Lo mejor de Dostoyevski. Fiódor DostoyevskiЧитать онлайн книгу.
Yo hubiera guardado el secreto y no la hubiera martirizado aquí y en este momento con mi egoísmo. Pero es que no he podido aguantar más; usted misma empezó a hablar de esto, usted misma ha tenido la culpa, toda la culpa, y no yo. Usted no puede alejarme de su lado…
¡Pero claro que no, no señor, yo no le alejo de mi lado! dijo Nastenka, ocultando, la pobre, su confusión como mejor pudo.
¿No me aleja usted? Pues entonces yo mismo me voy. Me voy, sólo que antes le contaré a usted todo, porque cuando usted hablaba hace un momento no podía quedarme quieto en mi asiento; cuando usted lloraba, cuando usted sufría porque… (voy a decirlo tal como es, Nastenka), porque es usted desdeñada, porque su amor no es correspondido, ¡yo sentía, por mi parte, tanto amor por usted, tanto amor! Y me daba tanta pena no poder ayudarla con ese amor… que se me partía el alma y… ¡y no pude callar y tuve que hablar, Nastenka, tuve que hablar!…
¡Sí, sí! ¡Hábleme, hábleme así! dijo Nastenka con un gesto delicado . Quizá le parezca extraño que se lo diga, pero… ¡hable! ¡Ya le diré más tarde! ¡Ya le contaré todo!
¡Me tiene usted lástima, Nastenka, sólo lástima, amiga mía! A lo hecho, pecho. Agua pasada… ¿no es verdad? Bueno, ahora lo sabe usted todo. Algo es algo. ¡Muy bien! ¡Todo está ahora bien! Ahora escuche. Cuando estaba usted ahí sentada llorando, yo pensé para mis adentros (¡ay, déjeme decir lo que pensé!) pensé que (claro que esto, Nastenka, es imposible)… pensé que usted… pensé que usted, no sé cómo…, bueno, por algún extraño motivo ya había dejado de quererle. Entonces y yo ya pensaba esto, Nastenka, ayer y anteayer , entonces yo hubiera hecho de modo… hubiera hecho sin duda de modo que usted me hubiera ido tomando cariño, porque usted misma dijo, usted misma afirmó, Nastenka, que ya casi me quería. Ahora, ¿qué más? Bueno, esto es casi todo lo que quería decir: sólo queda por decir lo que pasaría si usted me tomara cariño, nada más. Escuche, amiga mía (porque de todos modos es usted mi amiga), yo, por supuesto, soy un hombre sencillo, pobre, muy poca cosa, pero no importa (estoy tan confuso, Nastenka, que no doy pie con bola); sólo sé que la querría de tal manera… de tal manera la querría, que si usted siguiera queriéndole a él, si siguiera queriendo a ese hombre para mí desconocido, vería usted que mi amor no sería para usted una carga. Usted sólo notaría… sólo sentiría a cada instante que junto a usted latía un corazón honrado, honrado, un corazón ardiente, que para usted… ¡Ay, Nastenka, Nastenka! ¿Qué ha hecho usted conmigo?
No llore, no quiero que llore dijo Nastenka levantándose rápidamente del banco . Vamos, levántese, venga conmigo. No llore más, no llore siguió diciendo mientras me enjugaba las lágrimas con su pañuelo . Bueno, vamos; puede que le diga algo… Sí, si ahora él me abandona, si me olvida, aunque yo todavía le quiero (no me propongo engañarle a usted)… Pero escuche y contésteme. Si yo, por ejemplo, le tomara cariño a usted, es decir, si yo… ¡Ay, amigo mío, amigo mío! ¡Cómo me doy plena cuenta ahora de que le ofendí cuando me reí de su amor, cuando le elogiaba Por no haberse enamorado de mí … ! ¡Ay Dios! ¿Pero cómo no preví esto? ¿Cómo no lo preví? ¿Cómo pude ser tan tonta? pero, en fin, estoy decidida. Voy a contarle todo…
Mire, Nastenka, ¿sabe lo que voy a hacer? Me alejo de usted. Sí, eso, me voy de su lado. No hago más que martirizarla. Ahora le remuerde la conciencia porque se rió usted de mí, y no quiero… eso, no quiero que, junto a la pena que siente…, yo, por supuesto, tengo la culpa, Nastenka, pero… ¡adiós!
Deténgase y escúcheme. ¿Es que no puede esperar?
¿Esperar qué?
Yo le quiero a él, pero esto pasará, esto tiene que pasar. Es imposible que no pase, está pasando ya, lo siento… ¿Quién sabe? Quizá termine hoy mismo, porque le odio, porque se ha reído de mí, mientras que usted ha llorado aquí conmigo, porque usted no me hubiera repudiado como él lo ha hecho, porque usted me quiere y él no, porque, en suma, yo le quiero a usted… ¡Sí, le quiero! Le quiero como usted me quiere a mí; y, a decir verdad, yo misma se lo he dicho antes, usted mismo lo oyó. Le quiero porque es usted mejor que él, porque es usted más noble que él, porque, porque él…
La emoción de la pobre muchacha era tan fuerte que no terminó la frase; puso la cabeza en mi hombro, luego en mi pecho y rompió a llorar amargamente. Traté de consolarla, de convencerla, pero no cesaba en su llanto; sólo me apretaba la mano y decía entre sollozos: «¡Espere, espere, que acabo en seguida! Quiero decirle… no piense usted que estas lágrimas… esto no es más que debilidad; espere a que pase … » Por fin se serenó, se enjugó las lágrimas y proseguimos nuestro paseo. Yo hubiera querido hablar, pero ella siguió diciéndome que esperara. Guardamos silencio … Al fin, sacó fuerzas de flaqueza y rompió a hablar …
Mire empezó a decir con voz débil y trémula, pero en la que de pronto empezó a vibrar algo que entró en mi corazón y lo llenó de dulce alegría , no me crea usted liviana e inconstante. No piense que soy capaz de cambiar y olvidar tan ligera y rápidamente… Le he querido a él un año entero y juro por lo más sagrado que nunca, nunca le he faltado, ni con el pensamiento siquiera. Él ha desdeñado esto y se ha reído de mí ¡qué se le va a hacer! Me ha agraviado y me ha lastimado el corazón. No… no le quiero, porque sólo puedo querer lo que es generoso, lo que es comprensivo, lo que es noble porque yo soy así y él es indigno de mí bueno, ¿qué se le va a hacer? Mejor es que haya obrado así ahora y no que más tarde me hubiera enterado con desengaño de cómo es… Bien, ¡pelillos a la mar! Pero ¿quién sabe, mi buen amigo? prosiguió, apretándome la mano . ¿Quién sabe si quizá todo el amor mío no fue más que un engaño de los sentidos, de la fantasía? ¿Quién sabe si no empezó como una travesura, como una chiquillada, por hallarme bajo la vigilancia de la abuela? Quizá debiera amar a otro, y no a él, no a un hombre como él, sino a otro que me tuviera lástima y… Pero dejemos esto, dejémoslo interpuso Nastenka, a quien ahogaba la agitación , sólo quería decirle… quería decirle que sí, a pesar de que le quiero a él (no, que le quería), si, a pesar de eso, dice usted todavía…, si siente usted que su cariño es tan grande que puede con el tiempo reemplazar al anterior en mi corazón… si de veras se compadece usted de mí, si no quiere dejarme sola en mi desgracia, sin consuelo, sin esperanza, si promete amarme siempre como ahora me ama, en ese caso le juro que la gratitud …. que mi cariño acabará siendo digno del suyo… ¿me cogerá usted de la mano ahora?
Nastenka grité ahogado por los sollozos . ¡Nastenka, oh, Nastenka!
¡Bueno, basta, basta! ¡Bueno, basta ya de veras! dijo, haciendo un esfuerzo para calmarse . Ahora ya está todo dicho, ¿verdad? ¿No es así? Usted es feliz y yo soy feliz. No se hable más del asunto. Espere, no me apure… ¡Hable de otra cosa, por amor de Dios!…
¡Sí, Nastenka, sí! Con eso basta, ahora soy feliz… Bueno, Nastenka, bueno, hablemos de otra cosa. ¡A ver, a ver, de otra cosa! Sí, estoy dispuesto…
No sabíamos de qué hablar, reíamos, llorábamos, decíamos mil palabras sin ton ni son. Marchábamos por la acera y de repente volvíamos sobre nuestros pasos y cruzábamos la calle. Luego nos parábamos y volvíamos al muelle. Parecíamos chiquillos…
Ahora vivo solo, Nastenka decía yo , pero mañana… Ya sabe usted, Nastenka, que, por supuesto, soy pobre. En total, no tengo más que 1.200 rublos, pero eso no importa…
Claro que no. Además la abuela tiene una pensión y no será una carga. Tenemos que llevarnos a la abuela.
Desde luego hay que llevarse a la abuela… Ahora bien, también está Matryona…
¡Ah, sí, y nosotras tenemos a Fyokla!
Matryona es buena, pero tiene un defecto. Carece de imaginación, Nastenka, carece por completo de imaginación. Pero eso no tiene importancia.
Ninguna. Pueden vivir juntas. Entonces se muda usted a nuestra casa.
¿Cómo? ¿A casa de ustedes? Muy bien, estoy dispuesto.
Sí,