. 157.
[80] Francisco Barnés Salinas estaba casado con Dorotea González de la Calle, hermana del que sería profesor de latín de Álvaro en la Universidad, Pedro Urbano González de la Calle. Francisco Barnés se exilió a México, donde murió en 1947.
[81] Cristóbal ROBLES MUÑOZ, La Santa Sede y la II República (1934-1939). Paz o victoria. Acci, Madrid, 2016, 2ª ed., p. 274. Vid. también Francisco MARTÍ GILABERT, Política religiosa de la Segunda República Española, Eunsa, Pamplona, 1998.
[82] Por las cartas que le escribe a su amigo se puede ver cómo la religión forma parte muy importante de sus charlas. En estas cartas de Barnés a d’Ors hay referencias a conversaciones previas sobre este asunto.
[83] La historia —novelada y sin mencionar el nombre auténtico del protagonista— la relata Pío BAROJA en Aquí París, Caro Raggio, Madrid, 1998 y Miserias de la guerra, Caro Raggio, Madrid, 2006. Don Pío conocía al personaje a través de su sobrino Julio Caro. Por otra parte, Barnés se entrevistó con el novelista en París, poco antes de regresar a España para incorporarse a las filas del Ejército Republicano. La entrevista se celebró en la sede del Colegio de España, donde don Pío se encontraba temporalmente refugiado. Barnés acudió en compañía del que sería su cuñado, un hijo de José Giral. También Caro Baroja cuenta los mismos hechos porque se los relató una compañera de la Facultad de Filosofía en San Sebastián (posiblemente Carmen García Parra) nada más terminar la guerra. Según la versión de don Julio, el asesinato de su amigo pudo deberse a cuestiones no políticas: «Tenía su cadáver dos tiros que le habían dado, traicioneramente, por la espalda, algunos soldados de sus mismas filas que le eran hostiles por rivalidades monstruosas: le consideraban ‘señorito’, joven, guapo, con éxito entre las mujeres, etc. Y esto fue bastante para que segaran su vida». Los Baroja (Memorias familiares), cit., p. 310. En un cuaderno titulado Memoranda familiae, en el que Álvaro d’Ors recoge casi todos los acontecimientos importantes de su familia desde 1853 (fecha del nacimiento de su abuelo Álvaro Pérez), en la hoja correspondiente a 1937 puede leerse: 22/6. Muere en el frente rojo mi amigo Juan Barnés. Enterrado en el Cementerio del Este. Zona 7, nº 283, fila 3ª.
[84] «Escribo desde la infancia. Ya en el Bachillerato fundé una revista